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miércoles, 6 de julio de 2011

En torno a la "Enmienda para revertir la flexibilización de viajes y remesas a Cuba” de Mario Díaz-Balart

Francisco Chaviano González
LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) –  Varios congresistas cubanoamericanos acaban de presentar una enmienda al programa del presidente Barack Obama sobre los viajes a Cuba, que implicaría un retorno al estatus de 2009, durante el gobierno Bush. Esta vuelta atrás está inspirada en el deseo de recortar las remesas que, supuestamente, benefician al gobierno cubano.

Es cierto que esas remesas son esquilmadas por el gobierno cubano, tanto que da la impresión de una confiscación perpetua del dinero de los exiliados cubanos. Si a esto se suma otras extorsiones, como el pago del permiso para viajar (tarjeta blanca), el pago mensual por el derecho a permanecer en el exterior de los cubanos que viajan de visita al extranjero y el costo abusador de los trámites para el que emigra; se hace evidente que el gobierno cubanos nos estafa de tal modo que el robo sería suficiente razón para justificar la actitud de los congresistas.

Pero, visto desde otro ángulo, esta enmienda propuesta por los congresistas perjudicará más al pueblo cubano que al gobierno de los Castro. Encarecería los  viajes que, como antes, los cubanos continuarán haciendo por terceros países; además de coartar el derecho de personas libres a viajar a donde y cuando deseen.

Durante más de medio siglo el gobierno totalitario de Cuba se ha mantenido a base de imposiciones y violaciones de derechos. Cada vez que se ha molestado con el vecino norteamericano la emprende con los cubanos. La prohibición de los contactos entre familiares, de la correspondencia, de las llamadas telefónicas, del envío de paquetes, son sólo algunos de la larga estela de abusos cometidos contra la familia cubana.

Los demócratas no podemos tomar la misma actitud de los verdugos y es preciso combatir la represión con aperturas. No hablo de aperturas tontas, sino acompañadas de fuertes reclamos para que se ponga fin a todos los abusos, de emplazar al gobierno de Cuba en Naciones Unidas y todos los foros internacionales, con una campaña perpetua. Reclamar el derecho de los cubanos a viajar sin exclusión y en ambos sentido. Promover fondos de apoyo a la oposición interna como un modo de presionar para que sea legalizada. También es preciso neutralizar el trabajo de los servicios de inteligencia cubanos, porque han penetrado los programas para promover la democracia en Cuba.

Es eso lo que necesitamos que hagan nuestros congresistas y compatriotas del exilio. Es preciso que el pueblo de la Isla vea en Norteamérica, en el exilio y la oposición una alternativa viable. Cambiemos de táctica, aprestemos las velas del bien para combatir el mal.

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