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martes, 14 de agosto de 2012

Entrega de soberanía a China


Mauricio Gándara Gallegos. EL UNIVERSO

Solamente en las épocas coloniales se daba el caso de que la metrópoli asumía la representación de los estados que integraban el imperio. Al término de la Segunda Guerra Mundial, la situación cambió y los pueblos reclamaron su independencia. Así, el Imperio Británico reconoció la independencia de la India; algunos estados se mantuvieron como libre asociados, reconociendo como soberano al rey del Reino Unido y encargándole, a veces, el manejo de su representación consular, preferentemente; hasta hoy, subsiste una relación de amistad y cooperación de cerca de cincuenta estados, agrupados en la Commonwealth de las antiguas naciones del imperio.

Al Imperio Soviético estuvieron sujetos los estados miembros y los que se encontraban dentro de su área de influencia, como los estados de la Europa del Este. En América existe el caso de Puerto Rico, llamado Libre Asociado, pero cuya representación la ejerce Estados Unidos. Pero estos son casos ya raros. Por eso, es inaceptable que el Ecuador haya conferido un poder para que la China lo represente como su apoderada para efecto de cobrar las deudas que con ella misma ha contraído nuestro país.

La prensa independiente nos descubre una información que el Gobierno nacional ha escondido celosamente: que Petroecuador ha conferido un poder “irrevocable” a Petrochina para que esta pueda cobrar sus acreencias con Ecuador de clientes internacionales nuestros, quienes deberán, irrevocable e incondicionalmente, efectuar sus pagos, no a Ecuador, sino directamente a Petrochina, en la cuenta bancaria seleccionada por esta. De esta manera se ha asegurado la China para cobrar los grandes desembolsos que ha hecho a favor del Ecuador bajo la figura de ventas anticipadas de petróleo, o por el financiamiento de obras como el de Coca-Codo Sinclair, o simplemente como créditos de libre disponibilidad.

El Gobierno ecuatoriano alega que no ha prendado el petróleo ecuatoriano, pero ha ido más allá, porque China puede cobrar sus acreencias inclusive del petróleo que Petroecuador venda a otros compradores. China no solamente ha exigido este oprobioso poder para actuar en nombre del Ecuador, sino que a la altísima tasa de sus préstamos añade la condición de que sus empresas sean contratistas y no sujetas al requisito de licitación. ¿Si no hay concurso, licitación, quién controla los precios?

Es necesario que se establezcan las responsabilidades correspondientes: ¿El procurador general del Estado autorizó a Petroecuador a otorgar este poder? ¿La Presidencia de la República, la Cancillería, los ministerios de Recursos No Renovables y de Finanzas, lo autorizaron?

Para valorar toda la gravedad de lo hecho, debemos preguntarnos: ¿Los ecuatorianos, incluido el actual Gobierno, hubiéramos tolerado que Petroecuador otorgue un poder a la Chevron-Texaco o al Gobierno de los Estados Unidos? No, unánimemente habríamos protestado. Este no es un negocio entre particulares en que se puede hacer todo lo que no está prohibido; este es un negocio entre Estados en los que solamente se puede hacer lo que está permitido, y cierta y definitivamente no está permitido entregar poderes soberanos.

Todo esto lo conocemos gracias a la Prensa Libre. ¿Lo habría publicado la prensa incautada por el Gobierno? Todos sabemos que no.

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