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lunes, 10 de octubre de 2022

LO QUE DEBIERA HACER EL EXILIO DEMOCRATICO CUBANO

 

Mario J. Viera

 


Existe en Estados Unidos un sector no democrático del exilio cubano, adherido fuertemente a la derecha populista o, para mejor decir, a la ultraderecha, que está muy organizado y cuenta con abundantes recursos financieros y mediáticos. Un sector, totalmente reaccionario, que trata de controlar a todo el movimiento opositor al interior de Cuba. Un sector revanchista muy próximo a los remanentes del batistato y asociado a la ultraderecha republicana, y al caudillo Donald Trump.

Organizaciones poderosas como el Directorio Democrático de Cuba y su anexo la Asamblea de la Resistencia Cubana, han sido una verdadera retranca al esfuerzo unitario que en Cuba pudiera propiciar el desarrollo de un firme movimiento de resistencia popular en contra del régimen dictatorial del PCC. Parasitarios de los grant federales, no han instrumentado una política inteligente de lucha cívica capaz de estimular al pueblo cubano a enfrentarse al oprobio de las seis décadas de tiranía. Lo político no les interesa para nada, solo lucir el plante y adelantar egoístas agendas politiqueras.

Cuba no puede esperar más; y Cuba nada puede esperar de organizaciones que se prestan para firmar documentos que, se promocionan como democráticos, surgidos del basurero ideológico del partido de la ultraderecha española de estirpe franquista Vox, dirigido por el supraderechista Santiago Abascal, y avalados con la firma de la fascistoide dirigente de Fratelli Italia, Georgia Meloni.

Cuba requiere que la disidencia, si se quiere, la oposición, se proponga un encuentro unido de derechas, centro e izquierdas definidamente democráticas, capaces de conducir las ansias de libertad y de patria y vida de los cubanos.

Ebulle el descontento en Cuba; las masas humildes del pueblo generaron, de por sí, las manifestaciones del 11 de julio de 2021, y las numerosas protestas exigiendo cambios que, al calor de los apagones, se presentan en muchos poblados cubanos, de manera espontánea, sin organización y sin proyecto de Nación.

Cuba requiere restaurar la República, unitaria y democrática donde haya espacio de oportunidades para todos los cubanos. Cuba no puede esperar que una dictadura, supuestamente de extrema izquierda, sea sustituida por otra dictadura, definidamente de extrema derecha. Cuba no lo merece. Cuba no necesita de los pueriles y mediocres “líderes” del exilio cubano. Cuba necesita liderazgo, uno que tenga carácter horizontal, que anime y sea ejemplo, que tenga como única premisa el rescate de la democracia, de una Democracia, con mayúsculas, no de una democracia a medias, sino una que no sea favorable solo para un determinado sector de la sociedad.

Cuba merece la entrega de todas las voluntades de sus hijos, al interior como en el exilio. El exilio democrático no puede mantenerse en el ostracismo político, en el silencio cómplice, en el quietismo; tiene que asumir su propia personalidad política y jurídica. Se requiere una nueva organización de exiliados cubanos que abarque a toda la diáspora cubana sin compromisos ni adherencia a cualquier partido político de Estados Unidos; comprometido solo con Cuba, con una visión democrática sobre la lucha por la democracia en Cuba.

Una organización del exilio cubano, que, como propuse en el libro Cuba-Resistencia no violenta, “debiera dar los pasos necesarios y adecuados para constituir un Comité Coordinador de Apoyo a la Resistencia Interna o un organismo similar, sin ánimos de influir en las decisiones que el movimiento de resistencia noviolenta dentro de Cuba impulse o ejecute. Un comité de apoyo, no de dirección, donde se integren todas las organizaciones de exiliados sin exclusión por colores políticos. Un organismo dirigido a darle apoyo a la oposición interna sin tratar de influir en sus decisiones”; que reconozca y ratifique que “la democracia cubana solo es posible ser rescatada por el accionar de los cubanos, enfrentados directamente, cuerpo a cuerpo y sin el empleo de la violencia, con el régimen del Partido Comunista de Cuba”; que se ciña “al apoyo, colaboración, asesoramiento y asistencia económica a la resistencia interna, sin pretender interferir, influir en o manipular la conducción de las actividades de resistencia que se aplican al interior de Cuba”; que su deber como activismo organizado, sea “compartir información útil y dar apoyo económico a los que se decidan a lanzar el reto político en Cuba”.

Esto se lo debemos a Cuba y debemos cumplírselo.

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