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sábado, 17 de abril de 2021

¡Despierten, timoratos, Raúl Castro les habla!

 Mario J. Viera

 


¿Todavía creen en cambios y reformas? ¿Todavía creen en aperturas dialoguistas? ¡Pues despierten, que Raúl Castro les responde!

 

Siempre el informe central, ante cualquier congreso del Partido Comunista de Cuba, representa las proyecciones que se esperan impulsará el PCC hasta el siguiente congreso. Son interesantes los pronunciamientos del presente informe central. ¡No tiene desperdicios!

 

Para todos aquellos que confían en proyectos cívicos para implantar reformas económicas, más amplias que las tímidas ya puestas en práctica por el régimen, lo mejor que pudieran hacer es abrir bien los ojos. En cuanto a la ampliación de las licencias para la actividad privada, el “cuentapropismo”, hasta más de 2000, decisión esta, que algunos, según afirma Castro en su informe central, que “sueñan con la restauración capitalista en el país y la privatización masiva de la propiedad (…) sobre los principales medios de producción” critican y califican de insuficiente, Sí porque es el egoísmo, la codicia y el afán de mayores ingresos lo que les alienta “para desear que se inicie un proceso de privatización que barrería los cimientos y las esencias de la sociedad socialista”.

 

¿Que se permita la importación comercial privada? ¡De ninguna manera! Eso es como pretender “hacer estallar el principio socialista del monopolio del Estado sobre el comercio exterior”. “Hay límites que no podemos rebasar”, advierte Raúl Castro,porque las consecuencias serían irreversibles y conducirían a errores estratégicos y a la destrucción misma del socialismo”. Tomen nota aquellos que creen poder establecer un diálogo cívico con el PCC: ¡Hay límites que no se pueden rebasar!  Es más, si hay desabastecimiento, pues, ¡Nada! “hay que acostumbrarse a vivir con lo que tenemos”.

 

¡Oigan! si quieren dialogar, tengan presente, “que las decisiones en la economía en ningún caso pueden generar una ruptura con los ideales de justicia e igualdad de la Revolución y mucho menos debilitar la unidad del pueblo en torno a su Partido. El partido es sagrado, nadie tiene derecho a blasfemar lo sagrado. Ahí está el Artículo 5 de la Constitución, como grabado en bronce, es que su “redacción íntegra es obra personal del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, se mantuvo en la actual, con idéntico número y contenido que, en la promulgada en 1976, consagra al Partido Comunista de Cuba como la fuerza dirigente superior de la sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes hacia la construcción del socialismo”.

 

¡Vamos, señores, lo sagrado es sagrado! Así que no vengan pidiendo que se derogue el Artículo 5 de la Constitución, porque ese artículo fue redactado por el “retoño martiano” el “Padre de la Patria”, el Comandante en Jefe, aunque solo sea cenizas, Fidel Castro. Recuerden que hay límites que no se pueden rebasar. La unidad del pueblo con el partido, ¡por Dios!, “debe cuidarse con celo y jamás aceptar la división entre revolucionarios bajo falsos pretextos de mayor democracia, pues ese sería el primer paso para destruir desde adentro la propia Revolución”. ¿Mayor democracia? A quién se le ocurre. ¿Libertad de expresión? Sí, si se emplea en favor del PCC. ¿Libertad de prensa? Solo si se le cantan loas al PCC y al gobierno; todo lo demás son solo “falsos pretextos de mayor democracia”.

 

No hay vueltas de hoja: “Se ha redoblado el programa de subversión e influencia ideológica y cultural dirigido a desprestigiar el modelo socialista de desarrollo y presentándonos como única alternativa la restauración capitalista”. ¡Cuidado cuando se pida diálogos cívicos con el PCC, porque lo que se lleve al diálogo pudiera ser considerado como “programa de subversión e influencia ideológica y cultural!”. Es que los malvados gringos le están dando “prioridad a las acciones dirigidas a los jóvenes, mujeres y académicos, al sector artístico e intelectual, los periodistas, deportistas, personas de la diversidad sexual y las religiones”. Aunque “la contrarrevolución interna, que carece de base social, liderazgo y capacidad movilizativa, continúa decreciendo en la cantidad de sus miembros y el número de acciones de impacto social, concentrando su activismo en las redes sociales e Internet, se cuenta, por si acaso, con la Ley 75, y la “concepción estratégica de la Guerra de Todo el Pueblo mantiene plena vigencia”, 

 

El pequeño Castro acude a la nostalgia, al recuerdo del gran líder, y repite lo que este, años atrás dijo: “¿Saben ustedes lo que le da seguridad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da perennidad a la Revolución? El Partido. ¿Saben ustedes lo que le da futuro a la Revolución, lo que le da vida a la Revolución, lo que le da porvenir a la Revolución? El Partido. Sin el Partido no podría existir la Revolución”. Por supuesto, muy bien se pudiera sustituir la palabra revolución por la palabra dictadura y el mensaje quedaría con el mismo sentido. Mientras el PCC se mantenga en el poder, la dictadura no dejará ser. Y no habrá modo de arrancarle el poder al PCC. mediante diálogos cívicos. El PCC y la dictadura son consustanciales a un mismo ente de poder. Por tanto, timoratos que sueñan con diálogos “democratizantes” y “cívicos”, ¡Despierten, ya el PCC les ha respondido!

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