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domingo, 3 de septiembre de 2017

Durante un verano de crisis, Trump se irrita con las críticas y los nuevos controles

Philip Rucker y Ashley Parker. The Washington Post

El Presidente Trump pasó los últimos días de agosto realizando debidamente su trabajo. Tendía a la recuperación masiva del huracán Harvey. Él golpeó el camino para vender su plan de recorte de impuestos. Y convocó a reuniones de política sobre el presupuesto federal y la amenaza nuclear de Corea del norte.

Detrás de las escenas durante un verano de crisis, sin embargo, Trump parece añorar los tiempos cuando la Oficina Oval era un animado centro de visitantes y chismes, que él presidía como empresario. Echa pestes de no conseguir de los medios el crédito que piensa se merece, o la lealtad que dice deber de los compañeros líderes republicanos. Se jacta sobre su Presidencia en términos superlativos, pero confidentes en privado se quejan acerca de sus repentinos estados de ánimo oscuros.

Y algunos de los amigos de Trump temen que el mal humorado Presidente esté en curso de una inevitable colisión con el jefe del gabinete de la Casa Blanca, John F. Kelly.

Trump se irrita con algunas de las medidas del general retirado de los Cuerpos de Marines para restringir el acceso a él desde, que asumió el trabajo hace casi un mes, dijeron varias personas cercanas al Presidente. Esas medidas van en contra del amor de Trump hacia la espontaneidad y la impetuosidad, lo que provocó algunos leales a Trump burlonamente denominen a Kelly como "la señora de la iglesia" (the Church lady) porque lo consideran estricta y moralmente superior.

"Él está teniendo un momento muy difícil", dijo del presidente un amigo que habló con Trump esta semana. “A él no le gusta el modo en que los medios le tratan. No le gusta como Kelly le trata. Él está atacando a personas muy próximas a él”.

Ayudantes dicen que Trump admira las credenciales de Kelly, respeta sus habilidades de liderazgo y gestión y le alaba a menudo, tanto en eventos públicos como en reuniones privadas. En un discurso sobre política fiscal el miércoles en Missouri, Trump destacó trabajo de Kelly para disminuir el número de los que cruzan ilegalmente la frontera cuando era secretario de seguridad nacional.

No obstante, personas próximas al presidente dijeron que está hirviendo de descontento sobre lo que considera una deslealtad personal del Director del Consejo de Economía Nacional Gary Cohn, quien criticó las respuestas de Trump sobre una mortal manifestación de supremacistas blancos en Charlottesville el 12 de agosto. También se ha incrementado su frustración con el Secretario de Estado Rex Tillerson que ha chocado con el Presidente en cuestiones como los niveles de las tropas en Afganistán, el bloqueo de Qatar y la política en Cuba.

Este retrato de Trump, entrando en lo que podría ser su mes más transcendental en el cargo, se basa en entrevistas a 15 altos funcionarios de la casa blanca, asesores y amigos del Presidente, muchos de los cuales hablaron a condición del anonimato para ser sincero.

En septiembre, Trump se enfrentará a los plazos para elevar el techo de la deuda federal y pasar de una cuenta del gasto posiblemente vinculada a su promesa de campaña para construir un muro a lo largo de la frontera México-Estados Unidos; hacer su primer gran impulso para las reducciones de impuestos; y revisar una recuperación de desastre potencialmente histórico en Texas y Luisiana.

Si los 75 minutos de actuación de Trump en la concentración del 22 de agosto sirvió como un testimonio público de su ira sobre el Congreso y los medios de comunicación, él tan bien está agitando privadamente sobre otras preocupaciones.
Trump arremetió contra George Gigicos, uno de sus funcionarios de campaña original, por lo que el Presidente consideraba poco favorables ángulos de cámara de televisión en el rally de Phoenix, que el Bloomberg News reportó primero. El presidente también estaba afligido por un reporte del New York Times que fue publicado unas horas antes del evento documentando la confusión entre él y el líder de la mayoría del Senado, Mitch McConnell (R-KY.).

Trump estaba especialmente enojado por algo que conoció durante su parada temprano en el día, para una visita a la frontera en Yuma, Arizona, según dijeron varios de sus colaboradores.

Un grupo de agentes de la patrulla fronteriza que le habían endosado y convertidos en aliados de la campaña electoral inicialmente habían sido bloqueados por la administración de Trump para su asistencia. Aunque a los agentes finalmente se les permitió en el evento, el Presidente hizo que su descontento sobre el trato que se les diera fuera conocido por Kelly, dijeron conocedores del incidente. Dos de esas personas dijeron que Trump levantó su voz con su jefe de gabinete, quien había faltado tratando de restringir a amigos de tener acceso directo con él.

Esa noche en Phoenix, Trump intentó llamar a Kelly en el escenario. “¿Dónde está John?" preguntó. “¿Dónde está él? ¿Dónde está General Kelly? Lo saque de aquí. Él es grande. Él está haciendo un gran trabajo".

Kelly no se unió a su jefe delante de la muchedumbre.

"No es inusual para para los empleados oírle fanfarronear acerca de las cosas," dijo Barry Bennett, un ex asesor de la campaña. "Eso no significa que sea real. Había gente en el personal de campaña que dijo que despediría una docena de veces, pero nunca lo hizo. Se trataba de sólo de ladridos. Y algunas personas no saben la diferencia entre el ladrido y la mordida”.

Kelly tomó el trabajo con la meta expresa de implementar un orden estricto en un Ala Oeste que se había convertido en un tumulto de alboroto, luchas internas y perjudiciales filtraciones a los medios de comunicación.

Los amigos acostumbraban llamar a la Casa Blanca y conectarse directamente con Trump; ahora las llamadas se encauzan a través de Kelly y no siempre se hacen llegar al Presidente. Los amigos solían pasar por el Ala Oeste para matar el tiempo, vagando a la Oficina Oval para saludar; ahora ellos deben tener una cita oficial ─ y una razón clara ─ para la visita.

Los cambios han sido bien recibidos por altos funcionarios de la administración, que dicen que el tiempo del Presidente es demasiado valioso para ser desperdiciado con cháchara y paniaguados.

Pero Trump desafía a veces — y aún resiente ─ a la nueva estructura. Ha sido especialmente sensible a la forma que la rígida estructura de Kelly es presentada en los medios y se esfuerza para desengañar a la gente de la noción de que él está siendo dirigido. El presidente continúa llamando a amigos de negocios y asesores externos, incluyendo al ex estratega jefe Stephen K. Bannon, desde su teléfono personal cuando Kelly no está alrededor, dijeron personas con conocimientos de las llamadas.

“Donald Trump se resiste a ser manejado", dijo Roger Stone, un ex asesor de Trump y confidente desde hace mucho tiempo. “Nadie le dice a él a quien ver, a quien escuchar, qué leer, qué puede decir”. Stone añadió, “El General Kelly intenta tratar al presidente como a un hongo. Manteniéndole en la oscuridad y alimentándole con m.... no va a funcionar. Donald Trump es un espíritu libre”.

Kelly le ha dicho a colegas que no tiene la intención de controlar lo que Trump diga o tuitee. Aunque ha tratado de manejar la información que recibe el presidente. Kelly reconoce que hay límites en lo que pueda hacer, de acuerdo con funcionarios de la Casa Blanca.

“El presidente puede encender la televisión, el presidente puede llamar gente y el presidente puede leer los periódicos”, dijo un republicano cercano a la Casa Blanca quien añadió que la responsabilidad recae en Trump, no en su personal, para controlar sus impulsos.

Trump ha descartado algunas de las figuras más controvertidas de su administración este verano. Por ejemplo, el despido del Director de Comunicaciones Anthony Scaramucci después de tan solo 10 días ganándose el flamante ayudante el apodo de "el bombardero suicida" en el Ala Oeste por haber hecho caer con él al jefe del gabinete Reince Priebus y al secretario de prensa Sean Spicer. Trump se apartó también de Bannon, quien a menudo canalizó los instintos nacionalistas del Presidente.

Más cambios pueden estar en marcha bajo Kelly, quien continúa su revisión personal y se dice que está apuntando a ayudantes sin claras carpetas de responsabilidad.

Sobre Tillerson, Trump ha llegado a ver su elevado enfoque diplomático de los asuntos mundiales como "totalmente de la clase política (establishment)", en palabras de un asociado de Trump. Varias personas cercanas a Trump, dijeron que sería una sorpresa si Tillerson permanece en su puesto por más de un año que se cumple en enero. Ellos dejaron entrever que su salida puede venir mucho antes, con uno que la describió como "inminente”.

Y dicen algunos que han visto recientemente Tillerson el ex ejecutivo de ExxonMobil ─ no acostumbrado a tomar órdenes de un superior, ni mucho menos de uno tan caprichoso como Trump ─ también parece estar dispuesto a poner fin a su mandato en el Departamento de Estado. Él se ha quejado en privado a Kelly sobre las recientes controversias de Trump, dijeron dos personas familiarizadas con la relación de ellos.

Otros, sin embargo, advierten que Tillerson permanece completamente enredado en la administración. Luego de almorzar con el Presidente el lunes, Tillerson se sentó en la primera fila de la Conferencia de prensa conjunta de Trump con el Presidente de Finlandia y fue un miembro clave los debates del Gabinete que se centraron sobre el manejo del huracán Harvey.

La Secretaria de Prensa de la Casa Blanca Sarah Huckabee Sanders les dijo a los reporteros el miércoles que Trump confiaba “absolutamente” en Tillerson.

Tillerson ganó titulares durante el fin de semana cuando le preguntaron en "Fox News Sunday", si, en el contexto de Charlottesville, Trump habla de valores estadounidenses. "El Presidente habla por sí mismo", dijo Tillerson a Chris Wallace.

Muchos iniciados de Trump fueron horrorizados por la aparente denuncia del Presidente por el diplomático, pero varios funcionarios de la Casa Blanca dijeron que la frustración de Trump con Tillerson había sido sobre políticas específicas. La entrevista de Fox no incomodó a Trump, dijo un funcionario, a pesar de que el Presidente estaba molesto por el regaño que Cohn hiciera de él en el Financial Times.

Trump estaba especialmente molesto que Cohn fuera público con sus quejas sobre el manejo del Presidente de Charlottesville, incluso después de que Trump escuchó la salida de Cohn durante una reunión privada el 18 de agosto en Bedminster, Nueva Jersey.

El Presidente la semana pasada ha estado reservadamente molesto sobre Cohn, pero se ha resistido a despedirlo en parte porque ha sido la cara, junto con el Secretario del tesoro Steven Mnuchin, de la estrategia de reducción de impuestos de la administración.

Sin embargo, Trump tiene otras maneras de despreciar a Cohn. El asesor económico viajó con Trump el miércoles a Springfield, Missouri, para su discurso sobre la reforma fiscal, aun cuando el Presidente etiquetó a "los muchos distinguidos invitados" a la asistencia, no mencionó a Cohn. Después, Ivanka Trump, la hija del Presidente, escribió en Twitter un llamado por la reforma fiscal con una imagen de Trump al fondo flanqueado por ella y Mnuchin. Notablemente ausente estuvo Cohn, el co-arquitecto del plan.

Interrogada sobre los insultos percibidos, Sanders dijo a los reporteros a bordo del Air Force One en el vuelo a Washington que era "una táctica bastante estándar" de Trump de no mencionar a los miembros del personal en sus observaciones.

Presionada sobre el estado de la relación de Trump y de Cohn, Sanders dijo solamente que ambos hombres están comprometidos con la reforma de impuestos.

“Bien, mire”, dijo, “Gary está aquí. El Presidente está aquí”.


Robert Costa, Anne Gearan and Carol D. Leonnig contributed to this report. 

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