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domingo, 28 de agosto de 2011

¡Bienvenido a la Florida, amigo Emilio!

Mario Julio Viera. Englewood, Florida.

Emilio Palacio en su nuevo hogar en Miami

Acabo de recibir un e mail de Emilio Palacio, el periodista ecuatoriano perseguido por el cesáreo Rafael Correa, ese que teme a la verdad dicha de frente como el diablo teme a la cruz.
En ese correo se recoge el mensaje de despedida a su pueblo, por el momento, que el valeroso periodista publica en internet: “Carta de Emilio Palacio a los ecuatorianos que creen en la verdad, la libertad y la solidaridad”.
Por la misiva redactada por el periodista nos enteramos que ha llegado a Miami, la ciudad de los exiliados de América Latina, la ciudad que le ha abierto los brazos acogedores a los oprimidos de Cuba, a los perseguidos en Venezuela, a los acosados en Ecuador.
Defender la verdad es el galardón de todo verdadero periodista. Defender la verdad, cuando la mentira se impone en la sociedad, es el gran deber de los patriotas. La mentira no puede prevalecer, puede regir por años, quizá por muchas décadas como ocurre en Cuba, pero final e inexorablemente será batida por los portadores de la verdad. La verdad nos hace libres en medio de los que se inclinan temerosos ante la mentira.
El exilio siempre es una dura carga; una carga que lleva el peso de la nostalgia, el peso de abrirse a una nueva vida en una cultura diferente, es el angustioso imperativo de continuar luchando con la palabra y con la verdad para clavar “Con furia de mano esclava / Sobre su oprobio al tirano
El periódico acosado por la furia de Rafael Correa, EL UNIVERSO en el que Palacio ocupara el cargo de editor de su página de opinión, reprodujo su epístola y una carta abierta de los empleados del diario dirigida al mandatario ecuatoriano. En esa carta se puede leer el sentir de los empleados del periódico: “En Compañía Anónima El Universo trabajamos personas de diferentes ideologías políticas y religiosas, bajo absoluta tolerancia, respeto y en libertad. Esto nos permite sostener con convicción el hecho de que las páginas de nuestro periódico se hayan constituido históricamente en vehículo para que se plasmen también, con un criterio pluralista, los pensamientos de muchas personas que han deseado expresar sus ideas”.
Y agregan en la misiva: “Esta nación crecerá por la eficiencia de sus instituciones públicas y privadas; por el trabajo de su gente; por la correcta conducción de sus gobernantes; por una justicia despolitizada y enfocada al cumplimiento de las leyes; por una fuerza pública capacitada y con recursos para combatir la delincuencia; por la protección de los derechos de sus habitantes; reconociendo que somos diferentes y en esa diversidad podemos complementarnos”.
Pero los pervertidos por las ideas del Socialismo del Siglo XXI, los embriagados de marxismo-leninismo se sienten dueños de la historia, establecen las diferencias pregonando la igualdad y rechazan la diversidad de opiniones y credos porque, para ellos, las únicas válidas son las opiniones que ellos mismos sustentan y que pretenden imponer como el dogma único de la sociedad. Tienen que ser barridos y arrojados al estercolero de la historia; solo de este modo será posible el principio de que en la diversidad se puede encontrar la complementación de alcanzar el progreso nacional.
Emilio Palacio es ahora un nuevo exiliado en Miami. ¡Bienvenido, pues, Emilio a la Florida!


Carta de Emilio Palacio a los ecuatorianos que creen en la verdad, la libertad y la solidaridad.

  Miami, 28 de agosto del 2011.

El miércoles abandoné, obligado, mi país.
Los últimos días la dictadura redobló de tal modo su persecución en mi contra que debí concluir que mi seguridad corre peligro.
La lista de descarados abusos más recientes me alertaron que debía tomar la decisión de hacerlo.
Me quisieron imponer como juez al amigo más íntimo del abogado del dictador. Me iniciaron un nuevo juicio penal por calificar de fascistas a los insultadores a sueldo de Rafael Correa. Un ministro cuyo nombre no recuerdo, amenazó con demandarme por "perjurio". La prensa gobiernista de derecha e izquierda redobló sus insultos.
Y por último, la amenaza del Fiscal de Correa, Galo Chiriboga, de forzarme a que diga el nombre del policía anónimo que me entregó el video acusador que difundí hace poco, sabiendo dicho funcionario que jamás se lo diré porque estoy obligado a proteger a mi fuente.
Habría que ser ciego para no comprender que me quieren tras las rejas antes de la audiencia de segunda instancia para quebrarme, doblegar mi moral e imponerme que pida perdón.
No descarto que en la audiencia de segunda instancia me reduzcan "magnánimamente" la sentencia, pero solo para luego someterme a dos o tres juicios más y encadenarme a las mazmorras correístas. Eso, si es que Chiriboga no ordena mi prisión antes.
En el futuro, las próximas generaciones nos preguntarán si alguien le opuso resistencia al delirante tirano que a principios del nuevo siglo quiso aplastar con su bota e insultos a Ecuador. Que nuestros hijos contesten orgullosos que sí, que Correa finalmente no triunfó porque hubo gente que se aferró a las libertades con uñas y dientes, aunque eso nos haya costado a algunos la cárcel o el destierro.
No es la primera vez que emigro. Joven, abandoné el país para volver diez años después. Ahora tengo canas. Mi pronunciación y mi oído para el inglés son deficientes. Pero saldré adelante porque tengo una familia que depende de mí.
Desde esta tierra amiga donde he buscado refugio, continuaré la lucha contra el tirano, utilizando como siempre el arma a la que más teme, la verdad de la palabra escrita.
¿Recuerdan La sociedad de los poetas muertos, con Robin Williams? Sentimientos como los que hoy me atraviesan habrán inspirado a Horacio cuando escribió su memorable Carpe diem (Aprovecha el día):

No pretendas saber, pues no está permitido,
el fin que a mí y a ti, Leucónoe,
nos tienen asignados los dioses,
ni consultes los números babilónicos.
Mejor será aceptar lo que venga,
ya sean muchos los inviernos que Júpiter
te conceda, o sea éste el último,
el que ahora hace que el mar Tirreno
rompa contra los opuestos cantiles.
No seas loca, filtra tus vinos
y adapta al breve espacio de tu vida
una esperanza larga.
Mientras hablamos, huye el tiempo envidioso.
Vive el día de hoy. Captúralo.
No fíes del incierto mañana.

Saludos,
Emilio Palacio

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