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miércoles, 11 de mayo de 2016

Hitler, Padre de las Leyes de Prevención de la Crueldad Animal



Mario J. Viera

Me asombra que en la sede de esa amable, generosa, bondadosa organización denominada Sociedad Americana para la Prevención de la Crueldad en Animales, ASPCA, por sus siglas en inglés, no se haya erigido una estatua del que lleno de amor hacia los animales elaboró toda una legislación dedicada al tema de la protección animal, Adolfo Hitler. Y es injusto que no le hayan dedicado un espacio dedicado a su memoria si él es inspirador de lo que anima a la ASPCA, proteger a los animales de los salvajes humanos que merecieran ser llevados a campos de concentración, cada vez que hagan algo “feo” en contra de un animal. Me asombraría si la ASPCA no hubiera participado en la Conferencia Internacional Sobre la Protección de los Animales celebrada en Berlín, en 1934 a iniciativa del Partido Nacional Socialista Alemán. Si no lo hizo, perdió una importante dosis de inspiración para su propio trabajo.

¿Qué nos enseña ASPCA y toda esa gavilla de agencias parapolicíacas que se inspiran en sus postulados? La ASPCA nos enseña que “el maltrato de animales por abuso o negligencia a menudo está vinculado a la comisión de otros delitos violentos”; es decir, que desde el punto de vista de la honorable organización si somos buenos, buenísimos con los animales; si no le soltamos un fustigazo, seremos más humanos y menos propensos a cometer delitos violentos. Quizá sea cierto, quizá los violentos, los psicópatas por lo general son también crueles con los animales. ¿Será verdad? Por tal motivo, ASPCA cree que aquel que no sea gentil, humanitario, tierno y delicado con los animales merece recibir multas y sentencias de prisión, como si su mal comportamiento hacia un animal fuera semejante al mal comportamiento con un ser humano. Existe la igualdad humana/animal. Faltaría agregar como sanción, aplicarles a los infractores la Ley del Talión, ojo por ojo, diente por diente o condenarles a ser confinados en un campo de concentración, tal como los nazis nos enseñaron que debía hacerse.


Hitler debió ser un hombre de noble corazón, un hombre que no sería capaz de cometer o de inspirar la comisión de acciones violentas y crueles; porque ¡era tan amable y cariñoso con los animales! Eso lo dejó bien claro un corresponsal de la Neugeist/Die Weisse Fahne al decir: “¿Sabes que tu Führer es un amigo ejemplar de los animales, e incluso siendo canciller, no se separó de los animales que mantuvo durante años?... El Führer es un ardiente oponente de cualquier tortura en los animales, en particular la vivisección y ha declarado que acabará con esas condiciones... cumpliendo así su papel como el salvador de los animales, de los continuos e innombrables tormentos y el dolor”. El Führer es el salvador de los animales. La ASPCA es la salvadora de los animales.

El 30 de enero de 1933, Paul von Hindenburg, presidente de Alemania designó a Hitler como Canciller de Alemania. Menos de tres meses después de haber asumido el poder los nazis, el 21 de abril, se promulga una ley prohibiendo la matanza de animales según la práctica del Kosher judío e imponiendo la obligación de que todo animal de sangre caliente, como es el caso de los carneros, se les suministrara anestésicos, antes de su sacrificio en los mataderos. Un antecedente de la práctica ASPCA y de las agencias de Animal Control de “poner a dormir” a los animales que caigan en su poder, por medio de la eutanasia. Primera ley de protección contra la crueldad en animales… primera ley anti judía.


El jefe de Prensa del Reich, Otto Dietrich, cita el libro de Heinrich Hoffmann, fotógrafo oficial y uno de los íntimos amigos del Führer, “Yo fui amigo de Hitler” que muestra que los nazis fueron más allá de lo que la ASPCA ha sido capaz: “Durante los últimos años de la guerra, Hitler prohibió, toda clase de artículos en la prensa que hicieran referencia a la caza. Además, hasta los últimos meses de la guerra, Hitler exigió que se mantuviese unas cartillas de racionamiento para perros. Hitler sabía que aquellas personas que poseían animales domésticos no los iban a matar simplemente, porque estaban en guerra. Comprendiendo su situación, quiso evitar que los poseedores de animales domésticos tuviesen que renunciar a una parte de su propio sustento para alimentar a sus animales y para no añadir una penalidad más a la guerra en sí, instituyó las cartillas de racionamiento para perros”. Claro está, en Estados Unidos no se requiere establecer cartillas de racionamiento para asistir en la desesperación por falta de alimentos en la población; pero, muchas personas de la tercera edad que viven bien sea de la jubilación o de la asistencia de la Seguridad Social, no siempre están en condiciones de cubrir los cargos de asistencia veterinarias para sus mascotas y, en este caso, la benéfica ASPCA o esas parapolicíacas Animal Control les pueden incoar una causa por negligencia en el cuidado de un animal. ¿Por qué la ASPCA no ejerce su formidable capacidad de cabildeo para lograr que la atención veterinaria se incluya en la cobertura del Medicare y del Medicaid, sin hacerle la vida a los humanos poseedores de animales un trago de vinagre y de vivir bajo el acoso totalitario de las agencias de Animal Control? ¿Acaso son menos que los nazis?


En 1933 el régimen nazi promulgó la Reichs-Tierschutzgesetz (Ley de Protección Animal del Reich) que en sus postulados hay gran semejanza con la ley de Animal Cruelty vigente en Estados Unidos, aunque menos ambigua que esta. Un resumen de los dos principales artículos de la ley nazi de protección animal es la siguiente:

“El gobierno ha resuelto en la siguiente ley, que por la presente se hace saber:
Sección I – Crueldad contra los Animales
# 1
(1) Está prohibido atormentar innecesariamente o maltratar a un animal.
(2) Uno tormenta a un animal cuando uno repetidamente o de forma continua causa dolor o sufrimiento apreciable; el tormento es innecesario ya que no sirve para nada, no tiene propósito ni justificación racional. Uno maltrata a un animal cuando le produce un dolor apreciable, el mal manejo es cuando este corresponde a un estado de la mente insensible.
Sección II – Medidas para la Protección de los Animales
# 2
Está prohibido:
El utilizar a un animal innecesariamente a lo que excede claramente sus poderes o causa un dolor apreciable, o que como consecuencia de su condición es, obviamente, incapaz para dicha actividad”.
Berlín, 24 de noviembre 1933
 Firmado: Adolf Hitler, canciller.


Dejo aquí un enlace para el texto completo de la ley (en inglés):


Según Carolina Ahumada en Ecosofía, “Las leyes actuales de bienestar animal y ecología en Alemania y otros países son variaciones de las leyes introducidas por los nazis”. Hitler, por tanto ha dejado su legado en los corazones de los súper amantes de los animales, muchos de ellos fieles cristianos, sin embargo, anotemos esto: El Ministro Nazi de Propaganda, Joseph Goebbels declararía: "El Führer es profundamente religioso, aunque totalmente anticristiano. Él ve el cristianismo como un síntoma de decadencia. Con razón. Es una rama de la raza judía... Ambos [judaísmo y cristianismo] no tienen ningún punto de contacto con el elemento animal, y por lo tanto, al final, serán destruidos (…) Sus argumentos no pueden ser refutados sobre una base seria. Son totalmente incontestables”.


Ya antes de promulgar la primera ley de protección animal, el partido Nacional Socialista ponía en vigencia el 7 de abril de 1933 la Ley de la Restauración de la Administración Publica que excluía de la administración pública tanto a los “políticamente poco confiables” como a los funcionarios y empleados judíos; luego continuarían legislando contra los judíos, hasta llegar a producir 136 leyes anti semitas. Graciela Kohan, filóloga y especialista en el Holocausto se refiere a esta producción legal de los nazis:

Poco a poco fueron cerrando el puño, primero no podían ser funcionarios, luego no podían ser ciudadanos, después no podían moverse y al final no tenían derecho a vivir. Los nazis fueron, en cierto sentido, muy graduales en su represión, de modo que muchos judíos no llegaron a creer lo que se les venía encima. Recordaban que los alemanes habían sido muy caballerosos durante la Primera Guerra Mundial y confiaban en que no harían daño a las mujeres y los niños, de ahí que muchas veces sólo huyesen los hombres. La realidad demostró que fueron bestias, que no respetaron ni mujeres, ni niños, ni ancianos

Y. sin embargo, cuanto amor expresaban por los animales.

Entonces, en 1941 se elaboró el plan de la Endlösung der Judenfrage (solución final de la cuestión judía). En consecuencia, miles de seres humanos fueron exterminados en las cámaras de gases de los campos de concentración administrados por las SS. Miles murieron de inanición, de agotamiento y de enfermedades en los infernales campos de concentración. En el campo de concentración Auschwitz-Birkenau las SS en la primavera de 1942 asesinaron a aproximadamente un millón de judíos de varios países europeos. El holocausto judío fue el resultado de los planes concebidos por los jerarcas nazis, Adolf Eichmann, Reinhard Heydrich, Hermann Göring, Heinrich Himmler.

Una enseñanza diferente de la ofrecida por la ASPCA se puede extraer de estas criminales acciones de los nazis y de sus actos de protección a los animales. Muchas veces esas personas que aman a los animales hasta el delirio dentro de ellos llevan una personalidad sociópata que en sus expresiones de amor por los animales disfrazan un total desprecio por los seres humanos. Por mi parte, no me afilio a las visiones de la ASPCA y prefiero seguir la enseñanza de “Ama a tu prójimo como a ti mismo”, los animales no son mi prójimo y no tengo que amarles como a mí mismo; no tengo que considerarles iguales a mí ni a cualquier otro ser humano.

En los periodos glaciares, la raza humana pudo sobrevivir al intenso frío cubriéndose con las pieles de los animales que cazaba para su alimentación y aprendió a vivir con los animales, unos fueron usados para el trabajo, otros para la alimentación y otros para su compañía. El ser humano está vinculado con el mundo animal como lo está con el mundo vegetal en tanto él es componente de la biodiversidad del planeta; y esa biodiversidad y su medio ecológico debe ser respetada y protegida por el ser humano. A un animal se le quiere y como ser viviente que es no debe ser sometido a maltratos innecesarios. Las especies deben protegerse de los que por ambiciones comerciales ponen en peligro su existencia. El ser humano no debe ser un predador de la naturaleza. Y deben existir leyes que protejan la biodiversidad; y deben existir leyes de protección del medio ecológico y de los animales que impliquen multas a sus infractores o algunas medidas de restricción de actividades; pero esas leyes deben ser específicas, sin lugar a la interpretación ambigua y nunca privativas de libertad salvo en casos, comprobados hasta la saciedad de intención deliberada de causar dolor, maltrato y tortura. La negligencia no es delito doloso y por tanto no puede implicar pena de privación de libertad. La ley debe contemplar prestar asistencia, consejo y ayuda a las personas propietarias de animales que por alguna razón concreta no puedan suplir a todas las necesidades de sus animales, nunca, por esta causa reprimirles.

Las leyes al respecto no deben ser impulsadas por organismos que no sean gubernamentales y solo la policía, no cuerpos auxiliares, debe ser responsable para impulsar el cumplimiento de esas leyes. La actual ley de Animal Cruelty debe ser reelaborada, Los cuerpos de Animal Control deben ser suprimidos y en su lugar crear una agencia especial sin capacidad represiva para atender los casos de la vida silvestre.


Las organizaciones como la ASPCA deberán dedicarse a establecer refugios para los animales que sus dueños no les puedan dar la debida atención y realizar una fuerte labor de educación social a favor de la biodiversidad ecológica. Solo eso.  

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