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domingo, 20 de febrero de 2011

El dinosaurio ruge en Wisconsin

Mario J. Viera. 


El gobernador republicano de Wisconsin intenta recortar la capacidad de negociación de los sindicatos y, al mismo tiempo, los derechos sindicales y económicos a los más de 300 mil empleados estatales. La alegación para esa acción, recogida en un proyecto de ley que impulsa, es la manida del partido Republicano, que en ese estado se intenta justificar con el déficit de 3 600 millones de dólares.

Rebajar salarios y restringir la acción de los sindicatos. Sin embargo, pese al enorme déficit que agobia a Wisconsin, el gobernador Scott Walker no intenta lastimar ni con el pétalo de una rosa a las empresas ubicadas dentro del área geográfica del estado, con la aprobación a favor de las mismas de recortes fiscales que rondan en más de 140 millones de dólares. Es el clásico aserto de que la soga se parte por la parte más débil; en este caso los empleados públicos.

Pero Walker es una figura adorada por el dinosaurio del Tea Party, y aunque muchos miles de ciudadanos se concentran en las calles de Madison frente al capitolio estatal rechazando el proyecto de Ley, algunos miles de los cavernícolas del Tea Party han realizado su propia concentración a favor de las propuestas del gobernador. 
Seguidor de la corriente economista de la Escuela de Chicago, Walker quiere que los sindicatos, las organizaciones que representan los intereses de los trabajadores sean minimizados hasta un punto en que los grandes magnates puedan sentirse tranquilos, sin temor a huelgas o a demandas laborales o salariales que por modestas que sean les restan a su pretendido derecho de Laissez faire.
Contrariando al rechazo que por seis días de protestas masivas ha generado su pretendida ley, Walker declaró, con la misma prepotencia de un Hosni Mubarak red neck:
“Estamos dispuestos a tomar el tiempo que sea necesario porque al final estamos haciendo lo correcto”.
Según The Wall Street Journal, los del Tea Party en manifestación de contraprotesta se enfrentaron a los sindicalistas agitando banderas de Gadsden, la bandera amarilla con la serpiente cascabel y la inscripción “Don't tread on me” (No me pises) y gritando “Aprueben el Proyecto”. El jingoísmo propio de los fundamentalistas ideológicos.

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