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lunes, 20 de agosto de 2012

Las fotos que decían demasiado

 

 Aleaga Pesant. CUBANET


Estuve tirando fotos todo el tiempo. Tenía conmigo la Canon 1000D, con un lente 55-250mm, y desde mi privilegiada posición en la Casa de Cultura, en la intersección de Peñón y Calzada del Cerro, quizás podría hacer buenos planos. El sepelio de Oswaldo Payá, el 24 de julio pasado, atrajo a los demócratas a la Iglesia del Salvador y también a un número mayor de policías disfrazados con cualquier indumentaria.

Cuando la gente, en su afán de acompañar a Payá hasta el cementerio, desbordó el dique de contención de los policías de uniforme, y desde los autobuses del ejército empezó a bajar el otro “pueblo, el enardecido”, tuve la oportunidad de retratarlo. La represión sobre hombres y mujeres, por policías de todo tipo, y la conversión de los autobuses Yutong en “carros celulares”, pasó por el lente y quedó registrada

Policias de civil en entierro de Paya - Foto de Aleaga
Policias de civil en entierro de Paya - Foto de Aleaga
No estaba consciente del trabajo. Pero ellos sí. Por eso al bajar de mi posición de “tirador” e incorporarme a la calzada, los esbirros dijeron: Ahí está Aleaga Pesant. Cógelo. Me montaron en un auto de policía y me confinaron en la 4ª Estación de la PNR, en Infanta y Manglar, durante 12 horas, con la única garantía de que al salir, si recuperaba la cámara, las fotos estarían borradas.

Estaban al tanto de mi trabajo, mucho más que yo. Solo lo supe cuando, a medianoche, quise mostrarle mi trabajo a Airler, Vallín y Cuesta, sentados en el muro, cerca del Bim-Bom de la Calzada de Infanta, mientras esperábamos la liberación de Antonio Rodiles. El trabajo habían desaparecido gracias al tenebroso G2 y a sus artes poco ocultas para perpetrar la censura.

Policia encubierto lleva detenido a Farinas - Foto de Aleaga
Policia encubierto lleva detenido a Farinas - Foto de Aleaga

Me sentía mal, frustrado. Durante más de tres semanas, vagué por diferentes lugares buscando un programa, un informático, que me ayudara de algún modo a rescatar las preciadas imágenes.

Poco a poco, una a una, se rescataron las imágenes. Aparecieron los monstruos y sus monstruosidades. Me impresionaron las del esbirro vestido de civil, que lleva arrestado al Premio Sajarov por la Libertad de Conciencia, Guillermo Fariñas, y también las de la violencia policial. A ellas adjunté una foto de los monstruos parados en posición amenazadora.

Las fotos decían demasiado y la policía política hizo todo lo posible por qué no fuera develada al mundo la realidad de la represión en aquel triste día. Pero ahí están, como testimonio de lo ocurrido y de la solidaridad de muchos amigos que ayudaron a que pueda mostrarlas.

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