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miércoles, 26 de junio de 2013

Diplomacia y mentiras


Pablo Pardo. EL MUNDO

Aparentemente, Rusia no sabe quién entra en el país. Y China, quien sale. Ni siquiera cuando esa persona es el individuo más buscado del mundo. No es menos interesante, sin embargo, que Estados Unidos ─ que, según esa misma persona, tiene un programa de espionaje que le permite leer este texto mientras está siendo escrito ─, no sea tampoco capaz de descubrir que esa persona está robando secretos de Estado, ni viajando de China a Rusia.

Tal vez sea que la Agencia de Seguridad Nacional (NSA, según sus siglas en inglés) estaba demasiado ocupada gastando su presupuesto de 7.600 millones de euros (10.000 millones de dólares) en espiar a los otros 319,4 millones de habitantes de EEUU como para fijarse en, precisamente, Edward Snowden.

Toda la crisis diplomática desatada en torno a la fuga de Edward Snowden tiene un cierto toque surrealista.

El penúltimo rumor es que Moscú podría exigir a cambio de la entrega de Snowden a Washington la liberación del 'Mercader de la Muerte', como se conoce al traficante de armas tayiko, aunque nacionalizado ruso, Viktor Bout, que está en la cárcel en EEUU.

Durante más de dos décadas, Bout ─ que ha sido llevado al cine por Nicholas Cage en la película 'The Warlord' ─ tuvo una impresionante flota de aviones de transporte de la antigua Unión Soviética con la que abasteció a todas las partes en conflicto en todas las guerras, desde Angola y Afganistán hasta Colombia. Bout también nos trajo a Europa en sus aviones percas del Nilo del Lago Victoria, para que sus aparatos no regresaran vacíos tras dejar las armas en África.

Entretanto, sin embargo, la confusión sigue. Justo cuando no paramos de hablar de la sociedad de la información, resulta que la mayor democracia del mundo ─ EEUU ─ nos controla esa información, y los dos mayores regímenes no democráticos ─ China y Rusia ─ son capaces de hacer desaparecer a un individuo que, según la opinión generalizada en Washington, está contando todo lo que sabe a los servicios secretos de esos dos países. Por ahora, el juego de la diplomacia y de las mentiras continúa.

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