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jueves, 1 de noviembre de 2012

Completemos la propuesta de Espacio Laical


Orlando Freire Santana. CUBANET
En su editorial correspondiente al número 4 del actual año 2012, la revista católica Espacio Laical sugiere la creación de un nuevo modelo electoral cubano, que tendría como esencia la elección del jefe de Estado mediante el voto libre, secreto y directo de la población. Es decir, como sucede en casi todos los países del mundo, y así obviemos esa especie de pantomima que tiene lugar entre nosotros, donde unos diputados amañados se encargan de escoger al primer mandatario.

Los editores de la publicación añaden que “También ha de ser posible que los aspirantes puedan presentar sus programas de gobierno, y además deberá aceptarse que entre los elegibles se hallen personas que no militen en el Partido Comunista, y hasta que posean una visión político-ideológica diferente”. Espacio Laical considera que tales transformaciones podrán ocurrir con posterioridad al año 2018, una vez que el gobernante Raúl Castro haya concluido su segundo ─ ¿y último? ─ período en la presidencia de la nación. No obstante estimar y desear que semejantes cambios sobrevengan en un lapso más breve, no hay dudas de que la referida propuesta resulta interesante y oportuna.

Sin embargo, sería conveniente una precisión en lo relacionado con la presentación de los programas de gobierno por parte de los hipotéticos candidatos a la presidencia. Porque es incuestionable que un proceso electoral auténtico no se circunscribe solamente al momento de la votación y su ulterior escrutinio. Por tanto, la presentación de dichos programas no ha de realizarse únicamente en espacios cerrados (foros, parlamentos, asambleas), ya que de esa forma el mensaje queda reducido a un auditorio no representativo del universo de la sociedad. Es necesario que todos los aspirantes, en igualdad de condiciones, puedan acceder a los medios de difusión masiva ─ en especial la televisión ─ para que el gran público se entere de lo que piensan hacer si arriban a la presidencia. Ah, y muy importante: ninguno de los candidatos o agrupaciones políticas en pugna pueden identificarse con los intereses sagrados de la patria, y en consecuencia tildar a sus adversarios como mercenarios al servicio de una potencia extranjera. Los participantes en una elección deben de contemplarse, simplemente, como fuerzas políticas con distintas orientaciones ideológicas.

En Cuba, a partir de 1976, se han celebrado infinidad de elecciones del Poder Popular, plebiscitos para aprobar o enmendar constituciones, así como consultas de otro tipo. Todos esos eventos han estado precedidos de una avalancha promocional favorable a los intereses del gobierno. Las vías empleadas para ello han sido disímiles: la prensa escrita, la radio, la televisión, espectáculos artísticos, mítines políticos, actividades en la Tribuna Antiimperialista José Martí, y otras. Por el contrario, ni una sola palabra para argumentar las opciones que se aparten de la oficialista. Así, muchas veces, en la mente del ciudadano promedio -ese ser que resulta tan fácilmente manipulable- anida la idea de que solo es válida la alternativa gubernamental.

Espacio Laical concluye su editorial con la exhortación a que el Partido Comunista se modernice para que sea capaz de aceptar estas reformas. Sería una modernización que, ante todo, los lleve a la convicción de que la patria nos pertenece a todos, y no debe ser coto de nadie en particular, ni aun de aquellos que pretendan una supuesta legitimidad histórica. Nunca como ahora ha de estar presente la máxima martiana: La patria es ara, no pedestal.

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