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martes, 13 de noviembre de 2012

Triunfalismo en escombros


Odelín Alfonso Torna. CUBA ACTUALIDAD (PD)

En la mañana del 25 de octubre, el periodista santiaguero Ado Sanz salió ante las cámaras de la televisión algo perturbado; su reporte en la revista Buenos Días sonaba a despedida de duelo. Casi lloró y no era para menos: la ciudad de Santiago de Cuba fue azotada por un huracán categoría dos durante cinco horas y media. Tiempo después aparecían las primeras imágenes, un panorama apocalíptico que pocos cubanos olvidarán.

Por razones desconocidas, Ado Sanz abandonó los reportes en la televisión local, y con la llegada de los líderes de la revolución a Santiago de Cuba, el triunfalismo emergía de los escombros.

En medio de la euforia, los santiagueros nunca se vieron tan desesperados porque se restableciera el servicio eléctrico, después de que el presidente cubano, Raúl Castro, anunciara que no se iría de Santiago de Cuba hasta tanto se restituyera el fluido eléctrico en el municipio cabecera, un mensaje que dejó a la llamada "cuna de la Revolución" en permanente estado de sitio.

Pero pronto se apagará el ímpetu de la convocatoria y Santiago de Cuba no será más noticia.

Raúl Castro se hizo con la presidencia en el 2008, año en que 400 000 cubanos fueron albergados "provisionalmente" en campamentos, escuelas, o almacenes estatales en desuso, después de que sus viviendas colapsaran ante el paso de los huracanes Gustav, Ike y Paloma. Mientras el gobierno hacía por solucionar la crisis habitacional, apuntalado por una prensa triunfalista que dejaba correr tras bambalinas la corrupción y el desvío de ayuda para los damnificados, miles de familias se establecieron definitivamente en los albergues.

Solamente el huracán Gustav trajo afectaciones en más de 86 000 viviendas, 3 500 casas de tabacos y 137 torres de alta tensión, sobre todo en los municipios de San Diego, Herradura, La Palma y el Valle de Viñales, en el territorio más occidental del archipiélago cubano. Salvo en las primeras semanas de recuperación, nunca más se emitieron reportes sobre las soluciones habitacionales en Pinar del Río.

Pero la situación en Santiago de Cuba es aun peor. Raúl Castro dijo ─ y cito ─: "Santiago conmueve, parece una ciudad bombardeada. Pero vamos a salir de esto. Ustedes son gente aguerrida. Lo sabemos desde hace medio siglo". Curiosamente, lo dijo cuando apareció en Santiago, a los cinco días de la devastación causada por Sandy y ante de cientos de santiagueros que tomaban fotos con sus teléfonos celulares.

No es por Sandy que Santiago de Cuba parece "bombardeada". Más bien es por la indolencia de un sistema que factura fracasos y al mismo tiempo prepara, sobre un vetusto escenario de miseria y desesperanza, su discurso triunfalista.

De 132 000 viviendas afectadas por Sandy en la provincia, 60 000 se encuentran en la ciudad de Santiago y 1 640 de estas fueron destruidas totalmente por los vientos huracanados de más de 150 Km por hora. Esto da fe de lo abandonada que estaba la infraestructura habitacional de la ciudad que apoyó, logística y moralmente, la "guerra de liberación" dirigida por Fidel Castro hace cincuenta y cinco años.

Santiago de Cuba es la provincia con mayor índice de emigrantes en Cuba. Según una entrevista televisada en 2009 a Esther Rodríguez, jefa de la Oficina de Estadísticas en este territorio, solamente en el período 2002-2008, 57 000 santiagueros emigraron hacia otras provincias del país, y el 25% lo hizo por las pésimas condiciones de vida existentes en la cuna de la Revolución. Es probable que en los últimos seis años ─ antes del demoledor Sandy ─ la cifra de emigrantes sea superior, aun cuando existe el decreto ley 217-1997 que regula el flujo migratorio hacia la capital.

Ado Sanz retornó a las cámaras de la televisión local con otro semblante. Nunca sabremos si detrás de la imagen triunfalista que hoy nos muestra, se encuentra un damnificado más en la ciudad "bombardeada" por Sandy.

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