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viernes, 7 de octubre de 2022

¿ESTA DERROTADO EL REGIMEN DEL PCC?

 

Mario J. Viera



La comentarista de Diario de Cuba, Rafaela Cruz, se formula la siguiente pregunta, con la cual intitula su último artículo: “¿Cómo puede el régimen cubano resurgir cuando parece derrotado?” Refiriéndose a las puntuales manifestaciones últimamente ocurridas en Cuba por causa de los apagones, ella anota: “En algunos meses, los apagones habrán cesado y la maquinaria propagandista del régimen sacará pecho ante otra supuesta ‘victoria frente al bloqueo imperialista’, y hará mofa de aquellos que dieron por muerta a la Revolución. Así pasó con la fiebre porcina, el dengue hemorrágico y con cada ciclón desde el Flora y, en general, así ha sucedido cada vez que el Gobierno logra contener alguno de los recurrentes agravamientos de la crisis comenzada el 1º de enero de 1959”; y tiene razón al decir esto.

Sí, tal como ella afirma, el Gobierno (yo mejor diría, el Partido Comunista de Cuba) manteniendo su control estricto sobre los medios masivos de comunicación es capaz de confiscar la verdad y ofrecer el sustitutivo de una “edulcorada versión propia” de los hechos, para, de manera retórica, presentar las derrotas como victorias. Señala acertadamente Cruz que, “la economía centralizada le permite [al Gobierno] acceso irrestricto a todos los bienes” y “concentrar recursos económicos en aquello que, puntualmente, necesite resolver, aun a costa de que, a largo plazo, el remedio sea peor que la enfermedad”. 

Así lo ha estado haciendo el régimen desde 1959 para sobrevivir y lo seguirá haciendo, sin abandono del recurso represivo, ante las esporádicas y espontáneas manifestaciones de protesta populares, por los ilimitados apagones y por el desabastecimiento de los productos básicos alimentarios.

Rafaela Cruz concluye su artículo con un muy interesante y sugestivo, párrafo; que me ha motivado redactar las siguientes líneas. Expresa Cruz: “Así, cuando la propaganda estatal esté celebrando la superación de la crisis energética como otro gran trofeo, y el desaliento cunda entre las filas opositoras que, atónitas, sentirán que el día anhelado se escabulle una vez más, recordemos que el Gobierno, como el general Pirro ante sus huestes, sabrá que ‘otra victoria como ésta, y estará vencido’".

Es importante destacar la referencia que Cruz hace sobre las atónitas filas opositoras, sintiendo “que el día anhelado se escabulle una vez más”; y seguirá así, y continuarán viendo cómo, a pesar de las esporádicas protestas espontáneas, el régimen del PCC, no está derrotado, y ni siquiera se encuentra en una subjetiva fase terminal.

Antes del 11 de julio de 2021, la disidencia interna y el bullicioso exilio de Miami se quejaban de que el pueblo no salía a tomar las calles para protestar en contra de la opresión de la dictadura. Desde Miami se acostumbraba a calificar al pueblo cubano como cobarde, acomodado, parasitando de las remesas y las recargas de celulares; ahora, en cambio, esperan que el pueblo les haga su trabajo y derroque al sistema, que dé tal sacudida, para que ellos, los miembros de la disidencia interna y los personeros del exilio se arrojen en masa sobre los despojos del gobierno comunista.

Sin organización ni plan ni liderazgo se puede alcanzar la victoria sobre un régimen totalitario. Estas tres condiciones deben presentarse simultáneamente. Existe el descontento generalizado, pero no se puede dejar que este se enfríe, hay que hacer agitación política continuamente, apoyar las protestas con agitadores políticos que alienten su continuidad, y de los reclamos puramente economicistas se pase a los políticos. Ahora, no es momento de esperar por la reacción de reclamos del pueblo; lo de ahora es dirigir a los descontentos, movilizarlos, organizarlos en un objetivo común. El pueblo está presente, está reaccionando, aunque de manera desorganizada y espontánea.

Ya nos encontramos en el punto de inflexión; en ese punto donde ya las condiciones objetivas no están dislocadas de las condiciones subjetivas que plantean la necesidad del cambio. Se está perdiendo el miedo, y se requiere aprovechar este instante para impulsar la agenda política de la disidencia convertida en realidad opositora; en realidad de resistencia y enfrentamiento a la dictadura por medios esencialmente de carácter noviolento.

La oposición política no puede asumir una posición expectante quedándose a la espera de lo que pudiera suceder, tiene que actuar y colocarse a la cabeza de las manifestaciones de protestas. Ya es momento para que la oposición, o una determinada organización disidente, elabore un plan estratégico de lucha, objetivo, ajustado a las realidades, que centralice la conducción de la resistencia y estimule el liderazgo horizontal; un proyecto con fines bien definidos y claramente expuestos. Hay que entender que no se trata solo de hacer caer a un gobierno dictatorial sino de provocar la derogación de un sistema, de la transformación de la estructura actual del Estado totalitario.

Si estos principios no se acometen, seguiremos viendo como ese día anhelado, como lo ve Rafaela Cruz, se nos escabulle una vez más.

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