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martes, 4 de octubre de 2011

Los orishas y los comunistas

Adolfo Pablo Borrazá

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.rg –Pedrito anda vestido de blanco porque está de Iyabó. El santo que rige su alma es Obatalá, que según la religión yoruba es el dueño de las cabezas. Su equivalente católico es la Virgen de Las Mercedes.

Pedro trabaja en una unidad militar y tiene buenos amigos que son oficiales de alto rango.

En su Itá (predicción del futuro), el santo sólo le prohibió el río y la playa. Para suerte suya, puede comer de todo. Pedrito se alegra y dice que  Obatalá es lo máximo.

Los 27.000 pesos (más de 1.200 dólares) que le costó el ritual de iniciación religiosa no le hacen daño a su economía. Según él, eso fue una bicoca. Además, dice que cuando terminen el periodo de Iyabó, duplicará el dinero que gastó para su santo.

Uno de sus amigos militares salió recientemente ileso de un problema de corrupción. Aunque permaneció detenido varios días en el temible Departamento Técnico de Investigaciones de 100 y Aldabó, el santo del amigo, que también es Obatalá, le ayudó a salir “limpio” del  lugar.

Ambos son militantes del Partido Comunista y se proclaman fieles seguidores del Máximo Líder. Expresan con orgullo que a “ese nadie lo tumba porque el santo que le hicieron en Nigeria es de ampanga”. Aunque hay diferentes versiones respecto al santo que supuestamente se hizo el Comandante, ellos aseguran que fue Obatalá.

El pasado 24 de septiembre se celebró el día de la Virgen de Las Mercedes. Muchos devotos acudieron a rendirle tributo en la iglesia de la Habana Vieja, dedicada a ella. Entre estos se encontraban algunas Damas de Blanco quienes fueron vejadas y atropelladas  por simpatizantes del régimen, que también adoran al orisha.

Días antes, estas valerosas mujeres habían recibido similar dosis de represión  al tratar de celebrar el día de la patrona de Cuba, La Caridad del Cobre (Ochún, en el ritual afrocubano). De igual manera, idólatras oficiales arremetieron contra ellas con furia y salvajismo.

Tanto a Obatalá como a Ochún, parece importarles bien poco las penurias  que sufre nuestro pueblo. Mientras que decenas de mujeres son golpeadas delante de sus narices, los que han llevado este país a la más absoluta miseria, a la ruina total, parecen contar con las bendiciones, pues continúan haciendo y deshaciendo a su antojo.

Parece que los santos siempre están disponibles cuando un comunista necesita de ellos; pero nunca aparecen los orishas cuando la parte más mancillada de este pueblo necesita su protección.

En silencio, los cubanos llevamos medio siglo pidiéndoles a los santos que hagan algo por este pueblo, y nos decepcionan año tras año.  Por décadas, el sector más pobre y desprotegido de la sociedad ha implorado ardientemente la intervención de los orishas, pero al parecer ellos están parcializados a la hora de emplear su poder.

Lamentablemente, he llegado a la conclusión de que los orishas en Cuba solamente quieren cuidar y proteger a los comunistas, como Pedrito y su amigo. Cualquiera diría que son comunistas.

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