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sábado, 16 de febrero de 2013

Una risa sardónica para Venezuela


Mario J.  Viera

Era una sombra; no se escuchaba su voz ni siquiera había una foto suya. Desde el 11 de diciembre había desaparecido de las candilejas públicas. No se presentó para la juramentación como Presidente. Una incógnita no despejada lo marcaba. Solo se conocía a ciencia cierta que estaba en Cuba a donde había ido para ser operado por cuarta vez de un cáncer que se negaba a desaparecer.

Sobre su estado de salud se tejieron mil conjeturas y hasta muchos pensaron que ya había muerto a pesar de los supuestos partes que emitían los funcionarios de su gobierno. Estos no se cansaban de repetir partes repletos de entusiasmo por los avances de la salud del Presidente y destacaban su “voluntad de vida gigantesca” (Maduro) o informaban una "ligera mejoría” (Ernesto Villegas)

El Comandante, como gustan llamarle sus partidarios, “está siempre junto a Fidel Castro y Raúl Castro, siempre juntos”; esto lo dijo Nicolás Maduro y es su única declaración que nadie puso en duda.

En ocasiones sus colaboradores más cercanos  se expresaban con entusiasmo sobre la salud de Chávez que no le impedía ejercer sus funciones gubernamentales e impartir instrucciones y él les hablaba, según ellos con claridad y con dominio de lo que ocurría en Venezuela.

Entonces el diario español ABC en su edición del 9 de febrero disparó un bombazo: “Los médicos que atienden a Hugo Chávez en La Habana ya han comunicado a la familia del presidente, a los hermanos Castro y a la cúpula chavista que el paciente ya no está en condiciones de regresar para ejercer la presidencia de Venezuela” informó el diario y precisó a continuación que “las fuentes en contacto con el equipo médico”, indicaron “que Chávez ha perdido la voz por completo, a consecuencia del tratamiento médico recibido”. ¡El Presidente no puede hablar! ¿Mentía Maduro que afirmaba que él le notificaba oralmente sus instrucciones?

Evidentemente se trataba de una información que se había filtrado y que había recogido ABC, una filtración extemporánea porque ABC decía también: “Un anuncio público por parte del Gobierno de que Chávez es incapaz de reasumir sus funciones será realizado los próximos días, y así ha sido trasladado ya a miembros del Tribunal Supremo, según ha podido saber este diario”. Pero todavía no era el momento para anunciar la incapacidad de Chávez que impondría la obligación constitucional de que ─ en caso de ausencia temporal o permanente del Presidente ─, el Presidente de la Asamblea Nacional debería asumir la presidencia y convocar a nuevas elecciones.

Algo había que hacer y se hizo. El 15 de febrero se emitió un comunicado oficial leído por Ernesto Villegas, ministro de Comunicación e Información donde se informaba que, debido a “la infección respiratoria surgida en el proceso postoperatorio” aunque controlada, persistía todavía “un cierto grado de insuficiencia” por lo que “el comandante Chávez presenta respiración a través de cánula traqueal, que le dificulta temporalmente el habla”.

Con el propósito de evitar suspicacias legítimas, Villegas aseguró: “Después de dos meses de un complicado proceso postoperatorio el paciente se mantiene consciente, con integridad de las funciones intelectuales, en estrecha comunicación con su equipo de gobierno y al frente de las tareas fundamentales inherentes a su cargo”. Todavía no está preparado el equipo más estrecho de Chávez para anunciar su incapacidad; ¡hay que ganar tiempo!

Entonces Jorge Arreaza, el titular de un Ministerio de menor peso en las decisiones de gobierno mostró al público cuatro fotos de Chávez, tomadas el 14 de febrero en compañía de sus dos hijas mayores, las primeras después de 68 días en que no se le veía ni se le escuchaba. “Queríamos compartir las imágenes del día de ayer (14 de febrero) en la noche del Presidente con Rosa Virginia y María Gabriela, las dos hijas mayores, dos de sus más grandes enamoradas”, indicó el ministro yerno de Hugo Chávez y agregó: “Vemos al comandante informándose, con sus hijas, con su sonrisa, con su amor por el pueblo de Venezuela, dándonos con estas imágenes la tranquilidad y el complemento a la información mediática”.

¡Qué cursilería de lacayo la del ministro marido de Rosa Virginia Chávez!

No menos cursi y abyecto lo que dijera Nicolás Maduro: “Hoy tuvimos la felicidad de ver la foto de nuestro comandante Chávez con su sonrisa, con sus ojos iluminados, con sus amadas hijas mayores”.

La sonrisa de Chávez… Una mueca, un rictus, una sonrisa sardónica que pone en evidencia la incapacidad de Hugo Chávez. No es una sonrisa fresca, espontánea; es una sonrisa de una persona deprimida, vencida.

Sus ojos apenas entornados no muestran esa iluminación que intenta ver el Vicepresidente sin legitimidad, todo su rostro es de un fuerte tinte patético, apagado.

Chávez, el invencible, el nuevo Bolívar que supera todas las dificultades, yace en el lecho sin poderse erguir, forzando una mueca que pretende imitar una sonrisa y moviendo la cabeza con dificultad. Las cuatro fotos poco bien le han hecho: es la viva estampa de la derrota.

El comunicado de Ernesto Villegas pone en evidencia las mentiras que habían repetido los hombres de Hugo Chávez, por lo que Enrique Capríles escribe en su cuenta Twitter: “Hace unos días los mentirosos decían que hablaban con el Presidente. ¡Ahora dicen que no puede hablar! Se burlan de su propia gente”. Y en un acto celebrado en Higuerote dijo: “A la mentira hay que ponerle un para’o en seco y exigirle a este Gobierno que sea transparente

Lo más angustiante en Chávez no es su estado deteriorado de salud sino el hecho de estar secuestrado; secuestrado por los Castro; secuestrado por la gavilla de mediocres ambiciosos que aspiran a retener el poder, por ese grupo que conforman Nicolás Maduro, Diosdado Cabello, Adan Chávez y Jorge Arreaza. Y como es necesario hacer ajustes ante lo inevitable, allá se va Cabello a Cuba, según dice por instrucciones de su Comandante, aunque este no pueda hablar, “esperando a Adán y a Jorge Arreaza para recibir sus lineamientos” como informó en su cuenta Twitter. Presumiblemente para recibir los “lineamientos” de Fidel y Raúl Castro basados en informes de la Inteligencia cubana en Venezuela.

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