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martes, 14 de junio de 2016

El derecho constitucional a portar armas de fuego

Mario J. Viera


Hace 226 años, los constitucionalistas de los Trece Estados de América aprobaron las diez primeras enmiendas de la Constitución, las cuales constituyen la Declaración de Derechos de los ciudadanos de Estados Unidos. Una de ellas, la Segunda Enmienda, consagró el derecho del pueblo a tener y portar armas. Ante el temor de que un gobierno presidencialista, como el que se acababa de formar luego de alcanzar la independencia de la Corona Inglesa, pudiera degenera en una tiranía, el legislador propuso la creación de “una milicia bien regulada necesaria para la seguridad de un estado libre” lo que implicaba “el derecho del Pueblo a tener y portar armas” derecho este que no sería vulnerado. 

El bien jurídico que la Enmienda protegía era la seguridad de un estado libre y por extensión la seguridad de la libertad del pueblo. Así, la Enmienda Segunda preveía la existencia de una milicia dentro de una condición sine que non: “bien regulada”. Una milicia, formación militar formada por civiles, bien regulada, es aquella que cuenta con una determinada estructura de mando y sujeta a disciplina. Con los años la idea de una milicia armada en defensa del estado libre, se hizo obsoleta[1] y la tónica de la Segunda Enmienda se centró solo en el reconocimiento del derecho a tener y a portar armas. Un derecho sin cortapisas y sin regulaciones. Las leyes de armas en Estados Unidos son muy permisivas, las más permisivas de todo el mundo y muy ambiguas, aunque se han hecho intentos fallidos para el control de armas en posesión de civiles que han enfrentado al poder de la NRA, la Asociación Nacional del Rifle con todo un ejército bien pagado de lobbistas que presionan sobre los congresistas que han recibido fondos de la NRA para sus campañas.

Los que se oponen a cualquier regulación sobre las armas alegan, en apoyo de sus argumentos, que el derecho a la posesión de armas es un derecho individual y por tanto amparado además por el enunciado de la Novena Enmienda: “La enumeración en la Constitución de ciertos derechos no ha de interpretarse como que niega o menosprecia otros que retiene el pueblo” y entre estos derechos, se aduce, se incluye el corolario de la Segunda Enmienda que establece como derecho que retiene el pueblo y por tanto fuera del fuero de los gobiernos federal y estatal, “el derecho a tener y portar armas”.

Sobre la base de una amplia investigación a nivel global y bien documentad por diferentes fuentes, la GunPolicy.org sostenida por la Sydney School of Public Health, de la University of Sydney ofrece los siguientes datos sobre la posesión de armas en Estados Unidos[2]:

Total estimado de armas de fuego (tanto licitas como ilícitas) pertenecientes a civiles es entre 270.000.000 y 310.000.000.

Número de fusiles/rifles en posesión de civiles es 110.000.000.

Número de escopetas en posesión de civiles es 86.000.000.

Número de armas cortas en posesión de civiles es 114.000.000.

Cualquiera en Estados Unidos puede adquirir legalmente un arma de asalto; solo se requiere tener el límite mínimo requerido de edad, poseer una licencia de conducción y llenar un formulario.  En California, los requerimientos para la adquisición de armas de fuego establecen que una persona debe tener al menos 18 años de edad para comprar un rifle o una escopeta. Para comprar una pistola, la persona tiene que tener al menos 21 años de edad y además tener un HSC (Certificado de seguridad de pistolas) y haber completado satisfactoriamente una demostración de seguridad con la pistola que se desea adquirir; debe además poseer una adecuada identificación como, por ejemplo, una licencia de conducción. En la Florida para comprar una escopeta o un fusil se requiere una edad mínima de 18 años; ser un delincuente convicto, sin antecedentes de violencia doméstica, no debe consumir drogas o alcohol y sin antecedentes de enfermedad mental. Además, deberá presentarse una identificación actualizada con foto, llenar un formulario de revisión de antecedentes. Para la compra de un arma corta se requiere una edad mínima de 21 años.

Debemos prestar atención a una sutileza jurídica en cuanto al derecho que ampara la Segunda Enmienda, para su correcta interpretación. El derecho a portar armas no es un derecho humano, no encuadra dentro del concepto iusnaturalista, es un derecho esencialmente civil. Los derechos humanos son intocables, no son concesiones de gracia otorgados por el poder estatal y por tanto no admiten regulaciones para su ejercicio. Los derechos civiles, como el derecho a elegir y a ser electo a puestos públicos, el derecho al sufragio son derechos civiles y por tanto se pueden regular por la ley es por ello que derechos como estos son regulados por los códigos electorales que cada país pone en vigor. La Primera Enmienda expresa taxativamente una limitación al Congreso prohibiéndole hacer alguna ley “con respecto al establecimiento de la religión”, o que prohíba “la libre práctica” de la religión; o que limite la libertad de expresión, de prensa y el derecho a la asamblea pacífica de las personas. En tanto, por el enunciado de la Segunda Enmienda. no existe prohibición tajante al Congreso para legislar con respecto al ejercicio del derecho de portar armas; solo dice que ese derecho “no será vulnerado”. Vulnerar quiere decir, en este caso, que este derecho no pueda ser quebrantado, pero nada implica en este concepto una prohibición para que pueda ser regulado legalmente.

Derecho a portar armas no significa necesariamente, derecho a crear un arsenal particular de armamento. Muchas personas, por motivos de conciencia, se niegan a hacer uso del derecho civil que les otorga la Segunda Enmienda. La mayoría ve en ese derecho el derecho a su defensa personal; otros ven las armas como útiles en el deporte de la cacería; sin embargo, la defensa personal se define bajo precisos condicionales del Derecho Penal y el ejercicio de la cacería se rige por determinadas normas legales para su autorización.

No obstante, en 2008, Tribunal Supremo de Estados Unidos falló, por 5 votos a favor y 4 en contra, que la segunda enmienda garantiza el derecho de cada ciudadano estadounidense a poseer y usar armas de fuego con propósitos tradicionalmente legales: “La simple enumeración de los derechos quita de las manos del gobierno, incluso de la tercera rama del gobierno, el poder de decidir caso por caso si vale la pena insistir en el derecho. Una garantía constitucional cuya utilidad quede sujeta a la futura evaluación por parte de los jueces no es una garantía constitucional en absoluto. Los derechos constitucionales están consagrados con el alcance con que se les entendió al ser adoptados, sin importar que futuros legisladores o incluso futuros jueces piensen que el alcance es demasiado amplio”.

Los opositores a cualquier tipo de reglamentación o regulación del derecho civil a portar armas, principalmente la poderosa NRA expresan de un modo exageradamente pueril que no son las armas las que matan; pero las armas, cualesquiera que sean, no se fabrican para tenerlas en exposición o como adorno; se fabrican con un solo objetivo: Matar.

No es lo mismo un arma personal, un revolver o una pistola que un fusil de asalto, que como pudiera ser el fusil AR-15 o los fusiles AK-47 y M16 y el sub fusil Uzi con poder de fuego selectivo ─ automático o semiautomático ─ son poderosas armas letales. Según reportara la cadena CNN, en Estados Unidos se vendieron alrededor de 1,5 millones de fusiles AR-15 en los últimos cinco años.

Un intento para limitar el uso por los civiles de las armas de asalto fue la prohibición federal de armas de asalto, denominada oficialmente como Ley de Protección de la Seguridad Pública y el Uso de Armas Recreacionales (Public Safety and Recreational Firearms Use Protection Act) incluida como una sub sección de la Ley Contra el Crimen Violento y la Aplicación de la Ley (Violent Crime Control and Law Enforcement Act) aprobada por el Congreso y ratificada por el Presidente Bill Clinton el 13 de septiembre de 1994 donde se incluía la prohibición de fabricar armas de asalto semiautomáticas, así como de algunos depósitos de municiones considerados como de gran capacidad. Esta Ley, por la cláusula sunset se mantendría vigente por solo diez años. Nuevos intentos por renovar esta ley han sido infructuosos.

Las armas matan, para eso se han creado. Ahora con la masacre de Orlando, una masacre terrorista y de odio que acabara con la vida de 50 víctimas inocentes a manos de un islamista extremista ha vuelto a poner sobre la mesa el tema del control de armas y mucho más, cuando este hecho criminal ocurriera a pocos meses de la matanza de San Bernardino perpetrada por dos terroristas vinculados al Estado Islámico el 2 de diciembre de 2015 causando el asesinato de 14 personas que participaban en un banquete del Departamento de Salud Pública del condado de San Bernardino de California y procurando heridas de balas a 21 de los presentes. El arma homicida sería, en ambos casos, un fusil de asalto AR-15.

Para Donald Trump esta masacre en el Club Pulse, en Orlando, Florida le da credibilidad a sus posiciones anti musulmanas. En un Twitter que escribiera, Trump, haciendo gala de un despreciable oportunismo, diría: "Gracias por las felicitaciones por tener razón sobre el terrorismo islámico radical. No quiero felicitaciones, quiero firmeza y vigilancia. ¡Tenemos que ser inteligentes!" y en otro mensaje diría: “Lo que ha pasado en Orlando es solo el principio. Nuestros líderes son débiles. Lo dije y pedí la prohibición. Hay que ser duro”. Sin embargo, Trump es opuesto firmemente a cualquier intento de control sobre las armas de asalto, control que al no existir les facilita a los terroristas islámicos radicales tener acceso a esas armas de asalto. Ciertamente, tal como acaba de decir el presidente Obama “nuestra misión es destruir a ISIS” e ISIS se está desmoronando en Irak y Siria. Estados Unidos, sin que medie Donald Trump, aniquilará al terror del Estado Islámico y anulará las acciones de los terroristas nativos.

Las matanzas de Orlando y la de San Bernardino impactan en la mente por su vinculación con el terrorismo; pero en Estados Unidos se han producido masacres que sin ser actos del terrorismo asociados con los extremistas islámicos son, en todas sus manifestaciones, actos psicopáticos y terrorista todo al mismo tiempo. Hago una selección de estos casos a continuación:

Masacre del McDonald's de San Isidro, San Diego, California ocurrida el miércoles 18 de julio de 1984, en un restaurante de la cadena McDonald's localizado en San Ysidro, San Diego, California perpetrado por James Oliver Huberty. Huberty utilizó en el restaurante un Uzi 9 mm semi-automática, una escopeta Winchester de bombeo calibre 12, y una Browning HP 9 mm, matando a 21 personas e hiriendo a otras 19. De sus víctimas la mayoría eran predominantemente mexicanos y méxico-americanos con edades comprendidas entre 8 meses y 74 años. La matanza duró 77 minutos. Huberty había gastado 257 rondas de municiones antes de que él recibiera un disparo letal por un francotirador del equipo SWAT.

Matanza en Killeen, Texas, 16 de octubre de 1991: George Hennard mató a 22 personas en un restaurante de Killeen (Texas) y dejó heridas a otras 20. Luego se mató él mismo con un tiro en la cabeza.

Atentado en Pearl (Mississippi), 1 de octubre de 1997, un adolescente de 16 años abrió fuego en su escuela, matando a dos estudiantes y dejando a otros seis heridos. Antes había matado a su madre cortándole el cuello. Fue condenado a cadena perpetua.

Masacre de Jonesboro, Arkansas. Mitchell Johnson y Andrew Golden unos adolescentes de solo 11 y 13 años respectivamente fueron los autores de los asesinatos del 24 de marzo de 1998. La causa generadora de aquel atentado fue desaire que una condiscípula le hace a Mitchell que le rechazaría cuando éste le pidió que fuera su novia. Él y su primo Andrew toman las armas de sus padres, cientos de municiones y se visten con uniformes militares de camuflaje. Matan a 5 personas (cuatro alumnas y una maestra) y hieren a 10 más, antes de ser sometidos por la policía. Condenados a prisión, los dos son liberados al cumplir dieciocho años.

Masacre de la Escuela Secundaria de Columbine fue un asesinato masivo que tuvo lugar el 20 de abril de 1999 en las instalaciones del Columbine High School, en Columbine, Colorado, cerca de Denver y Littleton. Murieron un total de 15 personas y 24 resultaron heridas, siendo la peor matanza en un centro de educación secundaria en la historia de Estados Unidos y la quinta peor masacre en un centro educativo en EEUU. Los autores de la matanza fueron Eric Harris y Dylan Klebold, dos estudiantes del centro que se suicidaron tras el tiroteo. Al parecer Harris había desarrollado una psicopatía, mientras que Klebold sufría una profunda depresión.

Masacre de la escuela amish se refiere al ataque ocurrido en la escuela West Nickel Mines, una escuela amish en el pueblo de Bart Township en el condado de Lancaster, Pensilvania, Estados Unidos, el 2 de octubre de 2006. Un hombre armado, Charles Carl Roberts IV de 32 años, tomó como rehenes y finalmente tiroteó y mató a cinco niñas (de entre 6 y 13 años) antes de suicidarse en la misma escuela.

Masacre de Virginia Tech. El 16 de abril de 2007 el estudiante surcoreano Cho Seung Hui mató a 32 estudiantes y profesores en la Universidad Politécnica de Virginia e hirió a 29 personas, luego se suicidó.

Masacre del Cine Aurora del 20 de julio de 2012 fue un caso de asesinato masivo que tuvo lugar durante el estreno de la película The Dark Knight Rises (El caballero de la noche asciende) de la saga Batman, en el condado de Aurora (Colorado, Estados Unidos). Fue un ataque armado en un cine Century 16, el cual dejó doce muertos y otros cincuenta y nueve heridos.

Masacre de la Escuela Primaria de Sandy Hook el 14 de diciembre de 2012 en la escuela primaria local Sandy Hook (Sandy Hook Elementary School7) de Newtown, Connecticut, Estados Unidos, perpetrada por Adam Lanza. Un total de 28 víctimas dejó el atentado perpetrado por Adam Lanza: 20 niños, 6 adultos, Nancy Lanza (madre del perpetrador) y el mismo autor.

Masacre o tiroteo de la iglesia de Charleston fue un suceso que tuvo lugar el 17 de junio de 2015 en la Iglesia Metodista Episcopal Africana Emanuel, en Charleston, Carolina del Sur. Ese día un joven accedió al templo y empezó a disparar contra los fieles cobrándose nueve vidas (incluido el Reverendo y Senador: Clementa C. Pinckney) y un herido. El atacante, Dylann Storm Roof, un hombre blanco, rubio de cerca 21 años y de 1,75 de estatura.

Todos estos asesinos, salvo el surcoreano Cho Seung Hui, eran blancos anglo-sajones protestantes (WASP), ninguno era, ni mexicano, ni de origen hispano; ninguno era musulmán. Pero todos tenían, de un modo u otro, acceso a armas de asalto. Desde el ataque terrorista aéreo contra las torres gemelas solo se han cometido tres atentados terroristas cuyos ejecutores eran musulmanes, Boston, 15 de abril de 2013; San Bernardino, 2 de diciembre de 2015; Orlando, 12 de junio de 2016.



[1] No obstante, en la década de los 90, grupos de extrema derecha han organizado milicias armadas principalmente de carácter xenófobo en 32 estados como Alabama, Alaska, Arizona, Arkansas, California, Colorado, Florida, Georgia, Idaho, Illinois. Indiana, Kansas, Kentucky, Louisiana, Maine, Maryland, Michigan, Minnesota, Mississippi, Missouri, Montana, New Hampshire, New Jersey, New York, North Caroline, Ohio, Oregon, Tennessee, Texas, Utah, Virginia y Washington 

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