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jueves, 15 de agosto de 2013

¡Ay, Pedrito Carreño!


Mario J. Viera

Solo con verle la cara mete miedo. Rostro de aspecto duro y hombre de lenguaje soez y ofensivo. Tiene todas las apariencias del macho machote latinoamericano. Bien macho que es que odia a los maricas, o al menos los menciona con el propósito de desacreditar a los que no se sientan en su bancada. ¿Quién es este Pedro Carreño? ¡Nada, un diputado chavista!

Pero aunque dentro de la Asamblea Nacional no cuida sus expresiones propias del vocabulario callejero, el tipo, de acuerdo con su página oficial dentro del PSUV es hombre de cultura; si hasta es universitario con Maestría en Historia de Venezuela, y en la Universidad Internacional de la Florida cursó un Post-grado en Marketing Político. También se dice en su biografía oficial ─ que él mismo debe haberla redactado ─ que “estudios en la Academia Militar de Venezuela (1981-1985) egresando como Sub-teniente y Licenciado en Ciencias y Artes Militares. Pasa a retiro con el Grado de Capitán en febrero de 1994 por Rebelión Militar”.

Sin embargo… La página digital Venciclopedia da otra información biográfica del contundente y machazo chavista y la repite Wikipedia:

“En 1981 ingresó a la Academia Militar de Venezuela, de donde egresó como Sub-Teniente en 1985, en el puesto 62 de la promoción General de Brigada Lucas Carvajal. Antes de cumplir los 10 años reglamentarios de servicio tras ser acusado de Estafa Agravada por el Comandante de la Unidad del Batallón de Infantería ‘G/J. Santiago Mariño’, de la cual fungía como S-4 (persona encargada de manejar el dinero de dicha unidad), por lo que le fue levantado un informe y fue dado de baja del Ejército por Medida Disciplinaria en febrero de 1994”. (Ver: http://es.wikipedia.org/wiki/Pedro_Carre%C3%B1o)

¿Separado por rebelión militar, es decir como participante en una conjura militar golpista, o por corrupción, es decir por ejecutar una estafa agravada?

El 24 de abril pasado, durante una rueda de prensa Henrique Capriles le respondió a Carreño por haberle denominado fascista y asesino, diciendo: “Ese señor no tiene ninguna autoridad para hablarle a nadie de nada. El día que ese señor devuelva los reales que se robó de las cantinas de la Fuerza Armada, ese día hablamos. Yo no tengo problema. En donde él quiera, aquí o en la Asamblea Nacional”.

Esa declaración de Capriles debe haber molestado a Carreño, pero guardó silencio; puede ser que no habría querido mover mucho el asunto no fuera a ser que se oliera la peste. Luego que de nuevo Capriles volviera al tema en un Twit con fecha 9 de agosto, diciendo: “#CorrupciónRoja Es que Pedro Carreño haya sido botado de la FANB por estafa agravada”, ya no se aguantó más y saltó furioso, gritando con voz enronquecida insultos homofóbicos contra el candidato de la Mesa de Unidad Democrática exigiendo que presentara pruebas que le incriminaran:

Mira Vago te lanzo un reto: Si en un mes presentas una prueba yo renuncio a la Diputación y si no, tu renuncias a la Gobernación! Responde homosexual, acepta el reto, maricón… acepta el reto. Hay que ser serio”.

Quiero compartir con el malacara de Pedro Carreño algunas observaciones.

Hay muchos, pero muchos que detrás de un lenguaje injurioso a los homosexuales con expresiones de “marica”, “maricón”, “loca”, “pato”, etc.; que dicen que quisieran ver hirviendo en aceite a esos degenerados, depravados y asquerosos maricones, detrás de toda esa palabrería quieren demostrar que son bien machos cuando en realidad son homosexuales vergonzantes.

Todo aquel que tiene su identidad sexual bien definida como heterosexual no se preocupa en lo más mínimo por la condición gay de cualquier otro y no tiene a mal tener amistad con algún homosexual.

Cuando como preso político estuve en la prisión Combinado del Este en La Habana, escuché hablar a algunos matones que mantenían relaciones sexuales con homosexuales declarándose orgullosamente ser bien machos porque ellos penetraban y no eran penetrados.

He conocido a algunos muy, pero muy machos, de hablar fuerte, de ademanes rudos que luego fueron descubiertos casualmente teniendo relaciones como homosexuales pasivos.

Así que, vamos a ver, ¿a qué viene ese alarde de ser hombre? Quien es hombre, varonil, heterosexual, no hace proclamación de su condición sexual. Él lo sabe y no tiene que publicarlo para que así lo acepte el público; lo contrario puede ser un indicio de oculta, penosa homosexualidad.

Y si vamos a hablar de tendencias homosexuales ocultas, habría que considerar a algunos con gruesos bigotes que adoran figuras fuertes, que se rinden ante el poder fálico de un caudillo, que hasta muerto le veneran, le adoran, le ven representado en cualquier imagen, que quieren hasta dormir junto al ataúd del amado y pretenden imitarle en los gestos, en las expresiones y hasta en la manera de vestir. Y hay otros que gritan fuerte y sin embargo hay gestos en ellos que resultan sospechosos como el de algún furibundo diputado chavista que acusa a otros de ser maricones. ¡Ay, Pedrito Carreño; quizá algún día…!

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