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lunes, 10 de septiembre de 2012

Cuando una delegada defiende a su comunidad


Mario J. Viera

Se nombra Sirley Ávila León, es delegada del Poder Popular por la circunscripción 37 del Municipio Majibacoa en la provincia oriental Las Tunas. Ella, tal vez creyendo en lo que declarara Raúl Castro de “discrepar y discutir en el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta” ─ ella misma se declara “revolucionaria” ─ se dirigió a diferentes instancias del llamado Poder Popular, reclamando a favor de su comunidad, específicamente frente a las dificultades que experimenta una escuela primaria de la localidad. La escuela había sido cerrada.

Se quejó de la falta de atención que recibía a favor de su reclamo. La poca atención prestada para solucionar los problemas  que ella argüía no es debida a falta de recursos, se trata de un error, de una desidia de personas que no podía justificarse con “el bloqueo”. “Nadie nos atendía (ni a ella ni a los padres de los escolares), nadie nos daba una respuesta”. No recibían la atención; “no hacían lo que tenían que hacer, por lo que les pagaban (…) defender al pueblo”, no se trataba de un asunto particular lo que ella pretendía que le escucharan “porque yo no tengo niños en la escuela, ni tengo nietos…”, aclaró Sirley Avila.

Me personé nueve veces al Consejo de Estado y a la Asamblea Nacional del Poder Popular para reclamar por un problema de mi comunidad”, aseguró la delegada. Ningún caso le hicieron; solo la expulsaron de la Asamblea Nacional del Poder Popular y la advertencia de que no se presentara de nuevo como delegada.

Insistió: “Le escribí a Alarcón (Ricardo Alarcón de Quesada, presidente de la Asamblea Nacional)  para que me atendiera o que designara a alguien porque es un problema que afecta al pueblo y a los niños”. Silencio. Le escribió a Raúl Castro. Silencio. Se presentó ante la redacción del libelo Granma para que por conducto de la prensa llamar la atención de Castro y de Alarcón de Quesada. No obtuvo respuesta.

Finalmente recibe respuesta del Consejo de Estado: “y me dijeron que la inquietud mía la habían pasado al gobierno provincial”; pero en el gobierno provincial no había inquietud alguna, sencillamente le informaron que no habían recibido la comunicación del Consejo de Estado. Fue citada al Comité Municipal del Partido Comunista solo para ser intimidada y exigírsele que no continuara presentándose en las diferentes instancia gubernamentales como delegada.

Lo único que alcanzó la delegada de la circunscripción 37 es una citación para presentarse ante la fiscalía municipal bajo una acusación formulada por el Vicepresidente del gobierno municipal por haberle cambiado un televisor a un discapacitado físico del que se alegaba no estaba en sus facultades mentales.

Ahora bajo presiones policiales, bajo presiones políticas, solo por reclamar en defensa de su comunidad, la delegada optó por hacer pública su denuncia por medio de la emisora Radio Martí, quizá así pueda llegar a ser escuchada.

“…discrepar y discutir en el lugar adecuado, en el momento oportuno y de forma correcta” no parece ser la tónica del gobierno del general presidente. Haberlo hecho y luego de no ser escuchada denunciarlo por Radio Martí traerá consecuencias no muy agradables para Sirley Ávila León, una delegada que creyó que podía defender los intereses comunitarios.

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