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lunes, 5 de diciembre de 2011

Indignados e indignos

Los cubanos permanecen absortos en recibir el año nuevo con una suculenta cena; pero ni siquiera se indignan con los rumores de escándalos de corrupción ocurridos en las altas esferas del régimen y en las firmas extranjeras donde trabajan los hijos de papá
Pablo Pascual Méndez Piña

LA HABANA, Cuba, diciembre, www.cubanet.org - Amplios espacios dedica la “Mesa Redonda” y los noticiarios oficialistas a las marchas de “los indignados”.  Los vídeos muestran a españoles, italianos, griegos, norteamericanos marchando por las calles y protestando contra las políticas económicas que afectan a las mayorías. Pero estos disturbios no despiertan interés en los cubanos pedestres, quienes reciben sueldos por lo menos 25 veces menores que los subsidios recibidos por los desempleados europeos.
Al comienzo de diciembre, únicamente les preocupa: Cómo podrán comprar raciones de carne de cerdo, frijoles, yuca, ron y cerveza para celebrar el año nuevo.
El poder adquisitivo se ha despeñado a niveles alarmantes—“no hay dinero”—, es la afirmación que corre de boca en boca.  En las shopping, el monto de las ventas en comparación con años anteriores sólo alcanza el 20% y después de las 3:00 de la tarde, pocos clientes acuden a los mercados,  aseveró un empleado de TRD Caribe que solicitó el anonimato.
Betancourt, un chofer de taxis estatales “negro/amarillo” que cobran 10 pesos por persona, cuenta que recorrió la calle Prado, atravesó el túnel, fue hasta Alamar, transitó por las principales avenidas del municipio, las paradas de ómnibus estaban llenas de personas, pero nadie sacó la mano para alquilarlo, tuvo que regresar vacío; confiesa que no le había sucedido algo semejante en 20 años como taxista.
Pedro, un técnico cuentapropista, quien repara lavadoras automáticas desde hace más de 15 años; alega que ahora tiene trabajo, pero en diciembre “nada se rompe”, de seguir las cosas como van, celebrará el año nuevo con una cena de pan con tortilla y agua.

También los  rateros y carteristas comienzan a hacer de las suyas; con el exacerbamiento de la delincuencia la gente vigila cuidadosamente las tendederas donde pone a secar la ropa y cuando viajan en ómnibus, meten sus manos en los bolsillos para palpar sus carteras.
Los cubanos permanecen absortos en recibir el año nuevo con una suculenta cena; pero ni siquiera se indignan con los rumores de escándalos de corrupción ocurridos en las altas esferas del régimen y en las firmas extranjeras donde trabajan los hijos de papá, “hace 52 años que en Cuba hay corrupción, estamos curados de espanto”—reiteran—y les importa un bledo que los funcionarios corruptos esperen el año nuevo en los restaurantes de lujo, cabarets y los mejores hoteles a costa del dinero que le roban al pueblo.
El 28 de agosto de 2011, las indignadas, Ivón Malleza y Rosario Morales, tocaron cazuelas en los portales del mercado único de Cuatro Caminos; ante un público atónito que se apiñó en la calle, ellas criticaron al régimen por las políticas económicas que afectan a las mayorías.  El 30 de noviembre, también Ivón Malleza, esta vez con Blanca Hernández Moya y Mayra Morejón, protagonizaron una protesta similar en pleno Parque de la Fraternidad. Los videos de las protestas son reproducidos furtivamente y vistos por millares de cubanos—uno de ellos reconoció —“ellas son las indignadas, nosotros los indignos”.

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