Pages

viernes, 5 de abril de 2013

Castro, Obama y Corea


Mario J. Viera

Castro, el mayor, el que vegeta en Punto Cero, ha salido de su letargo literario y ha publicado una nueva de sus “reflexiones”. Corea le despertó, y se despierta hablando del deber de evitar una guerra en Corea. Loable intención ante “la gravedad de un hecho tan increíble y absurdo como es la situación creada en la península de Corea”, según sus propias palabras. Pero, en todo lo que brote del cacumen del gran reflexionante siempre hay un pero, no puso en claro quién es el responsable de la situación creada en Corea.

O tal vez sí, pero lanzando el dardo hacia otro objetivo. Para Castro no es el Brillante Camarada Kim Jong-un el hijo del Querido Líder Kim Jong-il y nieto del Gran Líder Kim Il Sung  quien ha atizado el conflicto artificial que estremece no solo a toda Corea sino que se extiende hasta Japón, Guam y el territorio de los Estados Unidos.

Considerando que se “trata de uno de los más graves riesgos de guerra nuclear después de la Crisis de Octubre en 1962 en torno a Cuba, hace 50 años” arroja la responsabilidad del estallido del conflicto en Corea sobre el presidente de Estados Unidos Barack Obama, y acusa:

Si allí estallara un conflicto de esa índole, el Gobierno de Barack Obama en su segundo mandato quedaría sepultado por un diluvio de imágenes que lo presentarían como el más siniestro personaje de la historia de Estados Unidos. El deber de evitarlo es también suyo y del pueblo de Estados Unidos.

Cómo se supone, según Castro, que Obama y el pueblo de Estados Unidos eviten el estallido de una guerra nuclear en la península coreana, no lo aclaró el reflexionante. Tal vez para Castro, el modo factible de evitar el conflicto sea ceder ante los chantajes de un gobierno de maniáticos aceptando su armamento nuclear y brindándole ayuda humanitaria para alimentar a una población expoliada y hambreada por ese gobierno.

Corea del Norte es el agresor. Ya antes había lanzado ataques sobre el territorio del Sur como sucedió en noviembre de 2010 cuando su artillería bombardeara a Yeonpyeong, una isla surcoreana en el Mar Amarillo, causando la muerte de dos militares sudcoreanos e hiriendo a 12 al igual que a varios civiles. En enero de ese mismo año hubo un intercambio de disparos entre el Norte y el Sur, luego que las baterías de Corea del Norte abrieran fuego sobre territorio del Sur. En marzo un torpedo norcoreano hundió un barco del Sur con 46 soldados a bordo.

En octubre del pasado año el gobierno de Kim Jong-un amenazó con lanzar un ataque contra la ciudad fronteriza surcoreana de Paju por lo que denominó de guerra psicológica de Corea del Sur, cuando activistas lanzaron globos con panfletos propagandísticos contrarios al régimen de Pionyang desde el pabellón de Rimjin.

Las fantochadas actuales del oligofrénico líder de Corea del Norte  se originaron a partir del acuerdo tomado por unanimidad del Consejo de Seguridad de las Naciones de imponer nuevas sanciones contra Corea del Norte respondiendo al ensayo nuclear que efectuara el pasado mes de febrero.

Sin embargo el régimen del comunismo desfasado de Pionyang está jugando con fuego y puede que se consuma en el fuego que pretender atizar. Corea del Norte no es la misma de 1950 cuando el 12 de junio invadiera el Sur a impulsos de Kim Il Sung y aún entonces aquel intento pudo haber sido condenado al fracaso si no hubiera sido por la participación de China en el conflicto alentado dentro del periodo de la guerra fría. Hoy Corea del Norte no cuenta con el apoyo de China para sus aventuras bélicas. China está más interesada en su expansión económica que en su expansión ideológica. Le interesa más hacer negocio con Corea del Sur y con Estados Unidos que mimar al parasitismo norcoreano.

Kim Jong-Un puede encontrarse un hueso duro de roer en la Princesa de Hielo, Park Geun-hye la actual presidenta de Corea del Sur, una mujer fuerte que conoce lo que significa el poder, que no es neófita en la cultura militar como lo es el obeso Brillante Camarada. Park Geun-hye ha declarado: "La razón de ser de las Fuerzas Armadas es proteger al país y al pueblo de las amenazas" y convencida de tal aserto está decidida y ha ordenado al ejército sur coreano “responder con fuerza y sin consideraciones políticas” ante un ataque procedente del Norte.

Castro entre líneas justifica la política aventurera y provocadora de Corea del Norte, un régimen con el que tiene numerosos puntos de identidad. Entonces dice: “La República Popular Democrática de Corea siempre fue amistosa con Cuba, como Cuba lo ha sido siempre y lo seguirá siendo con ella”.

Es necesario corregir el error de identidad castrista. Corea del Norte ─ que de popular y democrática solo tiene el nombre ─ nunca ha sido amistosa con Cuba; Cuba nunca mantuvo relaciones diplomáticas con Corea del Norte antes de la instauración del régimen comunista en la isla. Cuba, en el conjunto de toda su ciudadanía, nunca ha sido, ni nunca lo será, amiga de Corea del Norte, porque Cuba no es el castrismo ni el castrismo es la identidad de lo cubano.

Sin embargo, a propósito de esta declaración de Castro, vale mencionar un hecho que viví personalmente. Por los años finales de la década de los 80, yo trabajaba como ingeniero agrónomo en una empresa cañera estatal del municipio de Bauta, de nombre Amistad Cubano-Coreana. Como otros profesionales de la misma empresa recibí unos libros primorosamente editados que nos enviara la embajada de Corea del Norte. Aquellos libros contenían discursos de Kim Il-Sung y había uno en especial que trataba  sobre la ideología Juche, el marxismo-leninismo a lo coreano.

Sin embargo el Juche era visto con desprecio y sospecha por parte de los dirigentes comunistas pues lo consideraban ideológicamente deformado; así fue que nos recogieron los libros y nos advirtieron que debíamos informar cada vez que nos volvieran a regalar nuevos libros o la revista, si no recuerdo mal, llamada Corea de Hoy, o algo así.

Así Castro, reconociendo los avances técnicos y científicos de Corea del Norte que sin embargo no sirven para alimentar a su pueblo, le recuerda “sus deberes con los países que han sido sus grandes amigos, y no sería justo olvidar que tal guerra afectaría de modo especial a más del 70 % de la población del planeta”. Es decir que el malcriado tenga presente que estará solo sin la ayuda de chinos y de rusos y si hay guerra esa será culpa de Obama no del impoluto y candoroso líder de la tan democrática y popular Corea del Norte.


No hay comentarios.:

Publicar un comentario