José Iturriaga.
Cibercuba
Algunos, por suerte pocos, en su afán de
sobrepasarse en su apoyo a Trump, gritan que nacieron o vienen de un país de
mierda, se olvidan que a ellos tampoco los quieren aquí. Yo, al igual que
muchos, no nací en un país de mierda; vengo de la tierra mas hermosa que ojos
humanos han visto.
Estoy orgulloso hasta la última de mis
células, hasta la última partícula subatómica que forma mi cuerpo, de ser
cubano. Amo a mi Isla entrañablemente; todo cuanto soy se lo debo a ella. Soy
cubano 100%, siento a Cuba en mi alma y en mi piel.
¿Cómo carajo alguien es capaz de querer
incluirnos en la supuesta lista de “países de mierda”? ¿Quiénes hicieron a
Miami? ¿Quiénes se inventaron una patria a 90 millas y con una fuerza y un
tesón de tres pares se levantaron de la nada e hicieron historia? ¿Quiénes
hicieron brillar la perla del Caribe? La patria la conforman sus hijos y a ella
nos debemos.
Nadie, absolutamente nadie tiene el
derecho de llamar a un país, “país de mierda”. Los países podrán tener
gobiernos y presidentes de mierda, hay ejemplos que hablan por sí solos, pero
nadie debe caer tan bajo de llamar a un país, país de mierda y menos al suyo,
al que lo hizo hombre y lo preparó y formó para ser lo que es hoy, el país de
sus padres, donde están guardadas sus primeras alegrías y tristezas, donde
habitan recuerdos y vidas; nunca ningún país podrá ser un país de mierda. La
esperanza y el futuro no huelen a mierda, aunque algunos se empeñen en ser
personajes de la película cubana, “Alicia en el pueblo de maravillas”.
Siempre recuerdo las palabras del
Arzobispo primado de Santiago de Cuba, Pedro Meurice Estiu, en aquella histórica
misa durante la visita de Juan Pablo II, ”Le
presento además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria
con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en las
últimas década y la cultura con una ideología“. Antes de llamar país de
mierda a la patria, debemos repasar historias y conciencias y evitar en un
alarde de apoyo a Trump, decir torpezas o sandeces.
Por suerte la Patria, madre al fin, es
capaz de perdonarlo todo, hasta que la quieran salpicar de mierda en un
salpafuera o desmadre de proTrumpistas a ultranza. La madre mayor viste su
mejor bata cubana, roja, blanca y azul, mira sus hermosos paisajes, el azul de
su cielo, las olas que rompen contra ella, mira al cielo y susurra; perdónalos
señor, no saben lo que dicen.
Usted puede ser de ultraderecha y hasta
fascistoide si quiere, pero compadre, no se autoembarre de caca llamando a
Cuba, país de mierda. Los presidentes pasan y se olvidan, la patria es para
siempre. ¡Viva Cuba, carajo!
No hay comentarios.:
Publicar un comentario