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miércoles, 19 de septiembre de 2012

Candidatura moribunda


Guillermo Descalzi. EL NUEVO HERALD

Estamos ante el proceso de una muerte prematura. La ven todos salvo quienes no quiere darse cuenta de ella. Es la muerte de la candidatura Romney. Empezó hace tiempo, víctima de falsedad genérica en su candidato. La deslucida convención republicana dejó ansiosos a todos en su equipo, tanto así que buscaron salvarlo empujándolo a darle un zarpazo a Obama. Lo dio el día de los ataques a nuestras representaciones en El Cairo y Bengazi, tras la muerte de nuestro embajador y tres compatriotas en Libia.

La campaña venía desarrollándose al compás de un minuet electoral. Tras las muertes y asaltos en Bengazi y El Cairo, sus asesores dejaron de lado el bailecito, decidiendo allí, en ese instante, ejecutar su plan. Aprovecharían las muertes y asaltos. Es algo que cayó muy mal. Aprovechar los ataques y la solemnidad de cuatro muertes para herir al presidente fue falto de clase y elegancia, especialmente por haber procedido con argumentos falaces, de un supuesto pedir perdón al Islam por quiénes y cómo somos los estadounidenses. Obama mostró temple en una entrevista donde se le preguntó de Egipto. Egipto no es un país aliado, y si lo fue ya no lo es. Se lo dijo a José Díaz Balart, de Telemundo.

La Casa Blanca luego trató de dorar la píldora, pero lo dicho quedó. Egipto no es nuestro aliado. Tampoco es nuestro enemigo. ¿Qué es? Obama no lo aclaró, pero Egipto no es más el bastión de seguridad que fue para nosotros ante el descontento islámico. En adelante podemos esperar casi cualquier cosa de su gobierno. Es en estas circunstancias que la campaña de Romney le propinó su zarpazo a Obama. Después apareció un editorial en Politico, prestigioso portal conservador en Internet, donde se declara que “Mitt Romney proved today that he is more a blathering idiot than Presidential material” (Mitt Romney, concluyó, ha probado ser más balbuceante idiota que material presidencial). Son palabras fuertes en un portal conservador.

Al día siguiente Joe Scarborough, periodista también conservador, alertó al partido diciendo que “ we should be willing to face the fact that Mitt Romney is likely to lose, and should, given that he’s neither a true conservative nor a courageous moderate” (Debemos, dijo, enfrentar los hechos y aceptar que Romney probablemente pierda, y es más, que debiera perder por no ser ni conservador verdadero ni valeroso centrista).

No ser ni verdadero ni valeroso se refiere a su persona, no a su política. Que Romney debiese perder por no ser ni conservador ni moderado, eso se refiere a su política. En ese espectro solo queda la opción de liberal. ¿Habrá implicado que es un liberal? No creo que haya querido ir tan lejos pero, en todo caso, la conclusión inescapable es que en ambos lados, personalidad y política, se le encuentra carente. Romney se está convirtiendo en mala compañía a mes y medio de la elección, y en el partido se ha interrumpido el acercamiento entre sus líderes y el candidato. Va a ser triste ver a las campañas republicanas en el Congreso mantener su distancia de la procesión fúnebre en que se está convirtiendo la candidatura Romney/Ryan.

¿Qué es Romney? ¿Un pseudo conservador y moderado sin valor? Es la adjetivación sugerida por los hechos. Esa parece ser su insignia. Romney abrazó un conservadorismo valiente pero lo que muestra es un conservadorismo descabellado. Es descabellado porque no está en él, no nace de él, no vive en él. Lo lleva como peluca. Parece difícil pedirle la clase y estilo de la autenticidad, pero no todo está perdido. Aún tiene una oportunidad para remediar la situación, tres en realidad, en los debates.

El conservadorismo busca y ansía su resurrección. Ha habido muertes previas con posterior resurrección política. Un ejemplo reciente está en el comeback kid, el Clinton de teflón que rehusó morir tras cada uno de sus escándalos, pero lo de Romney no es un escándalo. Es algo más esencial. Es su personalidad e ideología, y allí está la dificultad. La resurrección es factible con personalidad saludable e ideología sólida. La de Romney parece personalidad marginal, y su ideología se mueve con el cambiar de los vientos. Hoy procede con una campaña que parece procesión, una que todos debemos tratar con respeto porque no es fácil continuar con una candidatura moribunda a mes y medio de la elección.

El partido necesitará nobleza. Temo que al final haya poca nobleza para Romney. Los conservadores están auto arrinconados en un extremo donde han empezado a ver a su candidato como chivo expiatorio, víctima para el altar del conservadorismo. Algo más: El atracón en el Medio Oriente empieza a recalentarse. Sea quien sea el triunfador en noviembre, todo apunta a que tendrá que lidiar con una nueva explosión en la región.

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