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viernes, 28 de diciembre de 2012

¿Y dónde anda la calidad de país?


Francisco Rivero Valera. EL UNIVERSAL
En Venezuela la economía no tiene pies ni cabeza.

El ingreso per cápita anual de los venezolanos es de 10.810 dólares. El de los japoneses: 45.903. Y el de la gente de Luxemburgo: 115.038. Banco Mundial.

¿Y dónde está la diferencia?

En la disciplina económica

Japón y Luxemburgo manejan su economía con personal experto en control de calidad.

En Venezuela la economía es manejada por gente que parece tener mucha importancia política y poco de ese nivel de competencia profesional requerida para el eficiente desempeño. Por lo tanto, no tiene pies ni cabeza, ni principio ni fin. Y no es auditable.

Japón y Luxemburgo realizan el mejoramiento continuo de sus productos y servicios, identificando y corrigiendo cada error y desperfecto hasta lograr resultados de óptima calidad.

Venezuela realiza pruebas de ensayo y error. Recicla medidas económicas que ofrecen solo beneficio político. No corrige errores y obtiene productos y servicios de pésima calidad.

En Venezuela, las estrategias económicas son transitorias y llevan el nombre del ministro de turno. Ahora son de Giordani. En Japón y Luxemburgo son permanentes, con un solo nombre: Calidad Total.

Y Calidad Total es una filosofía, cultura, estrategia o estilo gerencial de un país o de una empresa, en la cual todas las personas estudian, practican, participan y fomentan el mejoramiento continuo de la calidad. K Ishikawa.

Se denomina Calidad Total porque tiene como objetivo lograr la máxima satisfacción del cliente al ofrecerle un producto o servicio de alto grado de calidad. Y es total porque requiere del compromiso de todos los trabajadores del país. O sea, es la satisfacción obtenida con el control de calidad en todos los aspectos del país para lograr productos o servicios con alto grado de calidad, sin defectos.

Esto quiere decir que la solvencia o solidez económica de muchos países no es producto de la suerte o de estar probando teorías económicas, como disparando perdigones con una escopeta, sino del trabajo constante de expertos en calidad y reingeniería del pensamiento para lograr nuevos paradigmas filosóficos, culturales, estratégicos y de conocimientos en toda la población, comenzando por el presidente.

De esa manera surgió el milagro japonés que cambió al país en bancarrota en 1945, ocasionada por la Segunda Guerra Mundial, por una nación con grandes inversiones en el extranjero en electrónica, automóviles y maquinaria en general, calculadas en 880 billones de dólares en el 2011.

Venezuela, en cambio, va caminando en sentido contrario. La economía del país parece una piñata, llevando golpes ciegos de supuestos expertos, con pésimos resultados en productos y servicios. Su inversión directa en el extranjero es de apenas 1.891 millones. Cepal. Y, en atención y satisfacción del cliente, es el país de las colas: cada día son más comunes, masivas y generalizadas en bancos, oficinas públicas y demás, como signo directo del atraso porque, mientras más ineficiente sea un servicio, mayores serán las colas, la insatisfacción del cliente y el subdesarrollo del país.

En pocas palabras, el desarrollo económico, cultural o filosófico de un país no depende de la politiquería de un gobierno sino de la calidad de trabajo de cada uno de sus habitantes. Al fin y al cabo, la calidad no es un accidente, siempre resulta de 4 cosas: intención, esfuerzo sincero, dirección inteligente y ejecutoria con talento. W Foster.

Creo que llegó el año de despertar. Y de cambiar de actitud para salir de abajo.
Que así sea.

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