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martes, 9 de agosto de 2022

¡DESDE ARRIBA, NO! ¡DESDE ABAJO!

 

Mario J. Viera

 


Se está como viralizando el criterio, el supuesto de que el régimen del PCC vendrá abajo por sus contradicciones, sus incapacidades e incompetencias y por el efecto agregado de las sanciones económicas del embargo estadounidense, las que estimularán más el descontento de la población, generando numerosas manifestaciones populares de protestas. Y sí, es posible. Algo así, más o menos como sucedió en la Unión Soviética. ¡Todos ferices!

Puede también ocurrir, que dadas esas condiciones citadas, el gobierno, de algún Díaz-Canel o el de cualquier otro apparátchik que le releve, decida dar un giro de ciento ochenta grados para reformar al sistema, introduciendo radicales y hasta progresistas reformas; quizá suprimiendo el artículo 5 de la Constitución que le confiere al Partido Comunista la condición de; “fuerza política dirigente superior de la sociedad y del Estado”; puede ser  que hasta dicte una amnistía a favor de todos los presos políticos; que permita la formación de nuevos partidos políticos y hasta reforme la Ley Electoral; es más, pudiera también permitir la existencia de un mercado libre, y la inversión de capitales extranjeros; la libertad de empresa, y hasta imponer una política de privatizaciones que privatice hasta la cúpula del Capitolio. Se acercará a Estados Unidos; los republicanos del Congreso estadounidense no podrán sentirse más eufóricos y hasta supriman la Ley Helms-Burton. ¿Suena bien? Sí, suena bien, aunque con alguna que otra nota desafinada.

De hecho, todo el fondo de la estructura del Estado se mantendría incólume, tanto a nivel nacional como provincial y municipal. Todo el sistema legal y judicial de la dictadura seguiría funcionando de igual modo que antes. Todo el poder de las fuerzas armadas continuaría bajo el control del enriquecido generalato, quizá algunas ligeras reformas dentro del Ministerio del Interior y del departamento de inteligencia, la Seguridad del Estado. Para reactivar la economía, junto con las privatizaciones se haría necesario establecer políticas de choque. Todo sería un proceso de readaptación de la dictadura a nuevas condiciones.

No, el derrumbe del régimen dictatorial del PCC no se producirá por generación espontánea; la democracia no estará completamente garantizada cuando todo se deje al azar. El derrumbe del totalitarismo debe ser metódicamente elaborado, siguiendo un plan estratégico que tenga en cuenta el ahora y el después. Debe ser un esfuerzo organizado multisectorial, con la participación de los grupos de oposición interna, de derecha, de izquierda y de centro, el empuje de obreros; estudiantes y juventudes en general; intelectuales y artistas, campesinado; y emprendedores; todos coordinados en la realización de un mismo objetivo: Derrocar la dictadura totalitaria y sentar las bases para el establecimiento de un verdadero sistema democrático donde haya oportunidades para todos, libertades y justicia social. No se trata de un simple “quítense ustedes para ponernos ahora nosotros”. Luego de más de siete décadas de ausencia democrática ─ desde el golpe de estado del 10 de marzo de 1952 ─, erigir un estado verdaderamente democrático no es tarea fácil.

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