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lunes, 30 de julio de 2012

Incongruencias en la Nota Oficial del Ministerio del Interior de Cuba


Mario J. Viera

Los medios oficialistas de Cuba publicaron el pasado 28 de julio una extensa nota oficial signada por el Ministerio del Interior con la que se pretendía “explicar” forensemente el supuesto accidente de tránsito en que perdieran la vida el opositor Oswaldo Payá Sardiñas y el activista Harold Cepero Escalante. Con esta nota dirigida más hacia la opinión internacional, el régimen de Raúl Castro da por terminado el caso bajo el rubro de los delitos contra la seguridad del tránsito correspondiente al Capítulo III del Código Penal vigente en Cuba y tipificado por el artículo 177 que establece sanción de privación de libertad de uno a diez años para “el conductor de un vehículo que, infringiendo las leyes o reglamentos del tránsito, cause la muerte de una persona”.

Independientemente del lenguaje forense empleado en la Nota Informativa estableciendo lugar del hecho, reconocimiento de testigos, determinación pericial de la velocidad a la que viajaba el conductor del vehículo, condiciones de la vía y la presentación de unos gráficos para explicar el desplazamiento del automóvil luego de que su conductor supuestamente aplicara de manera brusca los frenos, hasta golpear con un árbol de la cuneta de la vía, se generan más duda que esclarecimiento.

Aceptemos provisionalmente que, como dice la nota oficial “el vehículo salió de La Habana sobre las 06:00 horas” del 22 de julio y el “accidente” ocurre a las 13:50 horas del mismo día, dato que pudo haber sido suministrado por los ocupantes sobrevivientes del vehículo, lo que establece aproximadamente un tiempo de aproximadamente de 8 horas entre el lugar de salida y el lugar donde abruptamente concluye. A partir de este dato la nota del Ministerio del Interior presupones que “del análisis lógico del tiempo de viaje (cerca de ochocientos kilómetros en menos de ocho horas, con tres paradas intermedias)” y, por tanto, “Ángel Francisco Carromero Barrios ─ quien conducía el vehículo ─ debió conducir a una velocidad promedio superior a los 120 kilómetros por hora”.

Veamos. El GPS de Google maps, establece una distancia de 659 km entre La Habana y la ciudad de Las Tunas, necesitándose  7 horas y 16 minutos para cubrir esa distancia en tránsito por la Carretera Central. Según este mismo recurso de búsqueda, la distancia que separa a La Habana de Bayamo, viajando también por la carretera Central, es de 738 km que se cubren en un tiempo de 8 horas 18 minutos.

Otro dato, obtenido mediante Google maps. La distancia que separa a Bayamo de Las Tunas es de 81,9 km que puede recorrerse en un tiempo de 1 hora y 10 minutos.

Es poco probable que Carromero viajara a lo largo de la angosta carretera central dejando a un lado la Autopista Nacional que permite una velocidad de 120 km por hora.

Como hace notar el Blog Cuba al descubierto: “Realmente es incomprensible creer que un auto pueda viajar por las carreteras de Cuba a tan alta velocidad. Se conoce que la única vía para alcanzar los 120 kilómetros por hora es la Autopista Nacional, conocida por 8 vías”, además, según ese mismo blog, “un cubano que viaje en ese vehículo a tal velocidad por esas carreteras estrechas de la isla, es el primero en aconsejar al chofer de bajar la velocidad, al menos que se esté registrando en ese momento una persecución con peligro para la vida de los ocupantes del auto siniestrado”.

El recorrido, según los datos anteriores, pudo haberse realizado en las aproximadas 8 horas que de acuerdo con la Nota del Ministerio del Interior mediaban entre un punto y otro y no necesariamente  se puede concluir una velocidad promedio “superior a los 120 km por hora” como deducen los peritos del Ministerio del Interior.

Consideremos otro aspecto: De acuerdo con el peritaje hubo tres testigos oculares del accidente. Uno de ellos, José Antonio Duque de Estrada, trabajador del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, quien transitaba en bicicleta por “el lugar de los hechos” en bicicleta,  se dice que declaró: “El carro me pasó a alta velocidad por al lado, con seguridad iba a más de 100 kilómetros por hora. Rebasó a un tractor que también iba en la misma dirección y después vi una tremenda polvareda, cuando entró a un tramo que está en mal estado” y agregó: “vi al carro impactado contra un árbol en la cuneta”.

De acuerdo con la declaración del segundo testigo que presenta el Ministerio del Interior, Lázaro Miguel Parra Arjona, tractorista del INRH: “El carro me adelantó a gran velocidad; luego vi la nube de polvo fuerte y cuando bajó el polvo pude ver el auto impactado en el árbol que está en la cuneta”.

El tercer testigo, Wilber Rondón Barrero, campesino de Río Cauto, que “venía en dirección contraria, a unos cien metros de distancia del sitio donde ocurrió el siniestro” habría declarado: “Cuando me acercaba vi que el carro perdía el control y se impactaba contra un árbol de la cuneta”

Nótese que dos testigos hablan de “polvareda” y  “nube de polvo”. ¿Coincidencia subjetiva sobre un mismo aspecto de dos testigos a diferentes distancias del carro colisionado?

Algo más, los tres testigos coinciden en que el auto se había impactado contra un árbol, ninguno de los tres dice nada de que, luego de su impacto con el árbol, el vehículo accidentado hubiera continuado girando hasta detenerse junto a un canal de desagüe, como se muestra en la gráfica del Ministerio del Interior. Ante esto se nos ocurren algunas preguntas:

Pregunta 1: ¿Existe foto del árbol contra el cual se impactó el vehículo?

Pregunta 2: ¿los testigos prestaron ayuda a los accidentados?

Pregunta 3: ¿Quién notificó a la policía del accidente?

Pregunta 4: ¿Estuvieron todo el tiempo los testigos en el lugar dando ayuda a los accidentados y aguardando a que llegara la policía?

Según los peritos del Ministerio del Interior, “el vehículo presentaba una abolladura de 67 centímetros de ancho con 45 centímetros de profundidad en el lateral izquierdo trasero, perpendicular al eje longitudinal del auto (lugar donde viajaban los fallecidos), como consecuencia de un fuerte golpe que deformó sustancialmente el monochasis y el techo, cuyas características y dimensiones se corresponden con el tronco del árbol referido”. ¿Por qué no se ha mostrado alguna foto de dicho árbol? Si el auto se impactara contra el tronco del árbol, este mostraría señales del impacto, rasgaduras, manchas de la pintura del auto… Un impacto que provoca una abolladura de casi medio metro de profundidad en el lateral de un auto debería dejar señales visibles en el tronco del árbol contra el cual colisionara.

Algo que también llama la atención es el interés en mostrar los años de experiencia de los oficiales y peritos que se ocuparon del caso.

Capitán Jorge Fonseca Mendoza, perito del lugar del hecho (12 años de experiencia).

Teniente Coronel Misael Fontes Pérez, oficial de la Sección de Averías, Explosiones e Incendios (19 años de experiencia como perito)

Teniente Coronel Inardi Reyes Uriarte, Jefe de la Sección Provincial de Criminalística de Granma (11 años de experiencia como perito).

Capitán Jorge Fonseca; de conjunto con Fidel Núñez Guevara, Jefe de Ingeniería del Tránsito en la provincia Granma (9 años de experiencia como perito).

Esto nunca antes se había declarado dentro de un informe oficial del Ministerio del Interior; acaso de lo que se trata es de concederle a esos oficiales una alta credibilidad en las conclusiones a las que arribaron. ¡Son gente de experiencia! Parece ser lo que se pretende introducir en el subconsciente de los receptores de la Nota Informativa.

Analicemos lo que se dice en el informe del Ministerio del Interior:

Ángel Carromero declaró al Órgano de Instrucción que no recordaba haber visto la señalización que alerta sobre el estado en que se halla la vía. Añadió que irrumpió al terraplén a una velocidad que no puede precisar, debido a que no iba observando el cuentamilla y al percatarse de que transitaba sobre grava, intentó disminuir la velocidad mediante un frenazo brusco y el auto comenzó a resbalar de lado hasta impactarse contra el árbol”.

Veamos estos aspectos. En la declaración de Carromero aparecen estos conceptos: “no recordaba” refiriéndose a la señalización en la vía; “no puede precisar” la velocidad a la que entró en el terraplén; “no observaba” el cuentamillas; “intenta disminuir la velocidad mediante un frenazo brusco”. No hay que ser psicólogo para concluir que esta declaración muestra un estado de angustia y nerviosismo. En estado sereno nadie da un frenazo brusco a no ser por una situación especial o caso extremo. ¿Qué provocó el nerviosismo de Carromero? ¿Por qué iba a exceso de velocidad por una carretera de segundo orden y angosta? Carromero no estaba bajo los efectos de bebidas alcohólicas, entonces ¿Por qué corría? ¿Por qué no le advirtieron sus acompañantes cubanos del peligro de circular velozmente por una vía llena de baches, por la que transitan otros vehículos, tractores y personas a pie y en bicicleta?

Nada de lo recogido en el informe del Ministerio del Interior obliga a descartar la hipótesis de que el Hyundai Accent de turismo haya sido perseguido y acosado por otro vehículo que le persiguiera tenazmente y que ese vehículo agresor estuviera conducido por agentes de la inteligencia del castrismo.

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