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sábado, 15 de enero de 2011

Revolución en Túnez: las barbas en remojo


Por HADEEL AL-SHALCHI / AP
EL CAIRO


Los festejos por la caída del despótico presidente tunecino Zine El Abidine Ben Alí se extendían el sábado por el mundo árabe, junto con la esperanza de que la revuelta popular pueda intensificar la presión para reformar otros regímenes en una región de gobiernos autoritarios.

Sin embargo, aunque es posible que los mandatarios de Medio Oriente enfrenten movimientos reformistas envalentonados, las posibilidades de que otros gobiernos se desintegren con la rapidez con que se derrumbó el de Ben Alí parecen escasas.

Estados como Egipto e Irán, que enfrentan fuertes oposiciones internas, mantienen grandes fuerzas de seguridad interesadas en que las cosas sigan como están y que no muestran señales de que puedan pasarse al bando contrario.

Aun así, la sorprendente rebelión tunecina contra un presidente que llevaba 23 años en el poder mandó un mensaje de alerta inequívoco a los demás mandatarios: nadie tiene asegurada la permanencia en el gobierno.

"La campana está sonando y debería ser un recordatorio para otros líderes de que la gente está harta'', dijo el analista político Labib Kamhawi en Jordania, donde más de 5,000 personas se manifestaron el viernes contra la inflación y pidieron la salida del primer ministro.

"Necesitan libertades políticas y reformas económicas serias, debe haber un final a la corrupción y al nepotismo'', agregó Kamhawi.

En El Cairo y Amán, decenas de personas se reunieron el sábado frente a las embajadas de Túnez.

Mientras, miles de mensajes de felicitación para el pueblo tunecino se difundían por las redes sociales y blogs de internet. Muchos usuarios colocaron la bandera roja tunecina en las imágenes de sus perfiles en internet.

Activistas opositores al presidente egipcio Hosni Mubarak, que lleva tres décadas en el poder, bailaron y cantaron en su contra frente a la embajada de Túnez en El Cairo cuando se supo la noticia de la caída de Ben Alí. "Ben Alí, dile a Mubarak que también lo espera un avión'', cantaron.

El presidente egipcio de 82 años enfrenta un creciente descontento por la falta de libertades democráticas y por los problemas económicos del país, un aliado clave de Estados Unidos.

El activista de derechos humanos Hossam Bahgat dijo que esperaba que el pueblo egipcio pudiera imitar al de Túnez algún día.

"Siento que estamos un paso gigantesco más cerca de nuestra liberación'', señaló Bahgat. "Lo importante sobre Túnez es que hace unos días el régimen parecía inamovible y luego la democracia terminó por imponerse sin que un solo estado occidental moviera un dedo''.

La Liga Arabe pidió calma en Túnez en medio del caos que siguió a la caída de Ben Alí. El principal dirigente Amr Moussa dijo que los sucesos eran "peligrosos e históricos'' y que marcaban "el fin de una era y el comienzo de otra''. La Unión Africana condenó el uso de la violencia contra los manifestantes en Túnez.

En Irán, los medios estatales informaron sobre la revuelta sin brindar análisis ni mencionar las protestas masivas en su propio país tras las elecciones polémicas del año pasado.

La líder opositora sudanesa Mariam al-Sadek expresó que se sentía entusiasmada por la caída de Ben Alí, pero triste porque sus compatriotas no han expulsado al presidente Omar al-Bashir, buscado por la justicia internacional por crímenes de guerra en Darfur.

"Lo que causó esto en Túnez es tan poco comparado con lo que nosotros estamos viviendo'', afirmó al-Sadek.

En Jordania también hubo protestas el viernes en varias ciudades por los aumentos del combustible y los alimentos, aunque el rey Abdulá II redujo algunos precios e impuestos esta semana.

También hubo manifestaciones el sábado en París y Bruselas.

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