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miércoles, 21 de agosto de 2013

¿Snowden o Al Qaeda? Escoja usted


Domingo Amuchástegui Álvarez. CUBAENCUENTRO

En los últimos días hemos visto un espectacular corre-corre y dale-al-que-no-te-dio con el cierre de las embajadas en Medio Oriente y África por las amenazas de Al Qaeda... hasta aquí el notición para las mentes cortas y planas. Pocos problematizan o ponen la luz larga más allá del menú mediático. Aventuremos algunos cuestionamientos y percepciones distintas de la versión oficial que parece sugerir una suerte de hecatombe. El miedo siempre ayuda a la política.

Primero, ¿qué nos decían acerca de Al Qaeda hace un año atrás luego de la cacería exitosa de Osama Bin Laden? Que estaban liquidados, desarticulados, hecho polvo, etc., anuncios que el presidente Obama proyectó al máximo para capitalizar electoralmente la victoria aplastante sobre el terrorismo.

Segundo, por arte de magia, sin señales o indicaciones previas, Al Qaeda resucita de la noche a la mañana, sin que nadie en Washington, Londres o París lo hayan advertido o denunciado antes pese a su poderío tecnológico de espionaje electrónico y todo lo demás. Ahora Al Qaeda se nos presenta recuperada y más poderosa que nunca, la que parece mover hilos, conexiones y fuerzas para poner en jaque aparente la seguridad de EEUU en una veintena de países así como dentro de los EEUU, recurriendo éste a medidas extremas que no utilizó ni en los tiempos dorados de Al Qaeda con Osama Bin Laden. ¿Cuándo nos mintieron? ¿Hace un año? ¿O es ahora que el globo adquiere proporciones mayúsculas?

¡Qué raro todo ello!

Tercero, se había dicho hace rato, de manera repetida, que Al Qaeda ya no estaba empleando medios de IT, sino medios humanos y hasta palomas mensajeras. ¿Era cierto esto o no? ¿O es que acaso los expertos de Al Qaeda se han vuelto “mongos” y recurren a estos mismos medios de IT — en extremo vulnerables a los medios de detección de EEUU — y comienzan a planear otra suerte de 9/11 descuidando dicha vulnerabilidad más que evidente? ¿Y para qué dos dirigentes de Al Qaeda hablan de sus planes con total desfachatez por intermedio de sus medios cibernéticos sobre lo que planean? ¿Para que EEUU los detecte y denuncie de inmediato? Muy rato todo esto; me recuerda la famosa frase de Mario Puzo en El Padrino: “No me insultes mi inteligencia”

Cuarto, es casi demasiado evidente afirmar que el conjunto de las relaciones internacionales y política de EEUU son un componente clave de su seguridad nacional; mucho más que cualquier bombazo, asalto a lo Benghazi o ataque específico que Al Qaeda pueda llevar a cabo ahora. Si esto es así, ¿qué tiene más impacto y efecto práctico, un ataque de Al Qaeda — cuyas proporciones deben ser bien limitadas de acuerdo a lo que venían diciendo desde hace un año — o la conmoción cuasi-nuclear del escándalo Snowden para esas relaciones internacionales?

Quinto, si lo de Snowden está todavía por sonar mucho más y repercutir muchísimo más que el efecto Wikileaks en su tiempo, se hace imperativo luego de semanas de cobertura mediática y escándalos políticos desfavorables para EEUU, articular respuestas mediáticas y políticas que neutralicen lo más posible el efecto Snowden.

Sexto, y si alguien quiere reducir la importancia de lo de Snowden, permítanme recordarles: a. Que EEUU acaba de suspender unilateralmente su cumbre programada con Rusia por el asilo concedido a Snowden, lo cual es mucho más relevante para la seguridad de EEUU que cualquier ataque de poca monta por parte de Al Qaeda; b. ¿Por qué se precipita el Presidente Obama en acudir al talk-show de Jay Leno, el pasado día 6 de agosto, para abordar este estado de alarma y no lo ha hecho todavía con los líderes del Congreso?; y c. ¿Cuántas veces a los congresistas de EEUU se le ha hecho partícipes privilegiados de información secreta a fin de comprometerlos con su silencio en maniobras domésticas y de política exterior? Al respecto, sobran los ejemplos bien documentados.

Séptimo, se impone para la actual administración gestar y aplicar medidas activas que mediante alarmas en la esfera de la seguridad nacional permitan no sólo neutralizar y reducir lo de Snowden al máximo, sino demostrar palmariamente la necesidad de justificar, defender, legitimar y argumentar la continuación de todo el andamiaje de detección, vigilancia, escuchas, indiscriminadas que despliega EEUU por todo el mundo, sin consideración siquiera para sus más cercanos aliados. Es la misma argumentación del Patriot Act de los tiempos de W. Bush, multiplicada en proporciones geométricas. Y qué mejor instrumento para persuadir a todo el mundo que enarbolar los temidos fantasmas de Al Qaeda sobre la seguridad nacional y personal de cada uno y así olvidar a Snowden y santificar todos sus mecanismos de vigilancia, detección y escuchas.

De esta manera se neutraliza todo y dentro de algunas semanas todo se habrá diluido y las mentes cortas y planas, volverán a enfocarse en los deportes, la farándula o las telenovelas, el narcotráfico, los crímenes pasionales o de perturbados mentales, encontrando la actual administración de Obama un mejor ambiente para recuperarse de las severas lesiones del caso Snowden y todo lo que éste ha implicado… Sin olvidar que las miras y acciones de todos los políticos de EEUU están ya enfocadas en las elecciones venideras y de cómo se maneje y capitalice esta crisis, la de Snowden que ya es y la de Al Qaeda que está por ver, por ambos partidos y los candidatos que ya asoman.

La pregunta sigue en pie. ¿Cuál es la verdadera crisis, Snowden o Al Qaeda? Escoja usted.

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