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sábado, 6 de agosto de 2011

La transición hacia la democracia en Cuba, según Biscet.

Fragmento

Según Natan Sharansky, los regímenes dictatoriales como los de los hermanos Castro son sociedades del miedo, y “se caracterizan por un proceso inexorable de estancamiento, regresión y hundimiento que la única manera de superarlos es con ayuda externa”. Por eso he condenado  enérgicamente durante años que los países civilizados y desarrollados sigan sosteniendo a la dictadura comunista.

Según Sharansky, el sistema socialista en Cuba está en su fase final. Las sociedades del miedo en su período terminal se identifican por el aumento del terror de estado y el creciente número de individuos doble pesadores. Si a esto le agregamos la perdida ideológica del sistema, el régimen se hace aún más débil por el hecho de ser un estado poscomunista cuya ideología ha fracasado de manera rotunda. Este es el momento ideal para ponerle fin a la dictadura castrista a través del desafío político masivo no violento y no brindarle apoyo alguno que pueda acarrearle legitimidad política, recursos financieros y económicos externos e internos.

Las ideas surgen en nuestras mentes pero sirven de poco si no las ponemos en práctica con nuestra propia voluntad. La dictadura, para evitar que las ideas libertarias se desarrollen en la vida diaria, bloquea nuestra voluntad a través del miedo y nos despersonaliza, así como elimina nuestra autoestima para convertirnos en instrumentos de sus designios.

Para salir de ese estado abúlico y débil se necesita abrir las fuentes internas de nuestro libre arbitrio. Esto solo es posible a través de un  protagonismo sano y puro tal como lo describió el Papa a los jóvenes cuando les dijo: “sean protagonistas de su propia historia personal y social”. Por eso les digo a los cubanos que se resistan a los cansados, a los fracasados, a los débiles en amor patrio, a los carentes de esperanzas y de amor propio, a los traidores, y sean protagonistas de su propia historia para ser un pueblo libre.

Llegó la hora de que los cubanos derroquemos a la dictadura comunista que hace más de cincuenta años ha destruido nuestra economía, nuestras normas educativas y religiosas, nuestra moral y nuestra ética de convivencia civilizada. No nos dejemos engañar por falsas propuesta de cambio del mismo gobierno que nos ha esclavizado por más de medio siglo independientemente  de la institución, grupo o persona que la presente. Es muy difícil que el Partido Comunista pueda realizar cambios profundos  cuando en los últimos cinco años ha expurgado de sus filas a los de pensamiento más moderado. La ortodoxia comunista persiste en todos los niveles de dirección y usan el centralismo democrático o sea subordinación de todos sus miembros y no respecto a las minorías.

Sin embargo, presumamos por un momento la utopía de que el régimen comunista accediera por voluntad propia a realizar transformaciones profundas. ¿Cuál deberían ser estas?

. Ratificar los pactos internacionales de derechos humanos en especial los civiles y políticos.
. Poner perentoriamente en práctica las libertades inalienables.
. Derogar el artículo cinco de la Constitución comunista.
. Permitir entrada, salida y permanencia de todos los cubanos en su patria con garantía plenas de sus libertades.
.Garantizar la participación directa de los cubanos exiliados en todo el proceso de cambios democráticos en su país.
.Renuncia de todos los miembros del actual Consejo de Estado y de Gobierno, y los vinculados a crímenes de lesa humanidad.

La puesta en práctica de estos requisitos indispensables sería el preámbulo para reconocer, analizar y discutir un proceso de cambios hacia la transición del país a la democracia y la libertad. Sin esos requisitos no hay nada de qué hablar.

Por otra parte, es necesario estar en guardia porque el gobierno castrista tiene un inmenso poder político y económico para realizar políticas de subversión. El ejemplo clásico lo tenemos en la forma que desde la isla el régimen ha podido subvertir el orden social de Venezuela, Nicaragua, Ecuador, con fuertes influencias en Bolivia y grandes potencialidades en Honduras. Si esto es en el extranjero que no pudieran hacer aquí.

Por ejemplo, tiene la capacidad y, de hecho lo ha demostrado, de infiltrar sus agentes de inteligencia en la dirección de las organizaciones democráticas, de destruir las organizaciones opositoras y de perpetrar asesinatos extrajudiciales de los verdaderos líderes comprometidos con la libertad de su pueblo.

Por esto lo más sabio es no fiarse del gobierno, ni de aquellos que quieren prolongar su existencia, olvidando los muchos años de fracaso y cruel tiranía. Mejor es depositar nuestra confianza en el Dios Bíblico y en nuestros propios esfuerzos, apoyados por nuestro pueblo, organizarlo y entrenarlo para fortalecerlo en los métodos de la lucha cívica no violenta. Esa es la única forma de alcanzar una victoria rápida y perdurable.

El triunfo de la oposición demócrata es posible y viable si consolidamos un fuerte movimiento opositor de resistencia no violenta interno de amplia base social.

Una sociedad del miedo se mantiene por el terror de estado combinados con métodos científicos para desencadenar desordenes psicológicos o psiquiátricos en la población. Entre ellos están el trastorno por estrés postraumático y trastorno de indefensión aprendida. Estos procesos mentales no desaparecen de un día a otro ni inmediatamente con la libertad; sino que debe transcurrir un tiempo prolongado de tratamiento médico o de consolidación de las instituciones democrática para que las personas confíen en estas y se sientan realizadas y libres.

Por esto quedo atónito e incrédulo cuando escucho propuestas de realizar plebiscitos o elecciones generales bajo control de la dictadura o recientemente liberados de ella. Los aliados triunfantes en la Alemania nazi, en Afganistán e Iraq esperaron un tiempo prudencial para restablecer la confianza en sí mismo de cada ciudadano libre.

El período de tránsito en Cuba debe comenzarse por restablecer la memoria histórica de la nación a través de las cláusulas aplicables de la  Constitución de 1940, con un equilibrio de poderes independientes y un gobierno provisional conformado por todas las fuerzas democráticas del país. Una vez estable el país, en el propio período de tránsito, instituir una constitución democrática provisional como base para las elecciones locales, regionales y un gobierno de transición democrático en preparación de las elecciones generales y fundación de la Republica Libre de Cuba.

Un Poder Judicial independiente desde el inicio del Período de Transito determinaría la integración del Tribunal Superior Electoral el cual  garantizaría la organización y transparencias de unas elecciones bajo la supervisión de organismos internacionales. Importante pasar revista a los  artículos 184 y 185 de la Constitución de 1940. En la Constitución comunista se produce la barbaridad constitucional de que el poder judicial está subordinado a la Asamblea Legislativa y al Poder Ejecutivo.

Creo asimismo que es de vital importancia que la futura Republica Libre de Cuba se organice como un Estado laico donde predomine una economía de mercado y se respeten a plenitud de libertades fundamentales de cada ciudadano. Pienso además que esa república debe ser edificada desde hoy con responsabilidad e intensos debates públicos y profesionales en todas las ramas del saber incluidas las ciencias políticas. Aspiro, en conclusión, a promover la triada de Livingstone: cristianismo, comercio y civilización. Recordando que pertenecemos al mundo occidental, el de la civilización socrática y la cultura grecorromana-judeocristiana.

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