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martes, 7 de agosto de 2012

Los pastores por la paz y su XXIII Caravana


Previo a su arribo a estos lares se produjo una verdadera cacería humana donde todos los indigentes y marginales, cuya proporción tristemente aumenta cada día, fueron atrapados y detenidos en grosero y descarado operativo hasta que los caravanistas fueron conducidos de regreso

Mario Félix Lleonart. MARTINOTICIAS

Ayer se marchó de Cuba la XXIII Caravana de los Pastores por la Paz. No tuve ningún contacto con ellos, no se propició, solo seguí a distancia las actividades que les planificaron, si bien este aňo, a diferencia del anterior, fueron traídos a los poblados más cercanos a mi terruño Taguayabón, tales como Caibarién, Remedios, Camajuaní y Vueltas.

Como se dice en buen cubano, me picaron cerquita, aunque a Taguayabón en particular solo le miraron fugazmente a través de las ventanillas de sus buses. Yo que el año pasado escribí que nunca los habíamos tenido por esta zona, ni a ellos, ni mucho menos a sus ayudas humanitarias, ahora no podré escribir lo mismo, al menos de ellos, porque sus ayudas siguen tan distantes como antes.

Es probable que al pasearles por estos poblados de las Villas a ellos hasta les haya parecido que por lo menos acá no hay necesidad de repartir sus contenedores y por ello descansan en esa tarea de la repartición en las autoridades cubanas o en instituciones que gozan de su visto bueno, si ellos supiesen que previo a su arribo a estos lares se produjo una verdadera cacería humana donde todos los indigentes y marginales, cuya proporción tristemente aumenta cada día, fueron atrapados y detenidos en grosero y descarado operativo hasta que los caravanistas fueron conducidos de regreso, de esta forma no se causó a estos visitantes tan ocasionales la mala impresión que cotidianamente puede apreciarse. No se tuvo en cuenta ni importó en lo más mínimo a las autoridades el escándalo que esto ocasionó, especialmente en una población tan concentrada como la de Vueltas donde fue particularmente notorio. Se realizó una verdadera limpieza humana para no afectar la pulcritud de los visitantes extranjeros.

El que les trajeran a mi zona no fue la única diferencia que encontré en la Caravana XXIII con respecto a la XXII. Se notó esta vez por ejemplo la ausencia de Ellen Berstein quien en la experiencia anterior venía al frente como sustituta de Lucius, y no extrañó solo su ausencia física sino el silencio total de los medios oficiales respecto a su persona contrastando con el trato de heroína que se le concedió el año pasado como líder de la caravana.

También fue extremadamente notable cómo el número de los caravanistas se redujo a menos de la mitad de los que vinieron el año pasado. Esto obedece a que, aún con todas las medidas profilácticas tomadas para contrarrestar esto por parte de las autoridades cubanas, cada vez resulta más difícil conseguir personas sensatas que no se percaten que les están pasando gato por liebre, salvo a jóvenes inexpertos, en número considerable teniendo en cuenta el número total de los caravanistas, que aprovechan esta posibilidad para tener una aventura “revolucionaria”, a la vez que encuentran una manera barata de pasar unos días de sus vacaciones atendidos como reyes, disfrutando entre uno y otro acto político de algunas de las bondades que el régimen que impera en Cuba les concede a ellos al mismo tiempo que se las niega a la mayor parte de su propio pueblo.

Que contradictorio se me hace el civismo del que alardea el grupo, capaces como son de conseguir mas de cien toneladas de ayuda humanitaria tras recorrer numerosas ciudades y hacerlas traspasar las fronteras Canadá-EE.UU y EE.UU-México, con la forma tan sumisa con la que se dejan conducir como borregos por el territorio cubano. No tiene gracia comportarse valientes allá ante un gobierno democrático que finalmente les permite pasar sin mayores dificultades para venir a rendir pleitesía ente un régimen autoritario que niega la mayor parte de los derechos que ellos defienden para el pueblo cubano. No esperaba verlos por mi zona, debo reconocer que en esto me sorprendieron esta vez quienes les llevaron, pero donde me quedó bien claro el control total que le entregan al gobierno de acá fue cuando, por más que busqué, no encontré a ninguno de ellos en la Parroquia San Salvador del Mundo donde uno de los activistas políticos cubanos de mayor renombre recibía honras fúnebres, ni en el cementerio de Colón para su multitudinario sepelio.

La muerte de Oswaldo Payá fue sin dudas el mayor acontecimiento que tuvo lugar en la isla durante la estancia de esta XXIII Caravana. Los caravanistas que sin dudas si poseen el acceso a internet del que carece la mayor parte del pueblo de Cuba, saben que este hombre brillante realizó su activismo inspirado en la doctrina social de la iglesia, la misma en la que dicen sustentar la suya los Pastores por la Paz. Fue por ello que no pude evitar mi limitado gorjeo en twitter a través de mi cuenta @maritovoz y por lo menos tuve que decir: Esperaba 23 Caravana #PastoresPorLaPaz presente en #Cuba iría a misa por #OPS pero el coraje cívico lo dejaron cuando cruzaron la frontera.

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