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viernes, 29 de julio de 2011

Huguito, ¡qué descarado eres!

Mario J. Viera

Después de haber estado engañando a los venezolanos con tu supuesto cáncer para ver si se conmovían y, noble como todo pueblo hispano, se solidarizaran contigo, ahora conviertes en tambor tu estómago y anuncias que no tienes cáncer de colon, que eres el vencedor sobre la muerte.
Desde el balcón de Miraflores te asomas sonriente para recibir el saludo de tus paniaguados que te felicitan por tu 57 aniversario. No se te ve agotado, sino pletórico. No se te nota efecto alguno de haber sufrido un tratamiento de quimioterapia; ¡estás entero! Tan entero que dices “Bueno, llegué a los 57 años, a la mitad de la vida porque estoy comenzando a vivir de nuevo, así que vienen 57 más” o sea, que aspiras a vivir 114 años. ¿Se te olvidó tu terrible enfermedad? ¡Allá el que se creyó tu cuento!
Después de modificar una frase de Pablo el Apóstol: “me consumiré gustosamente al servicio del pueblo sufriente” en lugar de “yo de buena gana gastaré todo lo que tengo, y aun a mí mismo me gastaré en bien de ustedes” (2 Cor. 12:15), afirmas desde tu balcón de gloria: Consumirse es acabarse y yo no me voy a consumir y mucho menos gustosamente” ¡Claro que no! Tú no estás dispuesto a “consumirte” a favor del bienestar de los venezolanos; no gastarás lo que tienes ni te gastarás en bien de nadie sino solo a favor tuyo y de tu familia.
Inspirado en las consignas de tu maestro y mentor Fidel Castro de recuperar lo perdido y avanzar mucho más gritas: “Lo voy a decir: viviré, viviremos viviendo, plenamente viviendo, gustosamente viviendo, en cuerpo, alma, nervio y espíritu juntos, al servicio de la patria viviente, de la patria viva”. El mesías resucitando de entre los muertos para sentarse a la derecha del Padre y juzgar a los vivos y a los muertos.
Y como mesías vencedor de la muerte, proclamas: “Siento que he renacido y me atrevo a invitarlos desde hoy a que celebremos dentro de diez años mis 67 (…) y me atrevo a más; desde ya los invito a que celebremos mis 77, el número de la suerte, el 28 de julio del 2031 (…). ¡Cuánto habremos construido de la patria socialista en veinte años!”
Y cantas y bailas en el balcón porque confías en los buenos resultados de la operación en Cuba, pero no la de tu cura del cáncer sino la del manejo de las tarjetas de identidad venezolanas que Cuba lleva a cabo con una empresa mexicana para garantizarte los votos espurios que te aseguren tu permanencia en el poder por 20 años más.
Aunque regreses pelón de tu próximo viaje a Cuba, perdóname, pero no me voy a tragar el cuento de tu enfermedad.

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