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viernes, 12 de abril de 2013

¡Ojalá me equivoque!


Mario J. Viera

Sí, ojalá me equivoque, pero mi entusiasmo no me ciega: Es posible que este domingo, este 14 de abril se vaya Nicolás Maduro con la Presidencia. ¡Ojalá me equivoque! Le pido a Dios que esté equivocado ─ ¿A Dios? ¡Ah, dios no se entromete en estos asuntos mundanos, él deja que cada cual elija su destino! ─. Es que hay tantos cristeros, tantos chaveros y tantos malandros amalgamados en torno a la figura fantasmal de Hugo Chávez, tantos con pajaritos chiquiticos en la cabeza y, junto a ellos está todo el aparato gubernamental actuando como maquinaria electoral a favor de un bando único, que no albergo esperanza de que la sensatez triunfe en Venezuela.

Las masas empobrecidas se dejan arrastrar por aquellos que les regalan una dádiva aunque les mantengan en la pobreza. No se crean empleos con los que se pueda acceder a una vida digna, pero se fundan Misiones, que dejan intacta la pobreza y alaban la limosna.

Capriles es un gigante. No es David luchando contra Goliat es el Titán Prometeo que se roba el fuego de los dioses para beneficiar a los humanos y es atado a una roca para que su hígado sea devorado, no por un águila sino por los buitres de cristeros, chaveros, malandros y enchufados.

Capriles ha ascendido en las encuestas y ha devenido en líder nacional, mas esto nada importa: el CNE es fiel a su compromiso y su compromiso es con esa patraña del Socialismo del Siglo XXI. Se requeriría una aplastante victoria de Capriles para que no se pudiera escamotear su triunfo. Se requiere el voto de 10 millones de electores a favor de Capriles para que se respete su victoria.

Pero ronda el fantasma de Hugo Chávez cual endriago satánico y el fantasma del desconsuelo que inhibe la decisión de votar porque, “si de todos modos se robarán los resultados…”

Capriles es el águila que se eleva sobre los picachos de los Andes y aunque “Aquila non capit muscas” un enjambre de moscas puede impedir que el águila alce su vuelo. Así es que, ¡Ojalá me equivoque!, no dudo que las moscas devoren la miel del 15 de abril.

¡Ojalá el electorado venezolano me demuestre que estoy equivocado! Lo juro por lo más sagrado: ¡No me enojaré!

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