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domingo, 18 de septiembre de 2011

Maduro y sus disparates

Tomás Horacio Hernández. EL UNIVERSAL
Ilich Ramírez Sánchez, alias "Carlos" "El Chacal"

El ministro de Relaciones Exteriores, Nicolás Maduro, está muy cerca de presentarse en una gira de comedia al mejor estilo de Emilio Lovera y Laureano Márquez. Son tantas las barbaridades que dice nuestro ministro que francamente lo que produce es pena ajena.
El tema de uno de sus últimos chistes fue el decir que Venezuela continuará apoyando "desde el punto de vista humano" al terrorista venezolano Ilich Ramírez Sánchez, alias "Carlos" y mejor conocido como "El Chacal", quien cumple cadena perpetua en Francia.
"Carlos" fue protagonista el 21 de diciembre de 1975 junto a otros cinco hombres armados ya que entraron en las oficinas centrales de la OPEP y en mitad de los disparos, que causaron múltiples víctimas entre civiles y policías, tomaron como rehenes a 42 personas.
De la misma manera como también se le atribuyó a "Carlos", entre otros tantos atentados, la bomba que explotó en el Centro Cultural Francés en Beirut el 15 de marzo y otra más en un tren francés que cobró un saldo de 5 pasajeros fallecidos y otros 30 heridos.
Entonces estimado ilustre, ¿cómo es posible que una persona que haya cometido estos crímenes, ahora su gobierno lo mire con ojos de bondad y solidaridad? La única razón lógica para que un gobierno le estreche la mano a este individuo es que comparta su causa, especialmente cuando en diversas oportunidades Ilich Ramírez ha afirmado que "no se arrepiente de nada de lo que hizo".
Lejos de ser un reivindicador o un luchador social como muchos de la izquierda lo han llamado, dado su extenso repertorio de crímenes este individuo se le debe juzgar y catalogar como lo que es: un terrorista.
Pero no se preocupe, usted ya nos tiene acostumbrados a ahogarnos de la risa por sus disparates. ¡Así que siga adelante!
NOTA DE EL FANTASMA
Que menos se puede esperar de un alto funcionario del chavismo. Chávez defiende a capa y espada a Muamar el Gadafi y suspira a favor de Bashar Al Assad. La mentalidad de estos “dirigentes” es la misma de los terroristas. Aplauden y bendicen a los narcoguerrilleros de la FARC y de toda la basura de la izquierda bananera de América Latina. ¿Acaso el ícono del chavismo no es Fidel Castro?
Ilich Ramírez Sánchez.

Más conocido por el pseudónimo de “Carlos el chacal”, nació en Táchira, Venezuela, el 12 de octubre de 1949. Formó parte del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP).
Su fama internacional la alcanzó por los sucesos que provocara en la sede de la Organización de Países Exportadores de Petróleo en Viena, el 25 de diciembre de 1975, secuestrando a 11 ministros, obteniendo 20 millones de dólares por el rescate. En esa acción murieron tres personas y mantuvo como rehenes a otras 42.
Había adoptado el nombre de “Carlos” cuando se convirtió en un militante del Frente Popular para la Liberación de Palestina. Al ser encontrada entre sus pertenencias, durante una requisa de la policía, al apartamento que ocupaba en Bayswater, West London la novela “Los días del Chacal” de Frederick Forsyth, el periódico británico The Guardian le regaló el pseudónimo por el que es más conocido, El Chacal.
En Francia, entre 1982 y 1983 hizo cuatro atentados con bombas que produjeron la muerte de 12 personas y heridas a más de un centenar. Esas acciones las ejecutó como una guerra privada en revancha por la captura de su amante Magdalena Kopp y de un cómplice en un vehículo lleno de explosivos. “Carlos” entonces hizo volar dos trenes, la estación de ferrocarriles de Marsella y una calle de París.
De acuerdo con el Ministerio del Interior francés, “Carlos”, asumió más de 52 alias diferentes registrados en más de cien pasaportes. El diario español El País  señaló que durante más de 20 años El Chacal “de incógnito saltó de país en país, de Yemen a Uganda, de Siria a Argelia, de la Libia de Gaddafi a la Rumania de Ceausescu, hasta que fue detenido una madrugada de agosto de 1994 mientras dormía en una urbanización a las afueras de Jartún (Sudán), vendido por las autoridades sudanesas al famoso superespía francés Philippe Rondot”. Desde entonces se encuentre en una prisión francesa condenado a cadena perpetua por el asesinato a sangre fría de dos inspectores de la policía franceses y a un antiguo asociado suyo de nacionalidad libanesa y terrorista también que Carlos consideró que le había traicionado.
Para Ilich Ramírez, poco importan los por él asesinados. Así lo dio a entender en una entrevista para el Times Online de Londres, cuando dijo: “No sé a cuentos he asesinado… He estado luchando desde los catorce años. Luchando, luchando. No podría contarlas. Menos de 100 en cualquier caso”. Muy fríamente declaró entonces: “No soy un sádico ni un masoquista. No disfruto del sufrimiento de otros. Cuando tuvimos que eliminarlos, fue en la forma más fría y simple, con el menor dolor posible”. No se arrepiente de las muertes ocasionadas directamente por él; a El País le dice: “El arrepentimiento ─ afirma ─ es un concepto religioso. Yo no digo que nunca haya pecado. Pero en la lucha militante revolucionaria, no. Uno es mujeriego, le gusta beber caña, ron, buen vino, y ahora que soy musulmán, no debería hacerlo: de hecho, no lo hago porque estoy preso”.
Entrevistado por El País, “Carlos” aseguró: “¡Ah, caballero! Yo a los 14 años, en enero de 1964, entré en las Juventudes Comunistas de Venezuela. Y hasta el día de hoy no he cambiado un pelo. Sigo siendo comunista. No soy un tipo dogmático, he estudiado, he conocido a gente importante en la dirección de países comunistas. Sigo fiel a los principios inmanentes leninistas: soy un comunista convencido y militante”.
Muy tranquilamente declara en esa entrevista: “Yo tengo el récord de operaciones ejecutadas por la resistencia palestina. No digo dirigidas o planificadas: ejecutadas. En persona. Nadie ejecutó más operaciones que yo. Y estoy orgulloso de ello. Y se me trata como a un chacal”. Nadie ejecutó más personas que él, se siente orgulloso de ello pero se moleta que le llamen Chacal.
Este es “Carlos”, el comunista Ilich Ramírez Sánchez, un verdadero asesino en serie, frío, calculador, efectivo; un hombre que no siente remordimientos; un verdadero canalla, tan canalla como los que les respaldan en el gobierno chavista. El Chacal venezolano.

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