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viernes, 23 de septiembre de 2022

LA DEUDA QUE NO HAY QUE PAGAR

 

Mario J. Viera

 


¿Deberá la renaciente República, tras el derrocamiento del Estado totalitario, actualmente existente en Cuba, asumir alguna responsabilidad por la deuda externa contraída por los usurpadores del poder? Algunos pudieran alegar que asumir la deuda externa es un tema de continuidad del Estado y, por tanto, el nuevo gobierno tiene ese deber. Yo alegaría de manera diferente; no se trata del transito de un gobierno a otro dentro de los cánones del Derecho Internacional, no un cambio, sino la demolición de un sistema y el restablecimiento de la legalidad por el retorno de la República, tras la superación de ese lapsus político, durante el cual el Estado, la República, fue desplazada por una cuadrilla de usurpadores. El Estado cubano, la República no es continuidad del actual régimen; es la propia continuidad de sí propia, de la continuidad que fuera interrumpida desde 1959.

En artículo que publiqué en Facebook y en el blog El Fantasma, bajo el título NO ES CUBA, intenté demostrar que el régimen político, que hasta ahora subsiste en Cuba, no fue resultado del tan manido concepto de la “autodeterminación de los pueblos”, sino impuesto por la fuerza y mantenido a contrapelo de la voluntad popular. Un sistema de gobierno que ha creado su propio derecho, no originado en el tradicional republicano; por tanto, es un régimen usurpador del poder, de la soberanía popular.

Como consecuencia, señalé, y disculpen si me cito: “La usurpación del poder del Estado no es fuente de derecho. Todo acto acometido por los usurpadores no genera obligaciones a cumplir por el usurpado privado de sus legítimos derechos. La usurpación es un delito penal e implica que una o varias personas priven de la posesión o la tenencia, total o parcial, a otras personas usando violencia, amenazas, engaños o abusos de confianza [Esto precisamente es lo que el régimen, originado en el poder del Partido Comunista de Cuba, PCC, ha impuesto en la isla, por medio de la violencia, las amenazas y el engaño] (…) Una vez restablecida ─ no refundada ─ la República, el Poder legítimo surgido de elecciones libres, competitivas y transparentes deberá reconsiderar los compromisos que terceras partes contrajeran con los usurpadores ─ en este caso, la deuda externa ─”.

La República no tiene por qué asumir las obligaciones que, con terceros, contrajeran los usurpadores. La deuda externa del régimen totalitario constituye, tal como apropiadamente la denominó Rafaela Cruz, “deudas repugnantes”. Cruz se plantea la siguiente interrogante: “¿es Cuba —término abstracto que engloba a su población— quien debe ese dinero o es el Gobierno?” Sin llegar a formular explícitamente a los usurpadores de la soberanía que solo le corresponde al pueblo, Rafaela lo deja implícitamente dicho: es una deuda contraída por dictadores (un poder despótico) “no por las necesidades o los intereses del Estado ─ citando al jurista ruso Aleksandr Naumovich ─, sino para otorgar mayor fuerza a su régimen despótico, para reprimir a la población que se le enfrenta… Esta deuda no es una obligación para la nación; es una deuda del régimen, una deuda personal del poder que la ha tomado".  

Considerando el reclamo que los acreedores harían en rechazo a la calificación de repugnantes a las deudas que se hubieron contraidos con ellos, Rafaela considera necesariamente demostrar que la deuda se usó en perjuicio de los cubanos, por lo cual, “podría alegarse. que cualquier financiamiento otorgado al castrismo [régimen del PCC] contribuyó a dilatar su existencia y azote, lo que debe considerarse perjudicial para los ciudadanos”. Ahora bien, si reconociendo como cierto lo citado por Naumovich, de que la deuda externa contraída por usurpadores o un poder despótico, es una deuda personal ─ quede resaltada esta expresión “deuda personal” ─ de quienes tomaron la obligación”, entonces, debemos concluir que la República restablecida no tiene que obligarse al pago de la deuda externa del régimen del PCC.

Rafaela Cruz, concluye su artículo Una Cuba libre no debe pagar deudas 'repugnantes' (Diario de Cuba. 12 sep. 2022): “La deuda, entonces, de mantenerse tras un cambio de régimen en Cuba, podría muy bien recaer sobre quienes representaron y se beneficiaron directamente de la dictadura; con lo que los extranjeros que están enriqueciéndose en la tranquila Isla comunista de barata y dócil mano de obra, mientras comparten yates y juegos de golf con los jeques del Partido Comunista, mañana tendrán que exigirle a esos mismos camaradas, y solo a ellos, si quieren cobrar sus inversiones. ¡Cuba libre no pagará deudas repugnantes!

Coincido en general con los puntos de vista de Rafaela Cruz expuestos en su artículo. En el libro, Cuba-Resistencia Noviolenta, consideré un supuesto escenario político “en el cual se mantiene el embargo, todas las sanciones impuestas por la administración Trump y otras nuevas sanciones económicas; pero la oposición se ha organizado, ha captado una masa crítica de apoyo que le permita impulsar una poderosa campaña noviolenta de resistencia, mantenida por un tiempo apropiado y logre desestabilizar al sistema, de tal forma que le obligue a parlamentar con el movimiento de resistencia para transferirle el poder” ─ agregué ─ .“El nuevo gobierno que conduzca la transición hacia la democracia se tendrá que enfrentar a una situación financiera sumamente grave para acometer el proceso de cambio. Una elevada contracción económica; un elevado índice de inflación; una insoportable deuda externa; un muy bajo nivel de exportaciones; una moneda totalmente devaluada; unas reservas en divisas y moneda libremente convertible aún más deprimidas como consecuencia de las sanciones: y, junto a todo ello, un presupuesto público deficitario y un muy elevado gasto público”.

Toda esta situación generada por la incompetencia administrativa del régimen usurpador constituirá un profundo dolor de cabeza para el reacondicionamiento de la democracia en Cuba. ¡No hay vueltas de hojas! Hay que enfrentar todos los problemas financieros del país y darles soluciones, entre estos el conflicto de la deuda externa, y, desde ahora, hay que definir cual, al respecto deberá ser la posición y los objetivos del movimiento de resistencia noviolenta de Cuba: ¡No reconocimiento a la obligación de asumir la deuda externa contraída por el Estado totalitario ni promover su capitalización! La República de Cuba no deberá asumir las obligaciones contraídas por los usurpadores en cuanto a aspectos económicos y financieros.

Los acreedores que se den prisa y obliguen al Partido Comunista, a sus dirigentes, a los miembros del aparato gubernamental y aun hasta los descendientes de los fundadores del sistema corrupto y totalitario a que satisfagan la carga de la deuda externa. Vendrá, inexorablemente un mañana, y ese mañana será demasiado tarde para que, tanto el Club de París, como México, China y Rusia, reclamen los adeudos del régimen usurpador.

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