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miércoles, 22 de junio de 2011

“Roma compra a los traidores pero los desprecia”. El triste final del agente “Enrique” Parte II

Orrio con Fidel Castro. Foto publicada en su propio blog
Manuel David Orrio, la irrentabilidad de la delación (Segunda parte)
Noticias RADIO MARTI

"Como disidente me gustaba más. Me sentía identificada con él. Pensaba que, al menos, había alguien capaz de enfrentar al gobierno, alguien que se atrevía a decir lo que sucedía en Cuba".

"Me enorgullecía haber estado detenida junto a él y haber desafiado a la policía, y decirle, “no me voy de aquí hasta que lo suelten”. Pero cuando supe que era un delator, me sentí traicionada".

Regla Suárez habla con desenfado. No parece odiar. A veces ríe. Su recuerdo fluye, más bien, salpicado por un tono de sorna. Quizás le parezca que todo aquello era una comedia mal ejecutada, aunque para muchas mujeres que devinieron Damas de Blanco, haya sido una tragedia que se extendió por muchos años.

"Cuando conocí a David ya él estaba involucrado en esa historia, y yo creía que era un periodista, un opositor. Empecé a sospechar cuando ciertos desconocidos lo visitaban a altas horas de la noche o llamaban por teléfono y preguntaban por “un tal Miguel”,  estuve muy cerca de descubrir quién era realmente".

"Un día le dije a David que ese hombre que lo visitaba furtiva, extrañamente, me parecía policía. El lo negó. Pero de repente, el hombre dejó de visitarlo. Mi olfato no me traicionó al final".

"En medio de la barahúnda de marzo de 2003, llegué a mi trabajo consciente de que David era de la Seguridad del Estado. Estaba convencida. Yo vivía cerca de Raúl (Rivero) y ya lo habían arrestado. Me preguntaba, cómo era posible que él estuviera suelto todavía".

"Ese día nunca se me olvida. Veníamos del mercado de Carlos III y yo estaba muy asustada. No se me apartaba del pensamiento lo que pudiera pasar, sobre todo por la mamá de él. Inclusive, él me había dicho que ese día podría ser el último en que cenaríamos juntos. Eso me fastidia. Pasé ratos muy malos. Nunca se me va a olvidar. Aunque pasen cien años lo voy a llevar conmigo. Ya todos estaban presos".

"Días después comenzaron los juicios. El 4 de abril, después de una de las vistas orales -de Manuel Vázquez Portal, Julio César Gálvez, Jorge Olivera y Edel García- (David me había dicho que iría a Güines –un pueblo en las afueras de La Habana- para ver cómo andaban las cosas, cuando en realidad había asistido al juicio como testigo de la fiscalía), un oficial de la Seguridad del estado fue a buscarme a mi trabajo".

-Espero que vengas a decirme dos cosas; una, que te llevas a David preso 20 años, o que David es de la Seguridad del Estado- ha contado Regla que le dijo al oficial aquella tarde.
Continuará…

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