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miércoles, 3 de mayo de 2023

EL GRITO QUE LOS MUROS DE UNA CARCEL NO PUEDEN ACALLAR

Mario J. Viera

 


Las tiranías pueden silenciar la voz de un combatiente hundiéndole dentro de una celda inmunda de prisión; pero el eco de su voz no se puede acallar dentro de sus muros, y se convierte en grito poderoso que brota del sufrimiento del prisionero. La cárcel es a veces resonancia. Pero el combatiente armado con la palabra de justicia no debe dejarse en el olvido, su nombre debe ser cita constante en todo momento. Todo prisionero necesita consuelo. Todo prisionero de conciencia necesita solidaridad, saber que, en la calle, otros levantan la voz en su apoyo, sin importar matices ideológicos.

Todos aquellos que se enfrentan, con decisión y coraje a una dictadura, deben ser considerados una misma identidad. Así, en el enfrentamiento a una dictadura de corte totalitario, tanto derechas como centros o izquierdas deben ser una misma voz. Todos deben recibir el mismo apoyo y el mismo honor cuando caen en el esfuerzo o sean confinados a una prisión.

Hablemos entonces de Félix Navarro Rodríguez y de su hija Sayli Navarro Álvarez prisioneros de conciencia sometidos ambos a los rigores de una prisión de la dictadura del PCC.

En un emotivo artículo del preciado amigo Pablo Pacheco Avila, publicado en Facebook, este lo califica como “terco, valiente y demasiado patriota”, condiciones estas, que identifican a todo luchador firme contra cualquier tiranía, terquedad para mantener sus criterios pese a cualquier contingencia de riesgo, valentía para no retroceder y patriotismo ─ nunca el patriotismo pudiera considerarse en exceso ─, para sentir en propias carnes el dolor que sufre la patria y el anhelo por levantarla de la humillación. Locura sublime de abandonar todo resguardo personal en aras de la conquista de la libertad para todos.

Félix Navarro, de quien no tuve el honor de conocer antes de mi partida hacia el exilio, bien terco es. El 25 de mayo de 1999 fundó el Partido por la Democracia Pedro Luis Boitel, participó dentro de los comités gestores del mal concebido Proyecto Varela. En el 2003 fue uno de los 75 disidentes condenados a severas penas de prisión durante el proceso de la Primavera Negra de Cuba. recibiendo una sanción de 25 años de cárcel en la prisión de Guantánamo. Tercamente resistió las inclemencias del presidio y tercamente, fue uno de los que decidieron no abandonar el país en el 2011, cuando, por negociaciones de España y Cuba y la mediación de la Iglesia Católica se accedió liberar a los condenados durante la represión del 2003 bajo condición de asilarse en España. Al año siguiente, muy vinculado al Movimiento Cristiano Liberación, Navarro fue uno de los varios disidentes arrestados durante el funeral de Oswaldo Payá. En 2017, Navarro y su hija se constituyen como coordinadores en Cuba de la plataforma Cuba Decide que desde Miami dirige la diva inmaculada de la ultraderecha republicana Rosa María Payá.

Navarro pudo haberse acogido al exilio. No lo hizo y se producen las manifestaciones espontaneas de protesta del 11 de julio de 2021. Con la terquedad del que está convencido de lo que cree, él, su hija y varios miembros de su organización secundaron las protestas.

Lo que vino después es bien conocido. Navarro condenado a 9 años de encarcelamiento y su hija, Sayli Navarro Alvarez a 8 años. Félix en la prisión de Agüica, la que un día denominé “infierno de los vivos”, y Sayli en la cárcel matancera de Bellotex. Se ha hablado mucho del padre y de la hija; pero ellos languidecen entre muros. Realmente están solos, como solos están los cientos de condenados y anónimos participantes de las protestas del 11 de julio. ¿Quién menciona los nombres de esos reos políticos?

No se equivoca Pablo Pacheco cuando anotó: “Enfrentarse al régimen comunista de Cuba no es sólo de valientes, también existe una dosis de locura interior en el individuo que lo hace, es batirse contra la maquinaria del mal en medio de un océano turbulento”. Sí, locura sublime, de Quijotes enfrentados, lanza en ristre contra inconmovibles molinos de vientos. Tampoco se equivoca Pablo cuando marca la diferencia existente entre aquellos “que hablan y sufren por Cuba y los que hablan y viven del dolor de Cuba”.

Ahí entre esos últimos que Pacheco Avila menciona, pero él no identifica se encuentra toda una caterva de oportunistas, como el detestable Otaola, la disidente desde el exilio la Payá, y los regentes de la alegremente denominada Asamblea de la Resistencia Cubana. Entre los del primer grupo se encuentran muchos anónimos en prisión política, y cubanos como Félix Navarro y su hija Sayli Navarro que hablan y sufren por Cuba, aunque sus sacrificios sean manipulados por los que viven del dolor de Cuba.

Al artículo de Pablo Pacheco Avila hice la siguiente acotación: Sí el resto de lo poco de disidencia que queda en Cuba finalmente se decidiera a abrirse a la unidad, a la acción coordinada, las penas de Félix, no serían en vano”. Agrego ahora, si este anhelo se alcanzara, ya no sería tanto una locura el batirse contra la maquinaria del mal en medio de un océano turbulento. Un buen timonel sabe superar cualquier océano turbulento, solo se requiere pericia, decisión, por supuesto también valentía; y todo esto se logra decidiéndose por la acción resuelta de un movimiento de resistencia noviolenta de manera pragmática, organizada y disciplinada; y capacidad de movilización, aunar recursos humanos y elaborar un plan estratégico para coordinar todas las acciones sin dejar nada al azar. Y, sobre todo, la unidad de la gran mayoría del pueblo con la conducción de líderes capacitados. Al final de la batalla, entonces no estará muerto el combatiente que se menciona en los versos de César Vallejo y ningún muro podrá acallar el grito de Félix…


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