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martes, 4 de octubre de 2011

Alexander el pintor

Gladys Linares[1]

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -Desde pequeño, Alexander sentía una gran atracción por dibujar. Algunas veces, mientras los demás niños jugaban, corrían y retozaban, él se entretenía con una hoja y un lápiz, dibujando todo lo que veía a su alrededor. Sus amiguitos lo empezaron a llamar “el pintor”.

Muchas veces, sus mayores lo regañaban por tener las libretas y los libros llenos de dibujos, lo mismo de una mariposa que de una persona. Acostumbraba pintar a sus compañeros de aula y luego les obsequiaba el dibujo. Todos se lo agradecían. Cuenta Chachi, su mamá, que una vez, en noveno grado, la profesora guía la mandó a buscar por una supuesta falta de respeto: el niño la había pintado… Según la madre, el retrato era tan bueno que reproducía hasta la última arruga de la profesora, quien, al parecer, creyó que Alexander se estaba burlando de ella.

Muchas veces, los fines de semana, Alexander se iba para Guanabo o Santa María, con papel y lápiz, a dibujar a los turistas, que le daban algún dinero por sus trabajos. Con esto ayudaba a la economía de su hogar, se compraba alguna ropa, y podía seguir estudiando.

Como Chachi quedó cesante a fines del año pasado, el pintor se empeñó a tiempo completo. Entonces sí necesitaba dinero, pues le cayó encima la responsabilidad de mantener el hogar. Pero aun así, debía seguir estudiando, pues pensaba hacer las pruebas para entrar en la Academia San Alejandro al terminar el preuniversitario.

En mayo fue a Varadero en una excursión de ida y vuelta en el día. Había escuchado que allí van turistas con mayor poder adquisitivo, y quería probar suerte. En plena faena lo sorprendió un joven policía. Contempló el dibujo y le dijo: “Socio, eres un bárbaro, pero piérdete, que si te pescan, vas completo”.

Hace unos días la policía lo sorprendió en Guanabo. Estaba pintando a dos jóvenes extranjeros, con los que aún no había cruzado palabra, pero esta vez no tuvo tanta suerte: se lo llevaron para la Unidad de Policía de Guanabo, y le levantaron un acta por “asedio a turistas”. Pasados unos días, el jefe de sector le dejó una citación para que se presentara en la Unidad, donde le abrieron un expediente por “peligrosidad pre delictiva”. Cuando él preguntó a quién le hacía daño con pintar y que por eso le dieran unos quilos, lo catalogaron de delincuente.

Ahora Chachi está muy nerviosa. Sabe que pueden encarcelar a su hijo por la manera en que se gana la vida, y además le preocupa mucho que Alexander no pueda lograr su sueño de estudiar en San Alejandro, ahora que tiene expediente policial.


[1] Gladys Linares. Cienfuegos, 1942. Maestra normalista. Trabajó como profesora de Geografía en distintas escuelas y como directora de algunas durante 32 años. Ingresó en el Movimiento de Derechos Humanos a fines del año 1990 a través de la organización Frente Femenino Humanitario. Participó activamente en Concilio Cubano y en el Proyecto Varela. Sus crónicas reflejan la vida cotidiana de la población.

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