Pages

lunes, 28 de noviembre de 2011

¿Se contagió Felipe Calderón con su amigo Rafael Correa?

Mario J. Viera

Parece que sí. Calderón sostiene las mejores relaciones con su homólogo ecuatoriano. Simpatiza con él en algunos temas como el de dar apoyo a la idea de la creación del CELAC, la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños tan acariciada por los socios del Socialismo del Siglo XXI. Aunque no ha sido el único que cediera ante el chovinismo subcontinental, pues a los gobiernos de la ALBA se unieron todos los países latinoamericanos y caribeños.
Calderón se colocó del lado de Correa en el conflicto con Colombia con motivo del ataque colombiano en contra del campamento cómodamente instalado en Ecuador de Luis Edgar Devia, alias "Raúl Reyes". Calderón se había sentido conmovido porque en el operativo colombiano habían resultado muertos cuatro mexicanos afiliados a las FARC y herida una importante colaboradora mexicana de esa organización terrorista.
Este conflicto ─ expresó Calderón durante una visita amistosa que hiciera Correa a México en abril de 2008 ─ ha resultado particularmente doloroso para México porque en estos hechos han muerto cuatro mexicanos y una más resultó herida... No hay tragedia más grande que perder a un hijo, por ello reitero mis condolencias a los familiares de los jóvenes que perdieron la vida y el Gobierno mexicano hace suya la exigencia de justicia”.
Calderón junto a su retórica con marcado acento antinorteamericano ha encontrado puntos de acercamiento con la tiranía de los Castro. En diciembre de 2008, según él mismo dijera, le quedó muy buena impresión su encuentro con Raúl Castro en Salvador de Bahía, Brasil, lo que sería indicativo de que se abrirían “avenidas muy importantes de colaboración y cooperación” con la dictadura isleña; pero no solo eso, habló en contra del embargo que Estados Unidos aplica al régimen castrista pidiendo que se levantara el “bloqueo”, tal como los Castro definen al embargo: “Y nuestro rechazo al bloqueo, tampoco quedó fuera el tema de la preocupación y la de muchos mexicanos sobre la vigencia y el respeto pleno a los Derechos Humanos en Cuba y en cualquier otra nación del mundo”. La violación de los derechos humanos en Cuba parece que Calderón la entiende como resultado del “bloqueo” y no como una política de estado de los usurpadores del poder en Cuba.
Durante la cordial visita de Correa a México, el sanguíneo presidente ecuatoriano bromeó amigablemente con calderón y esbozó las coincidencias personales que les unía a ambos. Correa dijo entonces: “Más allá de presuntas divergencias ideológicas hemos descubierto que tenemos mucho en común con el presidente Calderón, la misma edad, tal vez somos representantes de una nueva generación de dirigentes en América Latina, hermosas esposas, tres hijos, el último de la misma edad, afición por el ciclismo, por la guitarra, afición por la música Latinoamericana, sólo le falta ser socialista, no perdemos las esperanzas, ser de derecha ya pasó de moda en América Latina, véngase, bienvenido siempre
Pero estas no son sus únicas coincidencias, aparte de la que encontró Calderón durante la Cumbre Iberoamericana celebrada en Asunción de Paraguay. “Coincido ─ había dicho Calderón ─ con Rafael Correa en que el abuso de la libertad, sobre todo de la libertad de expresión, lleva a extremos que son exacerbaciones molestas, ofensivas, difamatorias”, aunque luego matizó el tema diciendo que “entre el dilema de la libertad usada en exceso, que llega al abuso, y el dilema de la libertad que se restringe para evitar que se llegue al abuso, nosotros hemos optado totalmente por la libertad”. ¿Cierto?
Parece que no y que Calderón coincide con Correa amenazando a quienes le critican. Esto quizá lo conocerá el abogado mexicano de derechos humanos, Netzai Sandoval a quien, junto a un grupo de periodistas, académicos e intelectuales, se le ocurrió presentar ante la fiscalía de la Corte Penal Internacional (CPI) una querella en la que solicita se abra una investigación en las muertes de 45 mil personas a manos de los militares y narcotraficantes. “Queremos que el fiscal nos diga si se han cometido crímenes de guerra y crímenes de lesa humanidad en México y si el presidente y otros altos funcionarios son responsables” había afirmado Sandoval.
La querella fue presentada el pasado viernes ante la CPI acompañada con la firma de 23,000 ciudadanos mexicanos. Entre los implicados en la querella se menciona al presidente de México y el narcotraficante Nacho Guzmán.
En el mejor estilo correista, la Oficina de la Presidencia mexicana amenazó con proceder legalmente contra los peticionarios. En un comunicado dado a conocer este lunes 11 de noviembre se dijo:El Gobierno explora las alternativas para proceder legalmente contra las personas que las promueven en distintos foros e instancias nacionales e internacionales” al considerar la querella como “imputaciones falsas y calumniosas”.
Como su gobierno es tan democrático, la Presidencia de México consideró absurdo igualar su accionar en la lucha contra el narcotráfico “con delitos de lesa humanidad que son cometidos por Estados autoritarios, orientados al exterminio de una población por razones étnicas, religiosas o políticas”.
México formalmente es una democracia, pero el elevadísimo grado de corrupción que permea a políticos, jueces, funcionarios, policías y ejército daña gravemente la credibilidad de las libertades públicas que se pregonan “como pocas naciones en desarrollo” pudieran tener.
Si Calderón ha optado por la libertad, como afirmara en Paraguay, nada debe temer de una querella impulsada por un elevado número de mexicanos y mucho menos amenazar con acciones legales en contra de los querellantes como haría cualquier Estado autoritario al estilo de Castro, Chávez o Correa.
Vale la pregunta: ¿Se habrá contagiado Felipe Calderón con su amigo Rafael Correa?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario