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martes, 17 de julio de 2012

El chancho hablando de higiene


Jesús Ruiz Nestosa. ABC COLOR

Decir “el chancho hablando de higiene” suena duro, una manera despectiva de referirse a otra persona lo que podría inducir a alguien a pedir que se moderara el lenguaje. Pero mucho más duro e insultante me resulta a mí que esa otra persona, prevaleciéndose de un cargo cuya legitimidad estoy en mi justo derecho a poner en duda, amparado por un poder que le presta ese mismo cargo, me trate como si fuera un idiota y quiera convencerme que en realidad lo soy.

Quien está hablando de higiene es el presidente de Ecuador, Rafael Correa, el mismo que en la última y tormentosa (para nuestro país) reunión de presidentes de Unasur, pidió “severas sanciones para Paraguay, incluyendo el bloqueo de fronteras y aislamiento económico”. Las medidas contra nuestro país tomadas por este organismo a causa de la destitución del presidente Fernando Lugo por parte de Congreso que no hizo otra cosa que optar por una acción contemplada en la Constitución Nacional, le parecieron muy débiles y propuso sanciones más duras “de manera a sentar un precedente para disuadir al actual gobierno” cuyos integrantes fueron tachados de “aventureros que no pueden vencer en las urnas”.

 Dijo luego que “Unasur tiene respuestas en su cláusula democrática. Lo único que disuade a estos aventureros, que no pueden vencer en las urnas y que utilizan estas artimañas, es el aislamiento internacional, incluso económico”.

El presidente ecuatoriano, uno de los becarios del bolivariano Hugo Chávez, mientras sienta cátedra de democracia al juzgar a Paraguay, prosigue, como una locomotora a todo vapor, cuesta abajo, un programa burdamente elaborado para enmudecer a todos los medios de comunicación que no le son fieles a su gobierno. Una calificación más precisa: medios que no son obsecuentes con su gobierno. El miércoles pasado completó una lista de 20 emisoras de radio, canales de televisión y periódicos “por no adecuarse a las exigencias técnicas que impone la ley”. Es decir, actuó “con la ley en la mano”, como tanto le gustaba decir a “Gordito” Montanaro, el patético ministro del Interior del tirano Stroessner.

Ecuador no reconocerá el gobierno espurio de Paraguay, no se prestará para legitimar algo que es imposible de así hacerlo”, dijo Correa, cuyo higiénico gobierno acaba de clausurar Radio Morena FM, la número 20, después que la policía tomara el local por asalto y recurrió a gases lacrimógenos para obligar a todos los trabajadores de la emisora a abandonar su local. Quizá no sea ninguna casualidad que la propietaria de la emisora es Pastora Morán, madre del parlamentario Luis Almeida, que milita en la oposición a Correa. El operativo estuvo a cargo de la Superintendencia de Telecomunicaciones de Ecuador que finalizó el desalojo del edificio de la emisora requisando todos sus equipos. Lo que se dice: un acto de democracia ejemplar. ¿Será esta democracia la que debemos imitar para que Rafael Correa no descargue sus iras contra nuestro país?

 El “demócrata” Rafael Correa que acaba de reformar la Constitución de Ecuador que le permitirá gobernar hasta 2017, logrando así diez años de presidencia ya que asumió en 2007, y nadie nos asegura que no habrá nuevas reformas y nuevos plazos para más reelecciones, se siente muy favorecido por la popularidad de que goza en el país ya que una firma privada ecuatoriana, Perfiles de Opinión, le atribuye un 81,5% de apoyo a su gestión. Índices tan altos me hacen pensar que la empresa encuestadora no está haciendo otra cosa que cuidar sus muebles. Los dictadores son tan desvergonzados, son tan despreciativos de la inteligencia ajena, que cada vez que quieren demostrar su popularidad no se contentan con cifras razonables, sino apuntan a guarismos demenciales.

Creíamos superada esta época de golpismo, estas patrañas, artimañas, y tenemos los instrumentos hoy día para sentar un nuevo precedente”. Una propuesta que se puede considerar modesta para castigar a nuestro país ya que es evidente que le resulta imposible pedir la guillotina por el simple hecho que ya no se la utiliza más ni siquiera en Francia. Pero con qué ganas lo hubiera hecho, con qué desfachatez, dándonos clase de democracia, hablándonos de higiene justamente a nosotros que hemos comenzado a limpiar nuestros chiqueros.

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