Mario J. Viera
Mucha gente ─ que así misma se considera de derecha ─ vive obsesionada con la izquierda y se encierra en un maniqueísmo absurdo para proclamar como todo malo, aquello que tenga tintes izquierdistas y solo bueno todo lo que se vista de derecha. No ven más que en blanco y en negro. Todavía para ellos no se ha inventado la fotografía en colores. De este modo, veo infinitud de mensajes repitiendo las mismas sandeces sobre la izquierda, como esta, muy hermosa, alegre y simpática falacia argumentada por un, posiblemente, argentino:
“Si querés construir algo sólido, estable, fuerte y con futuro, giralo a la derecha y apretalo fuerte.
Si querés desarmar algo para que ya no sirva para nada, giralo a la izquierda,
Funciona así en la carpintería, en la arquitectura, en la mecánica y en la vida”
Claro está que el redactor de esas líneas, ni conoce de carpintería y mucho menos de arquitectura, pues la tesis no se ajusta para nada a estos dos oficios, salvo en mecánica, que se atornilla algo girándolo a la derecha (aunque hay tornillos de rosca izquierda), y se zafa algo girándolo a la izquierda, y no necesariamente solo con el propósito único de desarmar. ¿Y la vida? ¿se puede girar a la derecha, digamos, el corazón, o girar a la izquierda el hígado? ¡Vaya imbecilidad!
¡Por supuesto que, si comento sobre estas frases, y me burlo de su enunciado, ya saldrá alguien acusándome de “muy izquierdista”! Pero, me vale poco lo que puedan decir, que la derecha no es tan pura ni la izquierda tan cochina. Que hay posiciones de derecha que pueden se tan denigrantes como lo pueden ser en la izquierda; que hay bandidos en la derecha y que hay bandidos en la izquierda. La izquierda puede ser revolucionaria, como la derecha puede ser reaccionaria, que, tal como anotó Mario Benedetti: “De dos peligros debe cuidarse el hombre nuevo: De la derecha cuando es diestra, de la izquierda cuando es siniestra”.
Todo el conflicto, derecha/izquierda, comenzó con la Revolución Francesa, cuando en la Asamblea Nacional los diputados se dividieron en la “Montaña” los sentados a la izquierda, radicales y partidarios de la revolución y la república; la “Llanura” sentados a la derecha, moderados y partidarios de la Monarquía Constitucional; y el “Pantano” sentados en el centro, los indecisos. La izquierda se simbolizaba en la figura de Robespierre.
Desde entonces comenzó a considerarse como derecha política a los partidarios de los valores de autoridad, orden y seguridad, identidad nacional, militarismo, libertad económica, conservadurismo, tradición y religión. Y como miembros de la izquierda política a todos los partidarios del progreso, de la igualdad jurídica, la solidaridad, la justicia social mediante el intervencionismo en la economía, la autodeterminación, la insubordinación y la separación del Estado y la Religión o secularismo. Pero todos estos valores, tanto los identitarios con la derecha, como los de la izquierda pueden, en parte, estar compartidos en un individuo. Confusión entonces en un solo individuo de valores de la derecha y de valores de la izquierda.
Entonces, ¿qué decir de esta frase del singular José Antonio Primo de Rivera (fundador de Falange Española) que iguala derecha e izquierda? “El ser derechista, como el ser izquierdista, supone siempre expulsar del alma la mitad de lo que hay que sentir”. O esta de José Ortega y Gasset que equipara ambas posiciones con la hemiplejía, la parálisis de un lado del cuerpo por una lesión cerebral: “Ser de la izquierda es, como ser de la derecha, una de las infinitas maneras que el hombre puede elegir para ser un imbécil: ambas, en efecto, son formas de la Hemiplejía moral”.
Recuerdo que, por allá, en 1992 o 93, conocí a un hombre muy joven, me decía que había fundado una organización “que es de derecha”, me recalcó. Se me ocurrió entonces hacerle algunas preguntas: “¿Estás de acuerdo con el derecho a formar sindicatos?”. Me contestó con un sonoro sí. Le hice otra pregunta: ¿Consideras que las mujeres deben tener los mismos derechos laborales que los hombres?” Otro soberano sí. “¿Crees que los pobres deben ser protegidos y derecho a la asistencia médica?” La respuesta también fue afirmativa. Recuerdo que la última pregunta que le hice fue ¿Estás de acuerdo con el militarismo?, me respondió diciéndome que no. Sonreí y luego le dije: “Sí, ya veo que eres un derechista muy zurdo”. Me miró entonces, sin saber qué decirme.
Parece ser, ¡Caramba!, que hay derechista con mucho de izquierdista, que hasta son ateos, y hay izquierdistas con mucho de derecha, que hasta son cristianos practicantes. Que hay muchos que dicen ser de derechas y disfrutan del Medicare y del Medicaid y hasta la ayuda del gobierno para cubrir parte de lo que pagan en alquileres bajo la denominada Section Eight, y no reprueban recibir asistencia alimentaria de la que se conoce como Estampillas alimentarias, todas medidas de carácter izquierdista. De modo que, si me llaman “muy izquierdista”, independiente de que sea una ofensa personal, me sentiré mucho mejo que si me denominaran “muy idiota”.
Estas bien loco man jajajajajajajajajaja
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