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lunes, 2 de mayo de 2011

Desconsuelo en Cuba por la familia Gadafi.

Mario J. Viera.
Véase que palabras emplea el comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores Cuba para “condenar” el ataque contra uno de los palacios del déspota libio en el que perdiera la vida el hijo menor de Gadafi y tres de sus nietos. “Brutal asesinato” así denomina el bombardeo de la OTAN sobre Trípoli en la que se produjeron esas muertes.
Según el comunicado el hijo de Gadafi se encontraba, no en la residencia de Gadafi, sino en una no determinada “vivienda familiar”.
Es lamentable cualquier muerte y más si se trata de niños como es el caso de los nietos de Gadafi; lo repugnante es que el gobierno de Raúl Castro vocifere contra la acción militar que le quitó la vida al menor de los hijos de Gadafi y nunca haya levantado su voz en condena a los ataques del ejército de Gadafi contra civiles indefensos, y denunciado el bombardeo indiscriminado sobre las ciudades sublevadas llevados a cabo por las fuerzas leales al régimen libio.
El Ministerio de Relaciones Internacionales no ha dicho nada en contra de los cientos de civiles asesinados “brutalmente” por los ataques de Gadafi.
La nota, por supuesto tiene que rendirle culto a la momia viviente de Fidel Castro extendiendo hacia la esfera internacional el culto a su personalidad: “Los hechos han confirmado las tempranas advertencias del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, sobre una intervención militar de la OTAN en Libia”.
Finalmente la nota cierra con una sínica expresión de “su más profundo rechazo a los ataques indiscriminados de que es objeto el pueblo libio”. Ahora sí, rechaza los ataques indiscriminados contra el pueblo libio, pero confunde al régimen de Gadafi con todo el pueblo, como si las fuerzas del régimen nutridas con numerosos elementos mercenarios que lanzaban ataques indiscriminados contra la población civil se trataran del pueblo libio.
Los déspotas pueden en ocasiones discrepar entre ellos, pero se unen cuando alguno se encuentra en peligro de ser derrocado por su propia población cansada de los abusos del poder y ansiosa de gozar la libertad que se le arrancara.
Hipócrita la nota oficial del gobierno de Castro y ejemplo de que para el castrismo las dictaduras de corte socialista cuentan con todo su apoyo moral, aunque esas dictaduras como la suya propia, parasiten al cuerpo vivo de la nación.

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