Andrés
Oppenheimer
Algunos
miembros conservadores del Congreso de Estados Unidos le están pidiendo al
Presidente Obama que imponga sanciones económicas a Venezuela, empezando por
una reducción del 10 por ciento de las importaciones petroleras provenientes de
ese paÃs. Pero eso serÃa contraproducente. Hay cosas mucho más inteligentes que
el gobierno estadounidense podrÃa hacer.
En
una carta del 18 de febrero dirigida al Secretario de Estado John Kerry, la
congresista Ileana Ros-Lehtinen (republicana por Miami) escribió: “QuerrÃa pedir respetuosamente que el
gobierno de Estados Unidos reduzca de inmediato al menos el 10 por ciento de
las importaciones de petróleo provenientes de Venezuela”.
Horas
después, la congresista agregó que esa medida “enviarÃa una señal de apoyo a
los oprimidos” por el gobierno del presidente venezolano Nicolás Maduro. El
congresista Mario DÃaz-Balart (R-Miami) apoyó la propuesta del embargo parcial.
Otros legisladores republicanos, incluyendo al senador Marco Rubio (R-Florida)
también pidieron sanciones, pero no especificaron si apoyan un embargo
petrolero.
Entre
otras cosas, quienes piden sanciones citan los asesinatos de más de una docena
de estudiantes y otros manifestantes pacÃficos, la reciente expulsión de
Venezuela de tres diplomáticos estadounidenses, la censura de Maduro contra los
medios de comunicación, y el reciente arresto del lÃder de la oposición
Leopoldo López.
Muchos
de quienes siguen con atención los temas latinoamericanos en Washington
coinciden en Obama no puede hacerse el distraÃdo cuando la Guardia Nacional y
bandas paramilitares protegidas por el gobierno venezolano masacran a manifestantes
pacÃficos. Hasta el momento, al menos 16 personas han muerto, y cientos han
sido heridas desde principios de este mes.
Pero
los crÃticos dicen que hay varios motivos por los que un embargo petrolero
estadounidense, aunque fuera parcial, serÃa una mala idea.
En
primer lugar, un embargo petrolero de Estados Unidos le darÃa a Maduro una
enorme victoria propagandÃstica, porque le otorgarÃa munición para respaldar su
relato de que su gobierno es vÃctima de un complot desestabilizador de parte de
Washington. Maduro repite a diario esa afirmación, aunque no ha dado ninguna
prueba sólida para apoyarla.
La
estrategia de Maduro — copiada de Cuba — es de “internacionalizar” el conflicto
venezolano, para que no sea visto como una confrontación entre su gobierno y el
pueblo venezolano, sino como un choque entre un paÃs soberano y un imperio
extranjero. Un embargo petrolero norteamericano llevarÃa la contienda a este
último plano.
En
segundo lugar, la reducción de las importaciones petroleras de Venezuela no tendrÃa
un impacto inmediato en el gobierno de Maduro, en parte porque una buena
proporción de las exportaciones petroleras venezolanas han sido vendidas meses
o años por adelantado, en el asà llamado mercado futuros. Además, Venezuela
podrÃa vender el petróleo embargado a otros paÃses.
En
tercer lugar, un embargo petrolero de Estados Unidos no serÃa fácil de
implementar, porque el gobierno de Estados Unidos no compra petróleo, sino que
lo hacen empresas privadas. Imponer un embargo parcial castigarÃa a las compañÃas
petroleras estadounidenses — especialmente a Chevron, la mayor inversora
estadounidense del sector petrolero venezolano — a ser nacionalizadas por el
gobierno de Maduro, advierten los crÃticos, como el investigador de la
industria petrolera latinoamericana Jorge Piñón, de la Universidad de Texas, en
Austin.
En
cuarto lugar, aun cuando las sanciones consiguieran empeorar más la ya
arruinada economÃa venezolana, podrÃan perjudicar más al pueblo que al gobierno
venezolano. Maduro simplemente podrÃa cargarle los costos a los consumidores
venezolanos y acusar al “imperio”, tal como lo viene haciendo Cuba desde hace
cinco décadas, dicen los crÃticos.
Entonces,
¿qué deberÃa hacer Obama? Casi todos los “latinoamericanistas” en Washington
coinciden en que Estados Unidos deberÃa seguir manifestándose contra los
ataques venezolanos contra las libertades democráticas y los derechos humanos
universales, tal como se lo requieren las convenciones interamericanas y de las
Naciones Unidas.
Además,
algunos proponen que Obama revoque las visas de funcionarios venezolanos, sus
familias, y sus socios de la “BoliburguesÃa Bolivariana” de Venezuela, muchos
de los cuales son multimillonarios que tienen casas en Miami, y van de
vacaciones a Disneyworld. Parece una medida trivial, pero serÃa muy eficaz
contra el gobierno y los “boliburgueses”, dicen los partidarios de la
restricción de visas.
Mi
opinión: los embargos petroleros funcionan cuando gran parte de la comunidad
internacional los respalda, como ha ocurrido en el caso de Irán. Pero un
embargo petrolero unilateral de Estados Unidos a Venezuela, le darÃa nueva
munición propagandÃstica a Maduro, sin ningún beneficio claro para la causa de
la democracia en Venezuela.
Washington
deberÃa concentrar sus energÃas en aumentar las presiones diplomáticas
internacionales sobre el gobierno de Venezuela para que libere a los presos
polÃticos, restaure la separación de poderes en el paÃs, y restablezca la
libertad de prensa.
Y
si el Congreso estadounidense decide que eso no alcanza, deberÃa restringir las
visas a Estados Unidos de los funcionarios y militares venezolanos. Pero un
embargo petrolero estadounidense le harÃa el juego a Maduro.
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