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martes, 24 de septiembre de 2013

Golpe republicano


Guillermo Descalzi. EL NUEVO HERALD

Senador republican Ted Cruz
Es el golpe de un grupo republicano sobre el liderazgo del partido, con la amenaza de reventar la economía nacional si el congreso no hace lo que quieren. Han puesto al poder legislativo, fácilmente controlado por manipuladores, a merced de uno particularmente insidioso, el senador Ted Cruz. Aprovechan la peculiar ineptitud del speaker de la cámara de representantes. Cruz es un demagogo mayor, risueño sembrador de rechazo, y el segundo, John Boehner, es su vehículo para implementar una estratagema disfrazada de ideología. Reconocer ideología en el ardid del senador Cruz es otorgarle una talla intelectual que no tiene, pero la ineptitud del speaker es tal que no le ha quedado otra cosa que aceptar el ‘razonamiento’ con que Cruz lo sustenta.

La estratagema golpista ata el servicio de la deuda nacional al dinero para implementar la reforma médica, el Obamacare. Si los demócratas quieren que Washington funcione, entonces necesitarán dejar sin fondos al Obamacare. La demagogia de Cruz es consistente. Lo que es difícil de entender es la facilidad con que los republicanos de la cámara baja, bajo el speaker Boehner, se han prestado al curso de acción adelantado por Cruz, un chantaje claro y descarado que le sirve de vehículo de figuración nacional, uno de los muchos que usará a lo largo de su carrera.

¿Y el estado de derecho? Los golpistas pretenden que su chantaje nos devuelva al estado de derecho original, definido por ellos. ¿Por qué lo hace Cruz? Por figureti, por bonito, por pose, y porque la campaña contra el Obamacare ha sido tan cerrada que muchos en la oposición republicana no ven más que sus propias falacias acerca de ella. La desactivación de la reforma médica es un instrumento, bisturí o cuchillo de carnicero, en manos de gentes como Cruz. De nada sirve que el derecho federal sobre la práctica médica haya sido reconocido y refrendado por la Corte Suprema de acuerdo a las cláusulas que regulan el comercio interestatal. Cruz busca renombre matando la reforma, y para eso ha empujado a la cámara a la que no pertenece a que condicione la salud fiscal del país a la salud fiscal de la reforma médica. ¿Plata para necesidades? Maten el Obamacare, quítenle su dinero, déjenlo sin nada.

Hay quienes opinan que Cruz es una Michele Bachmann hecha hombre en el Senado. Tengo que admitir que hay cierto parecido fisionómico entre el rostro de los ojazos abiertos en ella y la sonrisa como de gato que se comió al canario en él, pero allí se acaba el parecido. Cruz es demasiado inteligente para decir cosas como las que salen de Bachmann, su sugerencia –por ejemplo– de investigar a representantes y senadores para determinar quienes son los ‘antiamericanos’ en el Congreso, traidores. Bachmann pudiese haber sido una nueva y femenina Joe McCarthy, pero no da la talla. El que sí la da es Cruz, de la misma edad de McCarthy, 42 años, cuando empezó a acumular poder en base a acusaciones que destrozaron vidas y carreras, y que convirtieron al comité de asuntos antiamericanos (unAmerican activities) en una mezcla de inquisición y cacería de brujas.

Cruz ha empujado sobre la cámara el ultimátum de matar el Obamacare o cerrar el gobierno. Sí, ese es Cruz. Ahora, vayamos al segundo del día, y mientras que Cruz, el manipulador, goza proyectando una apariencia venenosamente inocente, Boehner, de más alto rango, es simplemente patético en su impotencia, un speaker que tiene que sentirse y saberse inadecuado para el cargo, pero debe gustarle el título, la posición y el poder que ostenta.

Nuestra gobernabilidad, buena fe y crédito de país están amenazados en esta maniobra, este golpe empujado y liderado por republicanos del Tea Party. Cruz, un controlador activo, tiene a Boehner, un líder pasivo, atado en nudos.

La curiosa inefectividad de Boehner lleva a preguntarse por qué lo aguantará su bancada en el cargo que ocupa. Es precisamente por eso, por inefectivo, porque carece de espina dorsal, porque es útil para los Cruces de la nación, que lo llevan por la senda que quieran. Es su Prisionero de Senda, como en esa novela del siglo XIX, de sir Anthony Hope, aunque esa senda es con zeta, Zenda. Triste destino al que nos acercamos llevados por Cruces en sendas para Boehners, triste cuando un demagogo activo es capaz de manipular a un líder pasivo, amenazando la economía con el pretexto de matar el Obamacare, que resulta claro que está aquí para quedarse. ¿Qué es entonces lo que hace Cruz? Hace demagogia, cara por lo barata que es. Que Dios nos proteja de manipuladores como él, porque si bien pueden no haber los antiamericanos que la Bachmann quería identificar en el Congreso, sí que hay manipuladores en él.

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