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domingo, 20 de febrero de 2011

El cabildeo (lobby): Termita en la democracia americana.

Los cabilderos actúan en las sombras, detrás de legisladores que estén dispuestos a dejarse sobornar de manera delicada y elegante. Representan, por lo general, intereses creados de grupos con fuerte poder económico. Se amparan en una interpretación muy festinada de la Primera Enmienda de la Constitución para logran sus fines, no siempre beneficiosos para el conjunto de los ciudadanos de los Estados Unidos.
El lobby es el poder de los que más riquezas poseen. Es la sustitución del “gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo” por el gobierno de los intereses creados, por los intereses creados y para los intereses creados”
A continuación reproduzco una recopilación de informaciones sobre el tema específico del lobbismo o cabildeo en Estados Unidos.
Otro será el tema de los aportes financieros a los candidatos a puestos de elección. Los electores tienen, o deben tener, el derecho de conocer quiénes son los donantes de esos aportes y saber, antes de emitir sus votos, quienes están detrás de la cara sonriente del candidato.
Reproduzco, además, un artículo aparecido en El Nuevo Herald que se relaciona con la corrupción que hay en torno al cabildeo y a los aportes de desconocidos donantes. Es el caso del congresista David Rivera.


Un lobby (del inglés "entrada", "salón de espera") es un grupo de personas que intentan influir en las decisiones del poder ejecutivo o legislativo en favor de determinados intereses.
La actividad que realizan los lobbies se denomina lobbying, hacer lobby o cabildeo.
Los lobbies no suelen participar directa y activamente en política (por lo que no suelen formar su propio partido), pero sí procuran ganarse la complicidad de algún grupo político que pueda terminar aceptando o defendiendo los objetivos del lobby.
Hoy en día se habla cada vez más del poder en ciertos grupos de influencia en el gobierno. Incluso se utiliza el término lobbycracia para referirse a la extensa influencia que ejercen los conglomerados y grupos de interés en los policy makers de centros de decisión como Washington o Bruselas. En Estados Unidos es, quizás, donde este fenómeno ha llamado más la atención, particularmente a raíz del escándalo de corrupción política relacionado con las actividades del "lobbista" Jack Abramoff en el Congreso estadounidense. Abramoff fue condenado a prisión por haber participado en el soborno de diversos legisladores. Otro de los escándalos más famosos fue el de Randy "Duke" Cunningham, congresista que recibió fuertes sobornos por parte de contratistas militares.
Un lobby, en ciencia política es igual a: manejo, control y gestión.
Cabildear, de acuerdo con el sitio Web del Senado de Estados Unidos, es “la práctica de intentar persuadir a los legisladores de que propongan, aprueben o rechacen un proyecto de ley, o de que cambien las leyes existentes”. Un cabildero o grupo de presión “presenta información sobre propuestas de ley para apoyar los intereses de sus clientes”.
En inglés, un lobby es una entrada o salón de espera de un edificio o una oficina. En el Reino Unido también se usa para referirse a los salones del parlamento inglés donde los diputados se reúnen con el público. De ahí viene otra palabra inglesa, lobbyist (cabildero), que originalmente se refería a aquellas personas que esperaban a un político en el lobby del parlamento, con intención de influir sus votos. En este contexto, el término lobby llegó a ser usado para un grupo de cabilderos que trabajan por la misma causa.
Según Romano L. Mazzoli y Manuel Luján Jr., el cabildeo es una forma básica ─ y según algunos esencial ─ de participación de la ciudadanía en el proceso legislativo. La palabra “cabildero” fue usada originalmente para describir a alguien que frecuentaba el “lobby” o sala de espera de los gobiernos federal y estatal con el fin de entrevistarse con legisladores. El cabildeo está protegido por la Primera Enmienda de la Constitución que garantiza la libertad de expresión y el derecho de los ciudadanos a presentar peticiones al gobierno.
OpenSecrets.org, sitio Web del Centro de Políticas Responsables, que no tiene afiliación con ningún partido político, tiene una perspectiva más provocativa: “los defensores de profesión ganan mucho dinero por ejercer presión entre los miembros del Congreso y funcionarios gubernamentales sobre los asuntos de importancia para sus clientes, pero el dinero que las industrias, compañías, sindicatos y grupos de interés gastan en cabildear, con frecuencia es solamente una cantidad muy pequeña comparada con lo que pueden ganar en retorno si sus cabilderos tienen éxito”.
La principal Ley que rige el cabildeo es la Ley Federal Regulatoria de Cabildeo de 1964, que requiere que cualquiera que reciba pago por cabildear ante el gobierno, como su propósito principal, deberá registrarse ante el Secretario del Senado y el Secretario de la Cámara de Representantes, además de presentar informes trimestrales sobre sus actividades. Los regalos a funcionarios del gobierno son regidos por la Ley de Reforma de Etica de 1989 y los Códigos de Etica de la Cámara y el Senado.
El cabildeo nace en los Estados Unidos en el año 1829.
Los primeros antecedentes normativos se remontan al año 1876, cuando la Cámara de Representantes adoptó una resolución que exigía el registro de los cabilderos en su secretariado.
Por Ralph Dannheisser. Corresponsal especial del Servicio Noticioso desde Washington: “El cabildeo es un gran negocio. La base de datos de OpenSecrets.org muestra un aumento consistente en el gasto total de cabildeo de los 1.450 millones de dólares de 1998 a los 2.800 millones de dólares en 2007. Las cifras del primer trimestre de 2008 sugieren que esa cantidad se podría sobrepasar.
“La lista del grupo la encabeza el gasto realizado en los sectores financiero, de seguros y de bienes raíces, seguidos por el sector salud y muy de cerca por los de comunicación y electrónico. Cada sector gastó mucho más de 2.000 millones de dólares durante los últimos diez años. (El Servicio Noticioso desde Washington es un producto de la Oficina de Programas de Información Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos).
Por cada día que el Congreso legislativo estuvo en sesión en el 2007, los cabilderos gastaron, en promedio, 17 millones de dólares para ganar el favor de legisladores y otros funcionarios, sostuvo el Centro para una Política Sensible (Center for Responsive Politics, CRP).
El sector de la salud fue el que más dinero dedicó en 2007: 444,7 millones de dólares, señaló el CRP. Las instituciones financieras, de seguros e inmobiliarias se ubicaron en segundo lugar, con un desembolso de 418,7 millones de dólares, mientras que los laboratorios medicinales pagaron a los cabilderos 227 millones de dólares. El CRP destacó que la industria farmacéutica invirtió en este concepto 1.300 millones de dólares en la última década, lo cual la coloca al tope de la estadística.
Las empresas de seguros, en 2007, gastaron 138 millones de dólares, seguidas por las compañías de electricidad (112,7 millones) y las de computación e Internet (110,6 millones). El sector bursátil y la banca de inversión repartieron 87,3 millones, 40 por ciento más que en 2006.
Entre las empresas u organizaciones individuales, la Cámara de Comercio de Estados Unidos figura al tope de la lista. Aunque la suma de dinero dedicado al cabildeo cayó 27 por ciento en 2007, tras alcanzar un récord en 2006, la organización y sus entidades miembro gastaron 52,8 millones de dólares, según el estudio.
Entre las 20 empresas más generosas figuran General Electric (23,6 millones de dólares), General Motors, el gigante petrolero Exxon Mobil, AT&T y las fabricantes de armas Northrop Grumman y Lockheed Martin.
El estudio del CRP señaló que el aumento del gasto en cabildeo durante 2007 está en línea con el incremento que ha venido registrando desde fines de los años 90, en torno a ocho por ciento anual.
Entre las organizaciones que se dedican al cabildeo, Patton Boggs fue la que obtuvo mayores ganancias por quinto año consecutivo: 41,9 millones de dólares, 20 por ciento más que en 2006. Entre sus clientes más redituables figuran corredores de bolsa, productores de alimentos para mascotas y laboratorios como Bristol-Myers Squibb y Roche.


La mujer detrás del congresista David Rivera

Por SCOTT HIASSEN, PATRICIA MAZZEI Y MARC CAPUTO
El congresista David Rivera junto a Esther Nuhfer. JULIO KAMARA/Especial para El Nuevo Herald
Antes de iniciar el año pasado su intento de llegar al Congreso federal, David Rivera se embarcó en una campaña por el Senado estatal que impuso récords, al recaudar más de $1 millón en donaciones ocho meses antes del Día de las Elecciones.
Rivera pagó $250,000 de ese dinero a su recaudadora de fondos y antigua aliada Esther Nuhfer --incluyendo $150,000 en "bonos'', según muestran los registros-- todo por una campaña política que Rivera nunca terminó.

Rivera dejó temprano esa campaña por el Senado estatal para aspirar al Congreso federal. Con la ayuda de Nuhfer, Rivera ganó fácilmente la contienda al derrotar a sus oponentes republicanos en la primaria y al demócrata Joe García en noviembre.
Pero la naciente carrera de Rivera en Washington está en peligro, pues investigadores criminales en Miami y Tallahassee revisan sus finanzas personales y cuentas de campaña, incluyendo la cuenta del Senado que engordó el bolsillo de Nuhfer. Los investigadores también se centran en la estrecha relación de Rivera con Nuhfer.
Rivera ha negado haber hecho algo incorrecto. Nuhfer no respondió a los mensajes que se le dejaron.
Desde el 2006, la firma de consultoría de Nuhfer ha recibido al menos $817,000 en honorarios de las campañas políticas de Rivera, o de los comités políticos unidos al representante republicano y ex legislador estatal, según muestran los registros de las campañas estatal y federal.
Aún no está claro cómo se gastó parte de este dinero. La firma de Nuhfer recibió el otoño pasado $150,000 del Partido Republicano de Miami-Dade para anuncios por radio y esfuerzos para salir a buscar el voto, pero el partido no tiene un contrato o registros detallados que verifiquen los gastos. Rivera era el presidente del partido en el momento de los pagos, aunque él no firmó los cheques.
Cuando se le preguntó sobre el trabajo que Nuhfer realizó para él, Rivera dijo que sólo se comunicaría con The Miami Herald por medio de preguntas escritas que se le enviaran a una cuenta de correo electrónico a nombre de su campaña. Rivera sólo describió a Nuhfer como su "consultora de recaudación de fondos''. En el 2010, su último año en la legislatura estatal, Rivera describió de forma diferente a Nuhfer a un reportero del Miami Herald.
"Ella es una amiga cercana'', dijo Rivera en aquel momento.
Nuhfer era más que eso. Era también una cabildera en Tallahassee, donde sus conexiones con Rivera provocaban a menudo susurros y críticas de otros cabilderos, consultores políticos y legisladores en el Capitolio estatal, donde Rivera tuvo en el 2009 y el 2010 el poderoso cargo de jefe del presupuesto en la Cámara de Representantes.
Durante la sesión legislativa, Nuhfer fue una constante presencia en la oficina de Rivera: a menudo se le veía sentada cerca del escritorio de Rivera, usando su teléfono o tecleando en su laptop cerca de la ayudante legislativa de Rivera, Alina García, quien era compañera de habitación de Nuhfer en Tallahassee.
Rivera y Nuhfer también viajaron juntos fuera del estado, de acuerdo con fuentes cercanas a la investigación criminal. Durante su campaña, Rivera dijo que todos los viajes con Nuhfer fueron "actividades de recaudación de fondos y eventos''. En diciembre, Rivera acompañó a Nuhfer a una gala de esmoquin para el Miami Dade College.
Nuhfer, de 36 años, trabajó en una ocasión para el Departamento de Aguas y Alcantarillado del Condado Miami-Dade antes de comenzar en el 2004 su firma de consultoría, Communication Solutions. Dos años después, la firma de Nuhfer fue la primera contratada por Rivera para trabajar en su campaña de reelección del 2006 por la Cámara de Representantes estatal.
Ese mismo año, Rivera también comenzó a trabajar para los dueños del Canódromo de Flager en una campaña para obtener la aprobación de los votantes para máquinas de juego en las instalaciones de apuestas en el condado Miami-Dade. El canódromo le pagó posteriormente $510,000 a Millenniun Marketing, una compañía propiedad de la madrina y de la madre de Rivera, de 70 años de edad, bajo un acuerdo con el canódromo que se mantuvo secreto hasta finales del año pasado.
El trato de Rivera con el canódromo --que ahora se llama Magic City Casino-- es una de las transacciones que están ahora bajo la investigación del Departamento de Policía de Miami-Dade, el Departamento Policía de la Florida y la Procuraduría de Miami-Dade. Rivera ha negado haber hecho algo incorrecto, aunque reconoció haber recibido $132,000 en préstamos no dados a conocer de Millennium, un dinero que Rivera dice que pagó antes de asumir su banca en el Congreso federal.
Bajo el contrato con Flager, Rivera asumió el papel de "Máximo líder de la Cadena de Mando de Todos los Consultantes y Actividades de la Campaña''. Entre los consultantes contratados estaba Nuhfer, quien trabajó de forma estrecha con Rivera, dijo el consultor Brian May, quien también estuvo en la campaña.

La firma de Nuhfer estaba entre las mejor pagadas en la campaña a favor de las máquinas de juego, al ganar más de $110,000 en honorarios de un comité político financiado por la industria del juego de azar, muestran los registros.
En el 2007, Nuhfer comenzó a trabajar como cabildera en Tallahassee, donde la estatura de Rivera crecía gracias a su amigo, el presidente de la Cámara de Representantes Marco Rubio, quien hizo a Rivera el presidente de la Comisión de Reglas, un cargo que le dio a Rivera un enorme poder de decisión sobre el flujo de legislación que iba al pleno de la cámara.
Las relaciones de Nuhfer con Rivera hicieron de ella una aliada útil en el Capitolio estatal.
El año pasado, la ciudad de Miami Lakes contrató a Nuhfer en un esfuerzo por obtener más fondos para la ciudad en el presupuesto estatal, dijo Michael Pizzi, alcalde de Miami Lakes. Nuhfer concertó entonces una reunión de funcionarios de la ciudad con Rivera.
El contrato de cabildeo de la ciudad con Nuhfer fue arreglado por Gonzalo Dorta, un abogado que trabaja para la ciudad. Dorta ha sido un donante de campaña para Rivera y para el comité de acción política de Rivera, muestran los registros. Dorta no pudo ser contactado para un comentario.
Dorta fue también relacionado con un grupo de abogados llamado Private Defenders Clinic, cuyo presidente y su esposa contribuyeron el 30 de marzo con el máximo de $4,800 a la campaña de Rivera, en medio de la temporada legislativa del 2010. Al siguiente día, Dorta entregó $4,800 a la campaña, muestran los registros.
Private Defenders Clinic deseaba privatizar algunos servicios suministrados por la Oficina de Defensores Públicos de Miami-Dade, dijo el defensor público Carlos Martínez, quien pasó las últimas semanas de la sesión legislativa del 2010 tratando de asegurar que una legislación de último minuto no aprobara privatizar su oficina. Durante este tiempo, se le advirtió a Martínez que se cuidara de Nuhfer.
"Sólo escuché sobre ella, pero nunca supe ni siquiera cómo lucía'', dijo Martínez.
Nuhfer no estaba registrada para cabildear por la clínica. En su lugar, estaba registrada para cabildear por Pinsky Consulting Group, controlado por el cabildero Richard Pinsky, quien estaba registrado para cabildear por Private Defenders Clinic. Pinsky dijo que contrató a Nuhfer por sus relaciones no sólo con Rivera, sino con toda la delegación de Miami-Dade.
"Ella tenía buena información, realmente sabía lo que estaba pasando'', comentó Pinsky. "Cuando se trata de la delegación de Miami-Dade, necesitas tener tanta información como sea posible. Es un mundo diferente''.
Usualmente, los cabilderos no se registran para cabildear al mencionar a otros cabilderos como clientes. Pero la práctica no es desconocida. En el 2009, por ejemplo, tanto Pinsky como Nuhfer se registraron junto con otros pocos para cabildear por una compañía de consultoría controlada por otro cabildero, Dave Ericks, quien ha representado a decenas de gobiernos locales del Sur de la Florida, casas de empeño, contratistas de prisiones, AT&T y Florida Power & Light.
Al preguntársele sobre el curioso arreglo del año pasado, Ericks y Pinsky dijeron ambos que contrataron a otros cabilderos para ayudarlos a localizar a miembros, eliminar enmiendas o pasar mensajes.
"No era como si Esther estuviera cabildeando por todos mis asuntos a la vez'', comentó Pinsky. "Ella se registró como cabildera para mi firma consultora como medida de precaución. Todo llegó a saberse''.
Las informaciones sobre el cabildeo de Nuhfer en el 2008 fueron aún menos ortodoxas: se registró para cabildear sólo en la Cámara de Representantes de la Florida --donde se encontraba Rivera-- y no en el Senado estatal. Normalmente los cabilderos no se limitan a una cámara de la Legislatura.
Mientras trabajaba como cabildera, Nuhfer también lo hacía como consultora para dos comités de acción política relacionados con Rivera. Su firma recibió más de $44,000 en honorarios de los dos comités. Durante su campaña, Rivera dijo que Nuhfer realizó varias actividades de consultoría para los comités, incluyendo "defensa de política, asesoría estratégica, esfuerzos para llegar a los votantes y coordinación de eventos''.
En el 2008, Rivera también usó a Nuhfer para otra campaña, esta para el poco conocido puesto de miembro del Comité Republicano para el condado Miami-Dade. Los oponentes de Rivera en ese entonces, el senador Alex Díaz de la Portilla y el representante Julio Robaina, se maravillaron ambos del dinero que estaba gastando Rivera: un estimado de $250,000 por enviar propaganda por correo, anuncios de radio e incluso llamadas telefónicas pregrabadas con la voz de Rubio.
Rivera se ha negado a dar a conocer a sus donantes, al destacar que no tiene que hacerlo debido a un resquicio legal en las leyes estatales sobre las elecciones del partido. Rivera ganó la banca, lo que permitió aspirar a vicepresidente del partido en el condado, con lo que posteriormente pudo enviar negocios a Nuhfer.
En el 2009, cuando se vencía su gestión en la Cámara de Representantes del estado, Rivera anunció que aspiraría al año siguiente al Senado del estado, y una vez más contrató a Nuhfer para trabajar en la campaña.
En informes de campaña, se describe a Nuhfer como una consultora de recaudación de fondos. Pero en una respuesta por escrito a preguntas de The Miami Herald, Rivera mencionó unas 41 funciones diferentes que realizó Nuhfer para la campaña del Senado, incluyendo: "consultoría general'', "consultoría política'', "desarrollo material colateral'', "construcción de coaliciones'', "enlace de consultorías'' y ‘‘coordinación de viajes, programas de alcance en los sitios web de las escuelas, desarrollo de un sitio web, relación con las organizaciones auxiliares del Partido Republicano, análisis de las zonas electorales, etcetera''.
En lo que se refiere a la recaudación de fondos, la campaña de Rivera al Senado fue un éxito, al recaudar más de $1 millón antes de que se cambiara a su contienda para el Congreso. Aunque dejó de recaudar dinero para la contienda al Senado ocho meses antes de las elecciones, Rivera recaudó el año pasado más dinero que cualquier otro candidato al Senado en Florida, muestran los registros de las elecciones estatales.
Pero Rivera también consumió durante la campaña al Senado dinero a un ritmo sin precedentes, al gastar $700,000 hasta febrero del 2010, mucho antes de que incluso comenzaran la mayoría de las campañas legislativas. La firma de Nuhfer fue responsable de los mayores gastos: $250,000 en honorarios y bonos pagados a Communication Solutions durante un período de cinco meses, muestran los registros.
Rivera dijo que los bonos fueron "un gasto obligado por contrato debido a que la campaña llegó exitosamente al umbral de recaudación''. Pero Rivera se negó a suministrar a The Miami Herald una copia del contrato con la firma de Nuhfer.

Los gastos de Rivera de su cuenta en el Senado ya han provocado el escrutinio de la policía y los fiscales, supo The Miami Herald.
El verano pasado, Rivera pagó $75,000 de esa cuenta a una actualmente desaparecida compañía de consultoría propiedad de la hija de uno de los principales ayudantes de Rivera. De acuerdo con informes de campaña, el dinero se usó en una campaña de agradecimientos.
The Miami Herald solicitó registros que mostraran cómo se gastó este dinero de ‘‘agradecimiento'', pero ni Rivera ni la firma de consultoría suministraron al diario documento alguno.
Cuando Rivera se decidió a aspirar al Congreso federal en vez de al Senado estatal, una vez más acudió a Nuhfer en busca de ayuda. Fue Nuhfer la que envió el 25 de febrero el fax de la noticia de la candidatura de Rivera a la División de Elecciones y distribuyó el comunicado de prensa.
Nuhfer recibió otros $192,000 en honorarios por organizar anuncios por radio y televisión paa la campaña de Rivera al Congreso, muestran los registros. Nuhfer también trabajó el año pasado en la campaña de Rubio al Senado federal, según los registros.
Ahora que Rivera está en Washington, Nuhfer también ha sido vista en su oficina. Y ya no está más registrada como cabildera en Tallahassee.
 

Recopilación de información sobre el cabildeo

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