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martes, 23 de octubre de 2012

¡Caramba Don Fidel, ¿no más reflexiones?


Mario J. Viera.

Resucitaste y le regalaste al mundo una colección de fotos que muestran a un ancianito semiencorvado, apoyándose en un bastón y cubriéndose la cabeza con un sombrero de guano mientras se pasea por el gran patio de su residencia; ¡Cómo me recuerdan esas fotos a Vito Corleone entreteniéndose en el patio de su mansión! Se te ve muy mal, viejo. Los años no por gusto te han pasado por arriba; se nota que apenas puedes caminar. Cuesta trabajo andar ¿verdad?

Debes extrañar aquellas tus caminatas por la sierra Maestra, ya no tienes aire en los pulmones; pero, viejo, mi pobre viejo, no trates de engañarme diciendo que no recuerdas qué es un dolor de cabeza. Viejo, si se ve muy bien que apenas puedes con tu cuerpo macilento, el reuma debe darte tremendos dolores. Pobre viejo mentiroso. No pierdes la maña; es verdad lo que se dice del perro huevero.

Eres incorregible, mira que decir que por las estupideces que hiciste cuando la que tu llamas Crisis de Octubre y el mundo la conoce como Crisis de los Misiles, que pusiste al mundo entero al borde de la hecatombe nuclear y a Cuba en peligro de ser hundida bajo las aguas del Caribe que nunca pedirás excusas por lo que hiciste, aunque lo dijiste empleando el plural, como los soberanos, los reyes absolutos.

Tampoco me trates de engañar diciéndome que desde junio hasta la fecha gozabas de excelente salud; si es que casi no aparecías ni en una misa espiritista, y aunque te gusta escribir y, según tú mismo dices, escribes, tus últimas reflexiones aparecieron publicadas el 19 de junio y no aparecías recibiendo a políticos o a intelectuales que te adoran como a un ícono y ni siquiera se publicó alguna declaración tuya felicitando a Chávez por su triunfo electoral del 7 de octubre. Dime la verdad, es cierto que no te moriste, pero de que estabas mal, lo estabas, casi te vas de este mundo, a ti te gustan mucho las candilejas como para hacernos creer que habías decidido hacer mutis púdico de la escena pública.

Dejé de publicar Reflexiones porque ciertamente no es mi papel ocupar las páginas de nuestra prensa, consagrada a otras tareas que requiere el país”, me dices y ni tú mismo te lo crees; si es que ahora mismo estás escribiendo una reflexión que te publica tu prensa: “Fidel Castro está agonizando” por Fidel Castro con fotos de Alex, tu hijo el fotógrafo.

Quizá ya no puedas generar más reflexiones y lo siento. Sí, de veraz lo siento. Es que me divertía tanto leyendo esas irreflexivas reflexiones tuyas, llenas de disparates y delirios, que las voy a extrañar, ellas me servían de materia para hacer alguna croniquilla.

Ya pronto solo serás una sombra, te falta poco, te irás apagando en el silencio de un frío dormitorio, en medio del olvido. Morirás, ¡Claro que morirás porque tú no eres Elías que fue arrebatado al cielo en un carro de fuego!, luego vendrá el juicio de la historia… no va a ser amable contigo; pasará el tiempo y tu nombre se irá borrando de la memoria colectiva y apenas serás una mención bibliográfica; ¡que triste es el final que te espera, viejo, pobre viejo!

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