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jueves, 26 de enero de 2017

Sobre el papel del periodismo en la sociedad: Adecuando el concepto de “Dinastía mediática”

Mario J. Viera



Introducción

Últimamente en los medios sociales, han aparecido muchas voces criticando al papel del periodismo en la sociedad. Se habla de “manipulación mediática” y hasta se insinúa que todos, o casi todos los medios de difusión masiva, se han coligado en una tremebunda conspiración para manejar la opinión pública según sus intereses particulares, lo que sería lo mismo que decir, que se concilian en contra de la democracia. En realidad, la mayoría de esas voces provienen de aquel sector ciudadano que ha respaldado al magnate inmobiliario Donald Trump en sus aspiraciones para ocupar la presidencia de Estados Unidos y reaccionan en contra del cúmulo de críticas que, en gran parte de los medios, nacionales y extranjeros, se han desplegado contra la poco heterodoxa figura política del que fuera candidato republicano y sus principales propuestas. Así, partiendo de la supuesta conspiración de los medios, ya aparecen en escena hasta los que pretenden ponerle controles al ejercicio del periodismo y ajustar su ejecutoria a los presupuestos de una hipotética Ley de Prensa, y, como colofón de las críticas hacia el periodismo en general, se ha elaborado hasta el neologismo de “Dinastía mediática”.

¿Dinastía mediática? En primer lugar, el término no es el apropiado, dinastía es la transmisión hereditaria de una familia a sus descendientes concediéndoles títulos, rangos y poder.

Consideraciones previas

¿Poner censura a los medios bajo la pretensión de que mienten al no sustentar nuestros particulares criterios políticos y sociales? Así piensa toda la fauna de dictadores que ha existido a lo largo de la historia. ¿Qué decía Castro de la prensa que no le era favorable? Sencillamente decía que esa prensa estaba vendida a los capitalistas, a los latifundistas, al imperialismo yanqui. ¿Qué decía Hugo Chávez de la prensa que le era contraria? Sencillamente decía que mentía y que estaba vendida a los intereses de la oligarquía y del imperialismo yanqui. Batista, menos agresivo con la prensa que le era adversa, no le dedicaba epítetos, solo le ponía rígidos censores o, suspendiendo las garantías constitucionales, la amordazaba, o le concedía a algunos medios y periodistas subsidios económicos de modo discrecional para silenciar la opinión contradictoria.

En Ecuador, bajo el gobierno del presidente, Rafael Correa el 14 de junio de 2013, la Asamblea Nacional de ese país, aprobó la Ley Orgánica de Comunicación que entre muchos de sus controversiales preceptos se destaca el artículo 26 que establece que “"queda prohibida la difusión de información que, de manera directa o a través de terceros, sea producida de forma concertada y publicada reiteradamente a través de uno o más medios de comunicación con el propósito de desprestigiar a una persona natural o jurídica o reducir su credibilidad pública”, precepto de interpretación muy amplia y que en definitiva se dirige a criminalizar toda crítica que se haga en contra del gobierno ecuatoriano y sus funcionarios.

En el periodo entre 1998 y 2000 estuve ejerciendo el periodismo independiente o alternativo en Cuba. Esto me permitió interactuar con algunos corresponsales de agencias informativas radicadas en la isla y, muy en particular, con el corresponsal de la Reuters, Andrew Cawthorne, y conocí de primera mano el arduo trabajo que estos corresponsales tenían que hacer para elaborar una correcta información noticiosa y, al mismo tiempo, evitar cualquier presunción de lo considerado por los burócratas castristas como “falta de objetividad”. El 28 de octubre de 2006, el Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba dictó la Resolución 182 por la cual se facultaba al Centro Internacional de Prensa suspender temporal o definitiva la acreditación de prensa a un corresponsal extranjero “cuando el titular realice acciones impropias o ajenas a su perfil y contenido de trabajo, así como cuando se considere que ha faltado a la ética periodística y/o no se ajuste a la objetividad en sus despachos”. Ya antes de esa fecha, el 16 de febrero de 1999, la Asamblea Nacional del Poder Popular aprobó la Ley 88 o “Ley de Protección de la Independencia Nacional y la Economía de Cuba” que establecía penas de prisión de tres a diez años a “cualquier persona que, de manera directa o indirecta, colabore con medios de comunicación del enemigo”, una clara intención de acallar al periodismo independiente y contestario de Cuba.

Voltaire diría: "Si hubiera habido censura de prensa en Roma no tendríamos hoy ni a Horacio ni a Juvenal, ni los escritos filosóficos de Cicerón". Sin periodismo que critique, que azote, que combata no hay democracia. Y Albert Camus aseguró: "Una prensa libre puede ser buena o mala, pero sin libertad, la prensa nunca será otra cosa que mala". Francisco Zarco, periodista y político mexicano quien fuera director del periódico El Siglo XIX, expresó: “un pueblo puede agitarse por lo que la prensa diga, pero puede morir por lo que la prensa calle”. Y el grande entre los padres fundadores de la democracia americana, Thomas Jefferson declaró su convicción democrática entre gobierno y periodismo: "Si tuviera que decidir si debemos tener un gobierno sin periódicos o periódicos sin gobierno, no dudaría en preferir lo segundo".

Vivimos ahora en la época del florecimiento de las “teorías de las conspiraciones”. Numerosas aparecen de vez en vez y surgen casi con la misma espontaneidad conque crecen los hongos luego de las lluvias, todas, aunque referidas a objetivos diferentes, tienen en común las mismas formulaciones mostrando a un cuerpo de seres enigmáticos colididos en un maligno propósito de imponerse sobre la descuidada sociedad, y la prensa, el periodismo libre no queda libre de ser incluido en ese concilio de instigadores y de misteriosos conspiradores.

Sobre el periodismo y el control de la opinión

Hay periodistas buenos y hay periodistas pésimos. Hay periodistas que profundizan en las llagas del cuerpo político y hay periodistas que ponen lienzos húmedos y frescos sobre esas llagas. El buen periodista prepara con meticulosidad la entrevista que le formulará a un político, la entrevista es uno de los temas periodísticos más difíciles; el buen entrevistador periodístico, confronta al entrevistado, le pone ante sus propias contradicciones, le aguza con preguntas cortantes y hábiles y no se convierte en vocero de la agenda política del entrevistado. La verdad es el objetivo del periodismo.

Existe periodismo amarillista y periodismo sensacionalista como The Inquirer, el New York Daily News y el New York Post, como existe periodismo de barricada y periodismo de partido como el ejecutado por Breitbart News, The Drudge Report, WND (World Net Daily) y Daily Kos, y hasta hay periodismo que trivializa las noticias restándole importancia al hecho noticioso; pero hay también periodismo informativo y de opinión, periodismo que presenta lo que es turbio en la sociedad; ese es el periodismo independiente y protector de las libertades civiles, cual can vigilante ante las puertas del averno.

Y es cierto, el periodismo es un poder, Cuarto Poder se le ha denominado. Poder que choca contra los poderes del Estado cuando tiene que denunciar lo turbio y lo torcido. Prensa y gobierno nunca serán aliados y cuando llegaran a serlo, entonces, ni el periodismo es independiente ni el gobierno es democracia.

No son las leyes las llamadas a marcarles cauce a la labor del periodismo. Ejercer el periodismo es ejercer el derecho de opinión y contra ese derecho no puede haber ninguna ley que le limite. Si hay limitación al derecho, entonces ese derecho no existe. El periodismo se modera a sí mismo por sus propios códigos de ética, códigos deontológicos pensados y escritos dentro del seno del periodismo. Así se han presentado escándalos en cuanto a la credibilidad de determinados reportajes como fue el caso del periódico USA Today en 2004 al comprobarse que su reportero Jack Kelley, nominado a los Premios Pulitzer, había estado inventando una serie de noticias para el periódico. Fue el propio medio el que inició una investigación al respecto que originó la renuncia del reportero y obligó a su editor a publicar una disculpa en primera plana. Lo mismo sucedió en el caso de la reportera del periódico The Washington Post, Sari Horwitz quien había sido ganadora de varios Pulitzer cuando plagió diez párrafos de un reportaje publicado inicialmente en The Arizona Republic sobre el atentado que Jared Lee Loughner hiciera en marzo de 2011 contra la representante demócrata Gabrielle Giffords. Horwitz sería suspendida de empleo por tres meses y The Washington Post se vio obligado a ofrecer una disculpa pública al Arizona Republic.     

Limitar el ejercicio de la opinión impone la autocensura. Tanto los gobiernos dictatoriales o de corte autoritario como la delincuencia organizada imponen la limitación de la opinión periodística. La delincuencia organizada, ejemplos México y Honduras, pone límites al ejercicio de la denuncia periodística y quien sobrepase la línea roja trazada, quien no se someta a la autocensura, lo paga con su vida.

La manipulación de la opinión pública

La prensa no es inmune a la pretensión de manipular la opinión pública y, de hecho, hay medios que, siguiendo una línea de definición política, ya sea colocada a la derecha o a la izquierda, se apartan del principio de objetividad que debe regir en la emisión noticiosa, bien omitiendo algún determinado aspecto o bien resaltando otro del cuerpo de la noticia; entonces como ejemplifica Teun van Dijk, “si los medios entregan información incompleta o prejuiciada de alguna manera acerca de un político específico durante una campaña electoral para influir en los votos de los electores, estaríamos frente a un caso de manipulación si suponemos que los lectores tienen el derecho a estar debidamente informados acerca de los candidatos en una elección[1]; sin embargo, en una democracia se puede establecer un equilibrio entre un modo u otro de hacer periodismo cuando se garantiza la pluralidad informativa por la existencia de diferentes y variados medios informativos. La credibilidad del medio se gana en tanto y en cuanto se presente como posición de neutralidad en el debate político, con la correcta redacción de las noticias, sin elementos distorsionadores o editorializados y ajustada a la veracidad es decir referida a hechos comprobados y demostrables.

Desde los inicios del periodismo, la prensa escrita ha tenido dos importantes funciones sociales, la primera es la información, la segunda es la de educar, como instrumento para la comunicación de opiniones, como lo ha definido Fiorella A. Guevara: “El conocimiento sistematizado de la realidad orienta acerca de lo que sucede y de sus consecuencias”. Concepto este muy importante pues al comunicarse la realidad social del momento, los hechos, y sus protagonistas, el público puede formar su propia opinión y considerar las consecuencias que se desprenden del acontecimiento. Y concluye Fiorella A. Guevara: “La información no es, en última instancia, sino una forma válida de cultura que permite al hombre la afirmación de su libertad y le faculta para una inserción responsable en el acontecer histórico[2]. Pero la labor educativa de la prensa no quiere decir adoctrinamiento, sino apertura al debate público mediante el flujo de las opiniones; significa también persuasión. Cuando un medio viola sus principios básicos, adulterando la información con omisiones o alteraciones de las noticias con un propósito de controlar la opinión, el periodismo deja de ser informativo y educativo para degenerar en libelo con su carga de acusaciones escandalosas, difamaciones y mentiras.

Sin embargo, un medio cualquiera, prensa escrita, radial o televisiva, puede tener y exponer su propia opinión en cuanto al acontecer político o económico o social y, en una democracia los medios poseen el derecho de emitir su opinión y de trazar su propia línea editorial, es decir, los valores y criterios que sustentan al medio en el tratamiento de los temas de actualidad. La opinión del medio, se concreta en el comentario editorial. El editorial, según el concepto académico, es la opinión de la totalidad de la empresa editorial. Es importante, según consideró Joseph Pulitzer, que el lector “debe conocer el punto de vista del diario, porque es inmoral cobijarse detrás de la neutralidad de las noticias”. A partir de las declaraciones editoriales del medio, el lector queda advertido y es menos susceptible a ser manipulado.

Como empresa informativa, los medios obtienen de la publicidad privada su fuente principal de ingresos, lo que les garantiza asumir una posición independiente ante los partidos políticos. No obstante, siempre existirá, como expresa Rosalía Orozco Murillo[3] citando a Chalaby (1988) una relación de interdependencia entre los medios de comunicación masiva y el poder público “porque en las democracias los funcionarios públicos y los gobernantes constituyen una fuente de información (fuentes oficiales y oficiosas) para los periodistas y los medios, mientras que los políticos y gobernantes al servicio del Estado necesitan a los medios para dar a conocer sus puntos de vista, sus acciones, sus propuestas e incluso para descalificar al contrario” y en esta relación de interdependencia, no siempre armoniosa, pueden presentarse “tensiones y conflictos”.

Según Malcolm Coxall[4], la manipulación “como medio de controlar o influir en la conducta humana es ahora una constante en todos los niveles de la vida moderna - está en todas partes”. Por tanto, no deja también de presentarse en los medios de comunicación masiva, y especialmente en los medios que conforman la estructura de los conglomerados mediáticos. Ya más arriba mencioné una de las técnicas más recurridas para la manipulación de la información cuando cité la tendencia a omitir algún determinado aspecto o resaltar otro en el enunciado noticioso con el propósito intencional de tergiversar la información; pero también como método de manipulación o desinformación se emplean la expresión de medias verdades, las falacias lógicas y la formulación editorializada de la noticia con propósitos propagandísticos, incluyéndose lo que se ha dado en llamar “distracción por semántica” o empleo eufemístico de determinadas expresiones como es el manejo que se hace, por ejemplo del “concepto, citado por Wikipedia, de los ‘states' rights’ (derechos de los Estados) que se aplicó para defender la continuación de la esclavitud en los Estados Unidos en vísperas de la Guerra de Secesión, y de nuevo para luchar contra el Movimiento por los derechos civiles en Estados Unidos en los años 1950 y 1960”, o el empleo suave de la expresión “derecha alternativa” (alt-right), término que se le atribuye su creación a Richard B. Spencer[5], referida a lo que realmente es “ultraderecha”. El destaque que se dé a una noticia o su relegación a un segundo plano resulta un medio de influencia psicológica sobre los receptores de los medios (sesgo mediático) haciéndoles desviar su atención al mensaje subliminar que se pretende inducir. Esta relevancia o el espacio informativo que los medios pertenecientes a un determinado conglomerado mediático destinan a unos u otros temas, constituyen el objeto de la “teoría del establecimiento periodístico de temas" (agenda-setting theory). Se ha dado como definición del sesgo mediático a “la inclinación de ciertos medios de comunicación masiva a manipular la verdad para conseguir noticias que respondan a sus propias creencias y convicciones; se trata de una forma desequilibrada y deshonrada de llevar a cabo la labor periodística, y ocurre cuando existen intereses económicos, políticos o sociales de fondo”.
  
La opinión en los medios

Es propio de la prensa escrita, con independencia de su sección Editorial, la inclusión de columnas de opinión, donde se recogen, en forma de artículos o crónicas, la opinión de cada columnista presentada bajo su propia firma. El autor se identifica a sí mismo y emite su opinión en relación a cualquier tema de la vida social, ya sea político, social, económico o cultural. El autor se hace responsable de lo que opina; sin embargo, el periódico, “aunque aclare expresamente que ‘las opiniones y notas firmadas son exclusiva responsabilidad de los autores’” esas opiniones individuales son opiniones que utiliza para expresarse[6]. De acuerdo con Teodoro León Gross y Bernardo Gómez Calderón, “en el estado de derecho, el periodismo de opinión, con la única limitación de no vulnerar la propia Ley, actúa simplemente como un mecanismo de realimentación de ideas, con independencia incluso de su incidencia en las demandas del espacio público[7]. Toda vez que expresamos nuestra opinión estamos dando a conocer lo que creemos sobre un tema determinado y, al mismo tiempo, influir en la opinión del otro. La opinión periodística promueve el debate de ideas, “mecanismo de realimentación” tratando de convencer al lector de que la posición del autor sobre el tema en debate es la correcta. La función de la opinión periodística, así se reconoce académicamente, es la de “persuadir al destinatario”. Sin embargo, no debe confundirse manipulación con persuasión, “la manipulación ─ destaca Teun van Dijk ─, por ejemplo, en cuanto diferente de la persuasión, es que incluye poder y dominación[8].

La tónica primordial del artículo de opinión no es por tanto la denominada “objetividad periodística”, sino que se implanta en lo subjetivo de una personal opinión. Esto último nos conduce a tratar el supuesto principio fundamental que debe regir en la redacción noticiosa, la objetividad.

La objetividad periodística es el ideal nunca suficientemente alcanzado en el quehacer periodístico, incluso en la técnica de redacción noticiosa, conocida como “pirámide invertida”, nunca deja de estar presente cierto grado de subjetividad. Se dice pues que, ajustado al principio de pirámide invertida, el periodista “ordena los datos en la narración de la noticia en orden decreciente a su importancia”, es decir, partir de los datos más relevantes hasta concluir la información con los menos significativos. Los datos más significativos de la noticia suponen darle respuesta a las, según la práctica anglosajona, cinco preguntas W: Who, What, When, Where y Why (quién, qué, cuándo, dónde y por qué) a la que se les puede agregar el How (cómo). Desde el mismo momento en que el periodista tiene que determinar cuáles a su juicio son los elementos más significativos y cuáles tienen menor interés, ya el periodista está analizando subjetivamente, aunque cumpla estrictamente con las condiciones de verificación, oportunidad, contextualización y contrastación que deben estar presentes en la difusión de la noticia.

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El tema de la manipulación periodística de las opiniones se ha puesto ahora de moda acusando a los medios masivos de coligarse en una amplia conspiración para “controlar los contenidos en función de sus intereses”. Ahora surgen fuertes epítetos que se arrojan en contra de los medios informativos y, muy especialmente, en contra el periodismo, radial, televisivo y escrito; y hasta se está hablando de una supuesta “Dinastía mediática”.

La campaña electoral y los medios masivos

Me cuesta un gran trabajo encontrar un adecuado calificativo para definir esta campaña presidencial de 2016, ¿descabellada? ¿extravagante? ¿atroz? ¿incalificable?, ¿o todos estos calificativos al mismo tiempo? Como quiera que sea esta campaña estuvo marcada por un signo pasional y furibundo. Y, a lo largo de todo el periodo de nominación de candidatos y de elecciones, todo un gran debate mediático centrado, principalmente, sobre la figura del excéntrico candidato republicano. No tomado en serio al principio, la prensa de Estados Unidos y de todo el mundo comenzó a cuestionar los desplantes y las declaraciones carentes de toda moderación   expresiva de Donald Trump.

En revancha Trump comenzó a fustigar a los medios, “the crooked media”, su expresión favorita. A lo largo de su campaña en las elecciones primarias, atacaría a diferentes corresponsales y periodistas a los que calificó "deshonestos" y de "basura". El 24 de agosto de 2015, Trump acaloradamente expulsa de la conferencia de prensa que estaba ofreciendo en Dubuque, Iowa al periodista de Univisión Jorge Ramos. "Tengo derecho a preguntar", le había reclamado Ramos. "No, no la tiene, regrese a Univisión", respondió Trump, quien luego hizo una señal a uno de sus guardias de seguridad para que sacara del local al periodista. En junio de 2016, molesto por algunas declaraciones aparecidas en el diario The Washington Post que no fueron de su agrado Donald Trump decidió excluir a ese medio de todas sus presentaciones públicas. Así dijo en Greensboro, en Carolina del Norte: "¡Me encanta! Retiramos las acreditaciones de prensa del deshonesto Washington Post". Y hace una advertencia en una declaración que le hiciera a The New York: "Si las personas no cubren mi campaña de forma aceptable, o si inventan cosas, no veo por qué deben ser admitidos".

Al reportero Ben Schreckinger de Político también le restringió el acceso a una conferencia de prensa en marzo en Florida, pese a estar acreditado. La editora de Politico, Susan Glasser, informaría que a los periodistas del sitio “se les ha negado el acceso de forma constante a los eventos de campaña de Trump”. De igual modo, la campaña de Trump les negó acceso a reporteros de Buzzfeed, Foreign Policy, y Daily Beast, el editor ejecutivo de esta última Noah Shachtman señalaría: "Nunca fuimos uno de los favoritos de Trump, pero las cosas se pusieron frías después de que se publicó un artículo el año pasado sobre alegatos que hizo Ivana Trump y de las que más tarde se retractó. Tim Mak, que escribió la historia, fue el primero de nuestros reporteros en ser bloqueado, ahora incluso a nuestros colaboradores independientes se les niega el acceso”. Otras agencias como el Huffington Post, este muy crítico de la campaña de Trump, recibirían el veto de Trump para que cubrieran sus eventos, de este modo en julio de 2015 la campaña de Trump suspendió la acreditación del reportero Scott Conroy y en el mes de septiembre de ese año se le prohibió la entrada a un periodista que cubría las primarias republicanas para el medio en Iowa[9]. También al diario de circulación en Iowa The Des Moines Register, el 24 de julio de 2015 se le negaron las credenciales de prensa para cubrir un picnic familiar de la campaña presidencial de Trump en Oskaloosa, Iowa, según parece debido a un editorial de este periódico que una semana antes le pedía a Trump que abandonara su campaña.

Pese a esos desplantes y por esos desplantes a los medios y por sus métodos nada ortodoxos, Donald Trump, ganaba cobertura mediática; así lo hizo cuando atacó a la presentadora estrella de Fox News, Megyn Kelly a quien denominaría “Crazy Megyn” y como señaló The New York Times el 28 de marzo de 2016: “Trump puso a sus seguidores en contra de una villana recurrente en la narrativa de su actual campaña y se aseguró de acaparar las noticias una vez más”. Así mismo lo reconoció el imprevisible Trump: “Voy a uno de estos programas y los ratings se duplican, triplican. Y eso te da poder”. Y lo dice: “Hago un tuit sobre algo insignificante y lo vuelven noticia en segundos”. Trump se ganaba de manera gratuita una gran cobertura de prensa que no poseían sus oponentes, de esto modo, The New York Times el pasado 11 de noviembre ofreció unos datos interesantes: “según sus análisis, la prensa de Estados Unidos había “regalado” en los últimos tiempos una cobertura mediática por valor de casi 2.000 millones de dólares a Trump, mientras que lo que se hablaba de los por entonces también aspirantes a la Casa Blanca eran 746 millones para Clinton, 321 millones para Sanders o 313 para Cruz”.

Pero ya desde los inicios de la campaña de Trump se hacían advertencias en contra de la cobertura de gracia que le dedicaban los medios, así lo expuso David Leonhardt, de The New York Times en julio del 2015: “Los medios de comunicación están pasando por una suerte de autodesprecio por la incesante cobertura a Donald Trump.Dejen de cubrir a Donald Trump’, rezaba un encabezado paradójico reciente en Mother Jones. Otro en el Washington Post acusaba: ‘¿Por qué está Trump en ascenso? Por los medios’. Por su parte, el Christian Science Monitor se limitó a preguntar: ‘¿Se han vuelto locos todos los medios?’” Agrega Leonhardt a continuación: “Empecemos por reconocer que los reporteros de política no crearon a Donald Trump. Ya era una celebridad mucho antes de que diera a conocer su campaña presidencial –una celebridad mayor que cualquier otro candidato republicano. Estelarizó su programa de televisión por más de una década, varios edificios llevan su nombre y ha aparecido en la portada de la revista People al menos desde 1990. Los medios de política no tenían la facultad de unirse y planear una conspiración para ignorarlo. Y eso quizá no hubiera sido apropiado, de cualquier manera”.

Y Trump es conciente de esta realidad, el haber sido una celebridad mediática; conoce el poder de los medios sociales de comunicación, Facebook y Twitter y los utiliza ampliamente. El Cuarto Poder está quebrado. Es como dice Jim Rutemberg[10] comentarista de The New York Times: “Las agencias de noticias, viejas y nuevas, están luchando por sobrevivir en un orden cambiante, inundado de información y contenidos, pero carente de los pilares en los que siempre podían confiar, como los modelos publicitarios fiables, un canal asegurado en la televisión por cable o las clásicas ventas en los puestos de periódicos. Todo está cambiando tan rápido que ninguna agencia de noticias sabe si las suposiciones que están haciendo para asegurar su futuro serán las correctas”.

Y M.A, Bastenier[11] amplia: Seguir hablando de la prensa como Cuarto Poder sería un absurdo porque lo ocurrido es una prueba más de que la comunicación está avanzando poderosamente, superponiéndose con ventaja a la información y sobre todo a la tradicional del impreso. El público se informa, o eso cree, cada día más a través de las redes sociales sin discriminar cuál es la fuente, Perico de los Palotes o medios que seria y profesionalmente se dedican a ello. (...) Lo definitivo es que, de Cuarto Poder, nada de nada; que ese poder está en el mejor de los casos difuminado en la persona a persona que caracteriza la comunicación sobre la información. Y eso no hace que la sociedad esté hoy mejor informada”.
El orden cambiante al que se está refiriendo Rutemberg, “inundado de información y contenidos” y que Bastenier considera se superpone con ventaja a la información de “la tradicional del impreso” en el que ha impuesto las herramientas de la Web 2.0, la blogosfera, wikis, Facebook, Twitter, Instagram, Youtube, Slideshare...; o como ha expresado Sebastián Royo del Real Instituto Elcano: “Hay un nuevo ecosistema (Twitter, Facebook, Instagram, blogs) que elimina los filtros y disminuye el papel y la influencia de los medios tradicionales. Estos nuevos medios cambian la óptica a través de la cual los ciudadanos conocen y perciben la política y a los candidatos. Trump los ha usado magistralmente para amplificar su mensaje y para energizar y movilizar a sus votantes (que ya no confían en los medios tradicionales y usan los nuevos medios para compartir una narrativa que mezcla elementos de verdad con mentiras). Y lo ha hecho a un coste cero[12]. Es, como señala la UNESCO, que “a partir de la extensión del uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) (se ha visto) aparecer una nueva era para lo que hasta ahora se ha conocido como la comunicación alternativa”, el “periodismo ciudadano”, como la misma Unesco lo denomina, es decir, la formación de una amplia plataforma mediática donde cada cual tiene la posibilidad de publicar noticias y comentarios. A esto se le ha denominado “democratización de la información” cuando en realidad no es otra cosa que la anarquización de la información, donde siempre habrá un idiota que escriba una idiotez que sea recogida como verdad indiscutible por otro más idiota. Sí, es como dice Bastenier, el “público se informa, o eso cree”.

Para Trump, toda la prensa que le ha sido desfavorable está constituida por un puñado de periodistas mentirosos y deshonestos. Aun cuando ha recibido los votos electorales que le confieren la presidencia, Trump no está dispuesto a fumar la pipa de la paz con los medios detractores. Esto queda plenamente evidenciado cuando el 22 de noviembre, a solo dos semanas de su elección, fue displicente y hasta ofensivo hacia cuarenta representantes, periodistas y directivos de los medios CNN, NBC, CBS y Fox convocados a una reunión en la Trump Tower de New York por la directora de su campaña, Kellyanne Conway. Tan pronto Trump hizo su aparición en la sala donde aguardaban los periodistas, espetó: “Entro en una habitación llena de mentirosos, son todos unos mentirosos”. Su principal ataque lo dirigiría contra Jeff Zucker, presidente de la cadena CNN: “Odio tu cadena de televisión ─ soltó de inmediato Trump ─, debería darles vergüenza, son todos unos mentirosos. No se salva ni uno solo de los periodistas de tu cadena”.

Siguiendo el descontento y la incomodidad de Trump hacia la prensa que se le opone y que considera corrupta, sus seguidores han levantado la bandera para demonizar a todos los medios, salvo, por supuesto, algunos que han sido ampliamente complaciente con el candidato como The Drudge Report y el Breitbart News Network.  Para ellos el Breitbart News Network, una red de inclinación ultra conservadora y estrechamente vinculada al Heartland Institute está libre de toda “intención manipuladora” sin tomar en cuenta los numerosos bulos que aparecen en sus artículos editorializados. No de balde Steve Bannon era desde 2012 el presidente ejecutivo de Breitbart hasta que Trump le contratara en agosto de 2016 para dirigir su campaña.

Tom Kludt de la CNN[13] ─ la cadena que Donald Trump considera ser una vergüenza ─ nos informa diciendo: “Ahora Trump lo ha nombrado estratega en jefe y alto consejero, un puesto de similar importancia al de Reince Priebus, el presidente del Partido Republicano que será jefe de gabinete. Es la última y más clara señal de que Breitbart ha dejado de ser un medio de derecha atípico a un portal conservador poderoso. El sitio fue una virulenta voz a favor de Trump a través de la campaña. De acuerdo con ComScore, que mide el tráfico de internet, Breitbart alcanzó más de 17 millones de seguidores en promedio al mes con historias que favorecieron al aspirante republicano y atacaron a sus enemigos”. Y agrega Kludt: “Breitbart también tiene vínculos cercanos con el llamado movimiento alt-right ─ entiéndase ultraderecha ─, una ideología animada por el nacionalismo blanco y la misoginia. En julio, Bannon describió a Breitbart como "la plataforma de alt-right". Una búsqueda a través del archivo de Breitbart resulta en una letanía de titulares inflamatorios. Una historia publicada en mayo describió al comentarista conservador Bill Kristol, un crítico de Trump, como un "judío renegado". Breitbart también ha sido agresivo al resaltar temas como el crimen en la comunidad negra. Luego de que una reportera y una camarógrafa murieran a tiros mientras hacían un enlace en vivo el año pasado a manos de un extrabajador negro, Breitbart lo describió como un "asesinato racista". Sin embargo, CNN es “manipuladora” y Breitbart es “objetiva”.

Breitbart News Network, The Drudge Report, WND (World Net Daily) y The Heartland Institute

Durante la campaña electoral de 2016 una gran influencia sobre la opinión pública de los Estados Unidos provino de medios que pueden catalogarse como “periodismo basura”, entre los que se destacan, muy especialmente, los medios on-line Breitbart News Network, WND (World Net Daily) y el más influyente de todos, con el mayor número de visitas, el Drudge Report. Todos estos medios tienen sus diferencias de estilo y muchas similitudes de procedimiento. Todos ellos se mueven dentro de una esfera de conservadurismo que varía entre la derecha y la ultraderecha. Todos presentan la misma propensión al sensacionalismo y a la provocación, a la tergiversación noticiosa y a dar cabida a los rumores y a los chismes en sus presentaciones divulgándoles, sin previa comprobación, como noticias. Todos, ardientes defensores de la plataforma de Donald Trump. Muchos de sus temas más recurrentes, los e-mails de Hillary Clinton desde un servidor privado, los escándalos, ciertos o atribuidos, de las infidelidades matrimoniales de Bill Clinton, el ataque a los musulmanes y a los inmigrantes furtivos, la denuncia de supuestas irregularidades en las elecciones para favorecer a la campaña opuesta a Trump, han sido recogidos en la retórica política del candidato republicano a lo largo de toda su campaña en pos de la presidencia.  

La red Breitbart News ha sido el único medio informativo que sin apreciación de fuentes ha declarado que Donald Trump, junto con el voto electoral había ganado el voto popular, algo que quedó demostrado ser falso tomándose en cuenta los datos aportados pormenorizadamente por El Cook Political Report presidido por Charles E. Cook, Jr. (http://cookpolitical.com/story/10174). Breitbart fue fundada en 2007 por el comentarista y empresario Andrew Breitbart, quien había sido asistente de Matt Drudge fundador de The Drudge Report, de quien él mismo se consideraba ser “Matt Drudge's bitch", aunque él era “el hombre tras la cortina de el Drudge Report”[14]. Un activista de derecha a quien sus reportes por internet, mezcla especial de ultrajes, de solapada información escandalosa y abiertamente tendenciosos le convirtieron en una de las figuras de los grandes medios informativos de Estados Unidos, ante de su prematura muerte a la edad de 43 años[15].

Tras el fallecimiento de su fundador la Breitbart News Network ha continuado con la misma línea editorialista que este le trazara. Para el New York Times, el Breitbart constituía una “curiosidad de la franja derecha”, con “periodistas guiados ideológicamente” que mantienen una controversial opinión “sobre material que ha sido llamado misógino, xenófobo y racista”. Breitbart es considerada como el medio oficial de la Alt-Right o ultraderecha, con numerosas visitas de ─ como denuncian Patricia Clarembaux y Juliana Jiménez ─ “supremacistas blancos y ultranacionalistas que desdeñan del establishment político tradicional, incluido el del Partido Republicano al que catalogan de blando”. El 31 de julio de 2016, Breitbart, denunció al líder republicano de la Cámara de Representantes del Congreso de Estados Unidos, Paul Ryan acusándole de ser “un doble agente” a favor de la campaña de Hillary Clinton y de “la narrativa anti-Trump de Clinton”[16].

En tres de los más destacados sitios de Breitbart: Big Government, Big Journalism y Big Hollywood, así como en su nuevo y cuarto sitio el Big Peace, presentan sus reportajes y comentarios, todos con el mismo carácter de ultrajes y escandalosas informaciones sobre muchos de los oponentes políticos de Donald Trump. Todos estos sitios del Breitbart News Network, mantienen un estrecho vínculo con el Heartland Institute. “Para Shane Burley ─ citado por Jason Wilson[17] ─, un periodista de investigación que durante la campaña escribió varios artículos sobre la derecha alternativa, "lo que destaca de Breitbart es su sensacionalismo". El titular ideal de Breitbart News es provocativo y está diseñado para herir las susceptibilidades de los progresistas”.

El sitio web más importante de este periodismo basura, por contar con más de 20 millones de visitas mensuales, es el Drudge Report. Drudge Report es un sitio colector de reportes de diferentes agencias noticiosas y medios de Estados Unidos y de otras partes, sobre temas diferentes como política, entretenimiento y eventos actuales. Cada enlace presentado por este sitio lleva un encabezado, generalmente provocativo, redactado por el propio Drudge o alguno de sus editores. Manteniendo una línea conservadora en sus reportes, Drudge Report en algunas ocasiones redacta sus propios informes; su fundador, en 1996, fue Matt Drudge, un hombre que en 1998 se definía a sí mismo como “un libertario con la excepción de las drogas y el aborto”. “Soy un conservador ─ le declaró en 2001 al Miami New Times ─. Soy muy pro-vida. Si vas bajando la lista de qué hace un conservador, allí estoy yo en casi todo el camino”. Y, en 2005, hablando de sus posiciones políticas le declara a The Sunday Times: “No soy un republicano de extrema derecha. Soy un conservador y deseo pagar menos impuestos. Y voté por los republicanos en las pasadas elecciones; pero más que nada, soy un populista”.

Según diferentes fuentes (Judd Legum de Think Progress, Maldef, Eric Hananoki y Matt Gertz de Mediamaters y CBS) el Drudge Report se ha caracterizado por la fabricación o malinterpretación de muchas de las noticias que reporta.

Richard Siklos[18], un editor de la revista Fortune refiriéndose a Matt Drudge dijo que este “es mejor conocido por llevar un estilo sensacional, obstinado e idiosincrásico a noticias digitales, particularmente en el ámbito político” y catalogó a su red como “megáfono conservador”. No obstante,” como hace notar un reporte de EFE aparecido en Navegante.com de El Mundo.es, “Matt Drudge ni siquiera es periodista ni aspira a que lo consideren de la profesión. Pero su instinto periodístico nadie se lo quita y, encima, anda siempre con un sombrero como los que usaban los periodistas de los años cuarenta del siglo pasado[19]. Así lo expuso el juez federal Paul L. Friedman, durante un juicio por demanda civil contra Drudge, interpuesta por el asistente de la Casa Blanca, Sidney Blumenthal: “Drudge no es un reportero, un periodista, o un recolector de noticias. Él es, como él se admite, simplemente un proveedor de chismes”. En tanto, en opinión del paleoconservador Pat Buchanan, cofundador de la revista bimensual The American Conservative, “Matt Drudge es casi el periodista más poderoso en América”. E indiscutiblemente Drudge, sin ser un periodista de formación académica, sin tener la menor idea de que son los principios periodísticos, sin tener ninguna formación universitaria, posee talento empresarial para convertir los chismorreos y rumores en noticias sensacionalistas, que presenta y destaca bajo extravagantes titulares y, con esto, obtener los mejores beneficios, sin parar en mientes para comprobar si una información que reciba sea cierta o no; lo importante para él es que al reportarla produzca un impacto sensacionalista, como ocurrió en julio de 1998 con la alegación de Kathleen Willey de haber sido sexualmente agredida por el presidente Bill Clinton. Aunque un empleado de la Casa Blanca le enviara a Drudge un correo electrónico donde le advertía diciendo: “Ella está mintiendo, Drudge, no lo reportes”, él, como señaló David McClintick, con solo un clic de su ratón transmitió la información. De acuerdo con McClintick la red de Drudge es cruda, estridente y errática y señala: “cuando Brill's Content (una revista que dejó de circular en el 2001 y se dedicaba a llevar estudios sobre los medios de prensa) revisó las 51 historias que Drudge etiquetaba “Exclusivas” entre enero y septiembre de 1998, se encontró que de las 31 historias que realmente eran exclusivas, diez (32 por ciento) eran falsas, 11 (36 por ciento) eran ciertas, y la exactitud de las restantes 10 (32 por ciento) eran debatible o desconocida[20].

Alberto García Marrder[21] expone que Drudge Report, durante la pasada campaña electoral, “se ha dedicado a airear todo lo negativo de la candidata presidencial demócrata, Hillary Clinton, especialmente por el uso de un servidor privado de internet desde su casa, con informes secretos, cuando ella era Secretaria de Estado, en el primer mandato del presidente Barak Obama. Y también insiste en destacar informaciones sobre la supuesta mala salud de la candidata demócrata y, peor aún, que posiblemente tiene una relación lésbica con su principal asesora y mano derecha, Huma Abedin, ex esposa del congresista Anthony Winer. Y se ha regodeado en destacar las noticias periodísticas de otros medios sobre las supuestas infidelidades de su esposo, el ex presidente Bill Clinton con otras mujeres. Y de acuerdo con Quantcast el Drudge Report este año se encargó de una cosa: atacar fuertemente a la entonces candidata a la Casa Blanca Hillary Clinton. Muy pocos medios asumieron esa posición, pero Drudge Report lo hizo con poca prudencia. El portal se enfocó en publicar enlaces a los escándalos más importantes de la demócrata. Varias de las historias más controvertidas sobre Clinton tuvieron su génesis en la plataforma de Matt Drudge; las noticias en torno al escándalo de los correos de Hillary Clinton ocuparon el 22,9 % de todo el contenido que salía del Report”.

Otro de estos medios de “periodismo basura” que invaden las redes de internet es el WND (World Net Daily), una página electrónica de tendencia alt-right fundada en mayo de 1997 por Joseph Farah, un periodista y cristiano evangélico fundamentalista que se ha caracterizado por hacer eco a las teorías conspirativas como el tema de la nacionalidad de Barack Obama. Farah El Southern Poverty Law Center, ha calificado al sitio de Farah como “uno de los más desquiciados sitios de “extrema-derecha de ‘Noticias’ en la Internet” especializándose, además de la teoría conspirativa denominada “birtherism” que ponía en duda la nacionalidad de Obama, en impulsar “salvajes acusaciones contra personas LGBT, una retórica antimusulmana y una enorme dosis de locura tales, como la serie en seis partes donde afirmó que comer soja provoca homosexualidad”.

Farah ha dicho que sus principales influencias son los periodistas que desvelaron las intrigas de Watergate Bob Woodward y Carl Bernstein; Matt Drudge; Ronald Reagan y un libro titulado Marx & Satan.

Farah, en su constante ataque al presidente Obama, hasta fue capaz de afirmar que él mismo fue un comunista que protestaba contra la guerra de Vietnam y usaba largo el cabello como los hippies. “Entiendo lo que Obama es ─ anotaría en un artículo que publicara el 12 de julio de 2012 en su WND ─ y lo que hace porque yo una vez fui como él, un excomunista”. De su supuesta militancia comunista, aunque en realidad era un hippy, Farah pasó a ser editor ejecutivo del periódico californiano The Sacramento Union. Bajo su conducción el Union dio un marcado giro a la derecha para convertirse, según expresara Daniel Carson un ex reportero de ese medio, “en un portavoz del fundamentalismo cristiano de derecha, preocupado por el aborto, los homosexuales y el creacionismo”.  

El Heartland Institute, no es precisamente un medio masivo de comunicación sino una organización fundada sobre principios eminentemente conservadores y libertarios, pero cuyas políticas y propuestas han ejercido una poderos influencia en gran parte de los medios digitales conservadores. El Heartland fue fundado por David H. Padden quien previamente había fungido como director del think tank libertario, el Cato Institute, que en 1974 la Fundación de Charles Koch había creado y quien es además, uno de los financieros del Heartland. A partir del 2008, luego del triunfo electoral de Barack Obama el Heartland Institute se inclinó hacia la extrema derecha al vincularse al movimiento de derecha alternativa el Tea Party.  

Ya desde la década posterior al 2000, el Heartland se convirtió en el paladín de los que rechazan la existencia del cambio climático. En el 2012 se filtraron documentos de Heartland Institute donde que señalaban los pagos mensuales o asignaciones de varios miles de dólares a todos los que en diferentes blogs escribían negando el cambio climático. Según el periódico El Mundo[22], de acuerdo a los datos suministrados por los documentos filtrados, el Heartland Institute “ha destinado 1,2 millones de dólares a la puesta en marcha desde 2009 del Nongovernmental International Panel on Climate Change (NIPCC), un grupo de escépticos liderados por Fred Singer”[23] Según The New York Times[24], esos documentos planteaban interrogantes sobre si el Heartland había realizado actividades política partidistas, como es el caso del plan de gastar $612 000 para influir en los resultados electorales por medio de la denominada “Operation Angry Badger”. El NY Times subraya que las organizaciones sin fines de lucro están autorizadas a emprender alguna labor de cabildeo o de educación política, pero tienen prohibida su intervención directa en las campañas políticas.

En resumen:

El éxito de estos libelos electrónicos se fundamenta en una razón sociológica que expresa que los individuos son eminentemente selectivos a favor de los medios que tienen coincidencias con sus propias opiniones políticas o sociales y rechazan a los que no coinciden con sus posiciones ideológicas. Por lo general, no se busca la objetividad ni la verosimilitud de la información que se les ofrece, sino la espectacularidad y el sensacionalismo que en sí misma se encierra. Luego reproducen en las redes sociales los criterios apuntados por esos medios, sin proceder a un previo análisis crítico del contenido, para posteriormente ser reproducidos ad infinitum y comentados por otros usuarios de las redes sociales. Es la idea presente en el concepto de la propaganda expuesto por Joseph Goebbels a quien se le reconoce como “padre de la manipulación mediática” en un artículo publicado en el “Der Angriff", el 30 de abril de 1938: "¿A quién debe dirigirse la propaganda: a los intelectuales o a la masa menos instruida? ¡Debe dirigirse siempre y únicamente a la masa! (...) Toda propaganda debe ser popular y situar su nivel en el límite de las facultades de asimilación del más corto de alcances de entre aquellos a quienes se dirige (…) La facultad de asimilación de la masa es muy restringida, su entendimiento limitado; por el contrario, su falta de memoria es muy grande. Por lo tanto, toda propaganda eficaz debe limitarse a algunos puntos fuertes poco numerosos, e imponerlos a fuerza de fórmulas repetidas por tanto tiempo como sea necesario, para que el último de los oyentes sea también capaz de captar la idea".

Sobre estos medios digitales que no se ajustan a principios deontológicos y convierten en noticias simples rumores, no confirmados, se pudiera concluir con lo que Fiorella A. Guevara señala, refiriéndose a los medios del Perú: “Los medios de comunicación tienen la labor de expresar las opiniones de la sociedad y tratar de ser un anexo entre el estado y la nación, sin embargo, hoy en día los medios de comunicación han dejado de lado sus códigos deontológicos, por el lucro; ya que no todos los medios no presentan noticias con una verdadera investigación o no son objetivos, sino que se basan en opiniones o en lo que dicen la gente mas no, en una investigación seria...[25]

¿Dinastía mediática? Adecuación del concepto.

Si en algo coinciden sectores de la derecha como de la izquierda es que existe un concordato de todos los medios de difusión masiva para imponer un nuevo orden dirigido a controlar la opinión colectiva según sus propias opiniones y a favor de sus propios intereses a través de la difusión cultural, especialmente la televisiva en temas de entretenimiento dirigidos a embrutecer intencionalmente a la población. Algo así como lo que planteara Aldous Huxley en el prólogo a su distópica novela Brave New World (Un mundo feliz. 1932): "Las fuerzas impersonales sobre las que no tenemos casi ningún control parecen estar empujando a todos nosotros en la dirección de la pesadilla de un mundo feliz, y este empuje impersonal está siendo acelerado conscientemente por los representantes de las organizaciones comerciales y políticos que han desarrollado una serie de nuevas técnicas para manipular, en el interés de algunas minorías, los pensamientos y sentimientos de las masas".

También el órgano digital de ultraizquierda, Rebelión, insiste sobre este asunto y así uno de sus colaboradores escribe: “Esa es nuestra realidad política actual: los medios de comunicación, tradicionalmente el "cuarto poder", han subido drásticamente de categoría. Hoy día son uno de los factores del poder mismo, construyendo la realidad político-ideológica a escala planetaria. Muy buena parte de nuestras apreciaciones sobre esa realidad son los productos prefabricados que esas usinas culturales elaboran, cada vez con mayor sutileza, con mayor esmero”. Y esa apreciación de la realidad, en opinión del colaborador de Rebelión, se banaliza hasta el punto de ser tratada frívolamente como si se tratara de un show de espectáculos, y anota: “Para mantener la atención, el negocio televisivo transforma todo lo que trata en espectáculo, en show, para decirlo en la lengua dominante. El discurso político, el conocimiento, el conflicto, el temor, la muerte, la guerra, el sexo, la destrucción pasan a ser fundamentalmente espectáculo, comedia, show farandulesco”. Se trata pues, según este criterio, del intento de dominar la conciencia del espectador, de adormecerla con algo así como el opio del espectáculo, para inmovilizarle: “El espectador es acostumbrado a ver el mundo sin actuar sobre él. Al separar la información de la ejecución, al contemplar un mundo mosaico en el que no se perciben las relaciones, se crea un estado de aturdimiento, indefensión y modorra en el que crece con facilidad la parálisis social[26].  Coincidencia de opiniones entre la izquierda radical y la derecha a ultranza en cuanto al papel de los medios dentro de la sociedad de hoy.

Contra el periodismo en general surgen críticas que acusan a los grupos mediáticos de que estos controlan los contenidos informativos de acuerdo con intereses particulares como es, en lo político, el lanzamiento de campañas a favor de un candidato en particular y de campañas de descrédito en contra de otro que no cuenta con su apoyo.

El mismo Donald Trump, a lo largo de su campaña presidencial no dejó de lanzar sus dardos contra los que él denominara “medios corruptos” especialmente The New York Times el que sería parte de una conspiración mediática en su contra. Fundándose es este criterio, los más fieles seguidores del que era el candidato presidencial republicano elaboraron una teoría de la conspiración mediática en contra de Trump. Según esta, todos los medios de Estados Unidos ─ lo que no es cierto ─ se habían unido en un bloque en contra de sus aspiraciones presidenciales y muy en especial en los medios hispanos. Sin embargo, aunque predominaban las críticas dentro de los medios estadounidenses en contra de Trump no se podía ocultar que, en prácticamente todos los medios internacionales, tanto de América Latina, como de Europa se levantaban opiniones críticas en contra del magnate y de sus principales propuestas. Ante esto, muchos llegaron a plantear que todo era resultado del accionar de una mano oculta de, como la que Adam Smith veía como reguladora del mercado, “un sector minoritario de personas enormemente poderosas e influyentes a nivel planetario (...) un sector minoritario que actúa en las sombras dirige al mundo”, como se lee en un blog denominado Liberación que administra alguien que se identifica con el nombre de Freeman; eso que, como dice Elina Malamud, “la imaginería romántica se ve tentada de pintarlos escondidos en oscuros capotes medievales, transitando pasajes subterráneos y tomando decisiones irreparables, reunidos tras gruesos muros de piedra que no permiten oír sus susurros perentorios”; y ese misterioso organismo secreto de control mundial se le identifica con el Grupo Bilderberg. Una de tantas teorías de la conspiración que no entra en el tema que trato. Sobre este, solo citaré el párrafo final de un artículo de Jonathan Duffy de BBC News donde este anota: “Que algunos activistas tengan a Bilderberg en la mira no sorprende a Alasdair Spark, un experto en teorías de la conspiración. ‘La idea de que una camarilla oscura gobierna al mundo no es nada nuevo. Durante cientos de años muchos han creído que el mundo es gobernado por una Cábala de los judíos. No debemos esperar que los ricos y poderosos organizan cosas en sus propios intereses. Eso se llama capitalismo’[27]. Otros, en cambio, se refieren a esa “mano que actúa en las sombras para el control y dominio de la sociedad”, con el nombre genérico, y sin plena definición, de “el establishment”.

Partiendo de estos supuestos postulados ha aparecido una nueva teoría de la conspiración de nominada como “Dinastía mediática”. ¿Existe en realidad tal dinastía? Debemos analizar si esta es una peregrina teoría o si ciertamente tiene fundamento real, y preguntarnos ¿Todos los medios de información masiva están coligados, dependientes y condicionados por el poder de una dinastía mediática que establece qué debe comunicarse, qué noticia debe ser omitida?, ¿cuál debe ser la opción que se deba tomar por todo el conjunto social y cuál es la línea de pensamiento que se deba imponer?

Todo hecho tiene una fecha cronológica y el tema de la existencia de una dinastía mediática comenzó a gestarse en septiembre de 1973 y nacer entre diferentes velos en 1980 con la publicación del informe Un sólo mundo, voces múltiples elaborado para la UNESCO por el excanciller irlandés Premio Nobel de la Paz (1974) y Premio Lenin de la Paz, Sean MacBride. En ese extenso documento (alrededor de 500 páginas), se decía: "La industria de la comunicación está dominada por un número relativamente pequeño de empresas que engloban todos los aspectos de la producción y la distribución, las cuales están situadas en los principales países desarrollados y cuyas actividades son transnacionales”, afirmando entre otras cosas: “Con harta frecuencia se trata a los lectores, oyentes y los espectadores como si fueran receptores pasivos de información". En la Presentación del Informe McBride, el Director General de la UNESCO en 1980, Amadou-Mahtar M’Bow, señaló que resultaba necesario “impedir que las tendencias hacia una concentración de los medios informativos reduzcan progresivamente el alcance de la comunicación interpersonal y en última instancia destruyan la pluralidad de los canales, tradicionales o modernos, mediante los cuales pueden ejercer los individuos su derecho a la libertad de expresión”.

Citlali Villafranco Robles señala que, en la mayoría de los países, “quienes dominan el sector de la comunicación son industriales que tienen poco que ver con la comunicación”; dicho con otras palabras, son los que conforman los conglomerados mediáticos o como complementa BBC Mundo: “En todo el mundo existen compañías concentradas en una o pocas manos, con intereses en prensa, TV, telecomunicaciones y otras industrias asociadas. Sus propietarios, individuos, familias o pequeños grupos, los zares de los medios en las zonas en las que operan, acumulan no sólo riqueza, sino también poder e influencia[28]. Y Villafranco Robles resume: “nueve empresas globales de la comunicación controlan la mayor parte de los satélites, las telecomunicaciones, la televisión, la radio, internet, el acceso a la información, la industria cultural y el entretenimiento en todo el mundo: AOL Time Warner (USA) , Vivendi Universal (Reino Unido), Walt Disney Co. (USA), Bertelsmann (Reino Unido), NewsCorp (USA), Viacom (USA), Sony (Japón), ATT (USA) , Comcast (USA) , Gannett (USA) y NBC General Electric (USA) (Bustamante, 2003: 248).

En el caso de América Latina, la tendencia de formar grandes consorcios multinacionales permanece con Televisa de México, O'Globo de Brasil, Clarín de Argentina y el grupo Cisneros de Venezuela quienes están entre las corporaciones más grandes del mundo, dominan el mercado nacional y se expanden mediante acuerdos con grandes corporaciones como TCN o con inversiones bancarias de Wall Street (Bustamante, 2003: 248)[29].  

Para estos poderosos conglomerados mediáticos cabe su inclusión dentro de la llamada Dinastía mediática. Así y de este modo, “la creación de grandes consorcios de las telecomunicaciones reduce de manera automática la información disponible a que tienen acceso los ciudadanos, repercutiendo en las posibilidades de elección y de fiscalización, al tiempo que supone retos para las posibilidades de regulación de los Estados” (Villafranco Robles).

En Estados Unidos entre los ya citados conglomerados mediáticos, AOL Time Warner, Walt Disney Co., Viacom, ATT, Comcast, destacan por su dominio de los medios informativos, televisivos y prensa escrita, el poderoso imperio de Rupert Murdoch con sus dos entidades multinacionales la 21st Century Fox y la News Corp., que controlan varios medios entre ellos el FOX News Channel con tendencia a la derecha y favorable al Partido Republicano, el  New York Post, y el Wall Street Journal; la Gannett Company que controla varios medios impresos, como el USA Today, el Cincinnati Enquirer (Ohio), el Arizona Republic (Arizona), el Courier-Journal (Kentucky), el Tennessean (Tennessee), el Des Moines Register (Iowa), el Indianapolis Star (Indiana) y Detroit Free Press (Michigan); la NBC General Electric, la Hearst Corporation Inc., siendo una de las corporaciones mediáticas más diversificadas del mundo, con 15 diarios y 36 semanarios como  Houston Chronicle y el San Francisco Chronicle, alrededor de 300 revistas en todo el mundo entre las que destacan Harper's Bazaar, Cosmopolitan, Esquire, Marie Claire y ELLE, además posee 31 estaciones de televisión y la participación de varias redes de cable, incluyendo A&E Television Networks y ESPN, editoriales, Internet, producción televisiva y negocios inmobiliarios; la Tribune Media Company propietaria de Chicago Tribune, Tribune Broadcasting, el Chicago Cubs, Los Angeles Times, el Newsday de Nueva York, el Hartford Courant, el Baltimore Sun, el Daily Press de Virginia, el Orlando Sentinel, y muchos otros medios de comunicación; la Morris Communications con sede en Augusta, Georgia, posee diversos diarios y revistas, empresas de publicidad, programas de radio, edición y publicación de libros y servicios de Internet. La compañía publica 13 diferentes periódicos diariamente y otros varios que son semanales, mensuales, bimestrales e incluso anuales. La compañía también cuenta con 33 estaciones de radio en Estados Unidos y una en Mónaco. Periodicos: Augusta Chronicle, Florida Times-Union, St. Augustine Record, Amarillo Globe-News, Lubbock Avalanche-Journal, Athens Banner-Herald, Savannah Morning News, The Topeka Capital-Journal, The Log Cabin Democrat, Homer News, The Juneau Empire y The Peninsula Clarion; y la MediaNews Group, es una de las cadenas de periódicos más grandes de Estados Unidos, edita 61 diarios y otras 120 publicaciones en 13 estados. Sus periódicos insignias son el Denver Post, en Colorado y el Los Angeles Daily News en California.

La derecha habla en general sobre una supuesta Dinastía mediática sin referirse directamente a los grandes conglomerados mediáticos que, en cambio, son señalados directamente tanto por la izquierda democrática como por la izquierda radical o ultra. Representante del ala extrema de la izquierda es el periódico de publicación mensual, Le Monde Diplomatique, cuyo Director, Ignacio Ramonet (autor de la obra elegíaca Cien horas con Fidel) denuncia la existencia de un, por él denominado. “pensamiento único”, que define como “la traducción en términos ideológicos de pretensión universal de los intereses de un conjunto de fuerzas económicas, aquellos, en particular, del capital internacional”. Según él, se trata del “discurso anónimo” que es “recogido y reproducido por los principales órganos de información económica, y notablemente por las ‘biblias’ de los inversionistas y corredores de bolsa —  The Wall Street Journal, Financial Times, The Economist, Far Eastern Economic Review, les Echos, Agencia Reuter, etc. —, propiedades, a menudo, de grandes grupos industriales o financieros[30].

No obstante, medios conservadores como USA Today, el Arizona Republic y el Cincinnati Enquirer, propiedad todos del conglomerado Gannett Company, tomaron posición a favor de la candidata demócrata Hillary Clinton, el USA Today rompiendo con su tradición de no tomar partido en unas elecciones y el Arizona Republic apartándose de su habitual tendencia de apoyar a los candidatos por el Partido Republicano. Ambos en coincidencia con el New York Times. También los diarios Houston Chronicle de la Hearst Corporation Inc., el Detroit News y The Dallas Morning News se distanciaron de Donald Trump, independiente de ser periódicos identificados con la derecha. El Detroit News, rechazó por primera vez dar su apoyo a un candidato republicano y se pronunció a favor del candidato del Partido Libertario, Gary Johnson.

Aunque derecha e izquierda coinciden desde diferentes ángulos de opinión en cuanto a su crítica a la concentración de los medios informativos en pocas manos, la realidad es tal cual la señalara el editor y columnista del Houston Chronicle, al decir: “La concentración del poder de los medios, el poder de influenciar en la opinión pública, en manos de pocas corporaciones, lleva fácilmente y de manera natural a la censura y a la conformidad de pensamiento y cultura (...) El giro hacia la derecha en las noticias estadounidenses ha sido profundo. Hay más canales noticiosos de TV y más noticias en radio, pero, debido a la propiedad/auspicio de los medios, es raro escuchar críticas corporativas. E incluso algunos temas son censurados en su totalidad (...) La censura es a veces difícil de encontrar debido a que la cultura mediática de los Estados Unidos se enorgullece de presentar debates, o lo que parecen ser debates[31].

No obstante, en Estados Unidos hay un importante número de periódicos que no forman parte de ningún conglomerado mediático, como es el caso del Washington Post entre aquellos de mayor circulación con una tirada diaria de 759.122 números, cuyo propietario es el empresario fundador y director ejecutivo de Amazon.com., Jeff Bezos; el New York Daily News con una tirada diaria de 703,137, operado por el editor de revista, publicista y multimillonario de bienes raíces Mortimer Zuckerman quien también opera la revista mensual U.S. News & World Report.

Entre los de menor circulación se pueden mencionar el Birmingham News de Alabama con una edición diaria de 145,655 números, propiedad de Publicaciones Advance de la familia Newhouse, que es también propietaria de otros dos periódicos de Alabama, The Press-Register en móvil y The Huntsville; Politico con tirada diaria de 37,512 ejemplares, propiedad del empresario Robert L. Allbritton.

Por otra parte, la confianza en los medios tradicionales informativos no está del todo disipada. En una encuesta realizada en 25 países el profesor de periodismo de la Universidad de Missouri, John C. Merril para conocer cuáles son los periódicos de más calidad del mundo encontró que las diez primeras plazas son para The New York Times (EE UU), Neue Zürcher Zeitung (Suiza), The Washington Post (EE UU), The Independent (Reino Unido), Süddeustche Zeitung (Alemania), Le Monde (Francia), Asahi Shimbun (Japón), Los Angeles Times (EE UU), Frankfurter Allgemeine (Alemania) y EL PAÍS. The Guardian y The Times han perdido mucho prestigio y ya no están entre los diez primeros; el Wall Street Journal, está entre los veinte mejores Cuando la gente piensa en un periódico de calidad ─ señala Merril ─ piensa en seriedad, noticias puras y duras y comentarios. Quiere dignidad en la presentación, nada de espectacularidad[32].

¿Qué hacer para ponerle límites a la influencia de los conglomerados mediáticos en la formulación y manipulación de la opinión pública? Volvamos al Informe McBride. Todos los analistas están de acuerdo en afirmar que su idea central era la democratización de la comunicación y para ello, exigía pluralismo y diversidad, resaltando que la libertad de expresión tenía una gran importancia siempre que se ejerciera con responsabilidad, relacionando ésta con la ética profesional porque de no ser así se podría producir una distorsión de la información que repercutiría en los ciudadanos[33], y que la libertad de información no podía reducirse a la libertad del mercado informativo[34]. Según Daniel Biltereyst y Veva Leye, “el Informe MacBride ha acabado convirtiéndose en una referencia mítica en el campo de las comunicaciones internacionales” el cual generaría críticas, tanto desde la izquierda intelectual, como (sobre todo) desde posiciones conservadoras, “algunos ─ señalan estos autores ─ lo consideraban demasiado conservador, otros, demasiado crítico. Estos últimos le reprochaban sobre todo que supusiera una amenazara para la doctrina de la libre circulación de la información, con el intento de imponer reglas, códigos, nuevas estructuras y otras intervencionescentralizadas’[35].   

José M. Beaumont llama la atención sobre la reacción de países como Estados Unidos y el Reino Unido sobre las recomendaciones del Informe McBride: “Las recomendaciones del informe McBride, por ejemplo, ‘para elevar y precisar la categoría social de los periodistas’, ‘examinar las normas profesionales’ o ‘completar su formación’ fueron interpretadas por los países occidentales, especialmente por Estados Unidos y el Reino Unido, como claros peligros contra la libertad de expresión. A la acusación de fuerte desequilibrio y colonialismo informativo planteado por los países del Tercer Mundo contra el sistema comunicativo ‘impuesto’ por los países occidentales desarrollados, éstos respondían que no podrían admitir ningún tipo de control gubernamental de la información[36].

Con la llegada de Ronald Reagan al Gobierno, ─ se expone en Historia del Periodismo Mundial ─ Estados Unidos se desmarcó totalmente del Informe MacBride y elaboró un programa de desarrollo. “El trabajo de la Comisión presidida por Sean MacBride empezó a considerarse, por parte del bando estadounidense, como un ‘conjunto de proyectos sovietizantes’ que eran prácticamente incompatibles con las libertades de las sociedades democráticas[37].

Definitivamente, en periodos de debates políticos como son las campañas electorales, se requiere no imponer limitaciones a la información y considerar, como pone en claro Villafranco Robles, que en el desempeño “de los medios en política supone tres series de derechos interrelacionados: a) el derecho de los electores a realizar una elección plenamente informada; b) el derecho de los candidatos a divulgar sus políticas y c) el derecho de los medios a informar y expresar sus opiniones sobre asuntos de interés público[38]. De igual modo podemos concluir, como concluye este autor citado: “Los medios de comunicación tienen una función que cumplir dentro de los gobiernos democráticos representativos, pero también responden a una lógica de mercado que se contrapone al principio de información, además la tendencia a la concentración de los medios de comunicación en grandes consorcios internacionales reduce las opciones de información, por ello es necesario pensar en armados institucionales que equilibren dos derechos: libertad de prensa y libertad de información. La posibilidad de consolidación y ampliación democrática, en parte está condicionada por el equilibrio entre ambos derechos”.

Con especial dedicatoria a todos mis amigos que en Cuba ejercieron el duro oficio del periodismo independiente o alternativo.



[1] Teun van Dijk. Discurso y manipulación: Discusión teórica y algunas aplicaciones. Universidad Pompeu Fabra, España. Revista Signos, v.39 n.60 Valparaíso, 2006
[2] Fiorella A. Guevara Rodríguez. Medios de comunicación como grupo de presión. Universidad Nacional Pedro Ruiz Gallo – Lambayeque, Perú
[3] Rosalía Orozco Murillo. Relaciones prensa-gobierno en Tepic. Colección Graduados, Serie Sociales y Humanidades No. 3
[4] Malcolm Coxall. Human Manipulation - A Handbook. Cornelio Books. 2 de marzo de 2013 
[5] Richard B. Spencer es un nacionalista blanco, conocido por promover los puntos de vista del supremacismo blanco. Presidente del National Policy Institute un think-tank nacionalista blanco y del Washington Summit Publishers, una empresa editorial independiente. Spencer ha dicho que él rechaza la descripción de supremacismo blanco y se define como un “identitario”.
Spencer repetidamente ha hecho citas de la propaganda Nazi y hablado críticamente del pueblo judío, aunque él ha negado ser un neo-Nazi. Spencer y su organización han llamado la atención de los medios en las semanas siguientes a las elecciones presidenciales de 2016, donde, en respuesta a su grito "¡Heil Trump, heil nuestro pueblo, heil a la victoria!", un número de sus simpatizantes dio el saludo Nazi similar al canto de Sieg Heil de los mítines masivos de los Nazis. (Tomado de Wikipedia)
[6] Facultad de Periodismo y Comunicación Social, Universidad Nacional de La Plata, Argentina
[7] Teodoro León Gross y Bernardo Gómez Calderón. El periodismo de opinión y los valores democráticos. Revista Temas. Comunicar 13, 1999. Facultad de Ciencias de la Información, Universidad de Málaga, España
[8] Teun van Dijk. Op.  Cit.
[9] Después de esto, durante el 2016, el Huffington Post agregaría una especie de coletilla del editor al final de los artículos sobre el candidato Donald Trump donde se leía: "Donald Trump regularly incites political violence and is a serial liar, rampant xenophobe, racist, misogynist and birther who has repeatedly pledged to ban all Muslims — 1.6 billion members of an entire religion — from entering the U.S." Luego del 8 de noviembre, al concluir la campaña presidencial, el Huffington Post suspendería esta prática. 
[10] Jim Rutemberg. El amor y el odio entre Donald Trump y los medios de comunicación. The New York Times, 28 de marzo de 2016
[11] M.A, Bastenier. Los medios y Donald Trump. El País, 18 de noviembre de 2016
[12] Sebastián Royo. Trump: ¿el cisne negro? Real Instituto Elcano, América 2.1, 20 de enero de 2017
[13] Tom Kludt. Lo que debes saber sobre el polémico Steve Bannon, jefe de estrategia de Trump. CNN, 14 noviembre, 2016
[14] What's Your Source for That? Where Andrew Breitbart gets his information". ReasonOnline.com. From the October 2007 issue
[15] Infoplease, biografías: Andrew Breitbart
[16] Julia Hanh. Double Agent: Paul Ryan Races to Media to Join Hillary’s Attacks Against Trump. Breitbart, Janesville, WI, 31 Jul 2016
[17]Jason Wilson. Todo lo que hay que saber sobre Breitbart News, el sitio de noticias del súper asesor de Trump. El Diario.es en colaboración con theguardian, 19 de noviembre de 2016
[18] Richard Siklos. The Web 2.0-defying logic of Drudge. Fortune Magazine: Hollyworld, June 6, 2008
[19]Agencia EFE. 'Drudge Report', el sitio más temido y visitado por los periodistas de EEUU. Navegante.com de El Mundo.es, 25 de febrero de 2004
[20] David McClintick. Town Crier for the New Age. Brill's Content, noviembre de 1998, archivado desde el original el 19 de agosto de 2000
[21] Alberto García Marrder. “Drudge Report”, el medio periodístico más influyente en Estados Unidos. Proceso Digital, 5 de septiembre de 2016
[22] Pedro Cáceres. Las cuentas de los escépticos del clima quedan al descubierto. Filtración de documentos del Heartland Institute. El Mundo, 16 de febrero de 2012
[23] Fred Singer es un físico austríaco-estadounidense que es la negación pública de los riesgos para la salud del tabaquismo pasivo, y abierto crítico de la evaluación científica del calentamiento global. Singer argumenta que no hay evidencia de que el incremento en CO2 producido por la actividad humana cause calentamiento global, y si la temperatura subiese sería bueno para la humanidad.
[24] Justin Gillis y Leslie Kaufman. Leak Offers Glimpse of Campaign Against Climate Science. The New York Times, FEB. 15, 2012
[25] Fiorella A. Guevara Rodríguez. Op. Cit.
[26] Marcelo Colussi. Los medios de comunicación ya no son el “cuarto poder. Rebelión, 25-08-2014
[27] Jonathan Duffy.  Bilderberg: The ultimate conspiracy theory. BBC News, 3 June, 2004
[28] BBC Mundo. Más allá de Murdoch: los otros poderosos de los medios. 16 de julio de 2011
[29] Citlali Villafranco Robles. El papel de los medios de comunicación en las democracias. Adamios, vol. 2 no. 3 México dic. 2005
[30] Ignacio Ramonet. La pensée unique. Le Monde Diplomatique, enero de 1995
[31] Jeff Cohen. La concentración de los medios de comunicación en Estados Unidos. Comentarios formulados en la Conferencia: "Democratización de las comunicaciones y de los media" que se realizó el 3 de febrero 2002, en el II Foro Social Mundial
[32] Ricardo Martínez de Rituerto. Entrevista a John C. Merril, "La prensa de calidad está en el centroizquierda". El País, 13 de febrero de 2000
[33] Historia del Periodismo Mundial. Semana 6 – Informe Mc Bride
[34] Marcelo Colussi, “Los medios de comunicación ya no son el ‘cuarto poder’”. Aporrea, 24 de agosto de 2014
[35] Daniel Biltereyst y Veva Leye. El poder de los textos sagrados. Quaderns del CAC, dedicado al XXV Aniversario del Informe MacBride. Consell de l’Audiovisual de Catalunya (CAC) y Institut de la Comunicació de la Universitat Autònoma de Barcelona (InCom-UAB)
[36] José M. Beaumont. Las consecuencias del Informe McBride. El País, 17 JUN 1984
[37] Op. Cit.
[38] Citlali Villafranco Robles. Op. Cit.

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