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sábado, 9 de abril de 2011

Sobre el Perú: un artículo de opinión en El Nuevo Herald.

Una breves notas de introducción
No hay dudas que la América Latina observa con curiosidad la campaña en pos de la presidencia del país andino. Se han emitido opiniones y se han adelantado predicciones. Las encuestas se han mostrado oscilantes en torno a quien o quienes tienen las mayores posibilidades de ir a una segunda vuelta.
Hay expectativas en cuanto a las posibilidades de Keiko Fujimori y Ollanta Humala, ambos considerados por Mario Vargas Llosa como una elección “entre el cáncer y el sida”.
La pregunta en el aire es ¿después de los resultados electorales continuará el Perú en la línea político-económica que ha estado siguiendo o se volcará hacia el socialismo del siglo XXI que auspicia Hugo Chávez?
El ex presidente Alejandro Toledo al cerrar su campaña electoral se mostró confiado. “Quiero decirte esta noche ─ le dijo a sus simpatizantes ─, el domingo 10 vamos a ganar, ¡carajo!” para luego advertir al electorado: “El Perú está en tus manos, no lo pongas en riesgo. Vota por un cambio con experiencia”
Pedro Pablo Kuczynski cerró su mitin de clausura diciendo: “Mientras aquí estamos diciendo cómo será nuestro programa, en otras plazas de Lima hablan de nosotros, nos piden la renuncia, les digo no… Fuera los padrinos que dicen que renuncie. Mi candidatura será la que gane”.
PPK había dicho refiriéndose a Humala “No es un buen principio que un presidente de la República tenga a un hermano preso” aludiendo a Antauro Humala, preso en Piedras Gordas acusado de las muertes en el “Andahuaylazo”.
Otros han hecho observar que Keiko Fujimori si ganara la presidencia dictaría un indulto para su padre Alberto Fujimori.
Humala en cambio agradeció a los “viejos soldados” de la Ciudad Blanca y de “los pueblos del sur” que lo apoyaron en el levantamiento de Locumba, en Tacna, llevado a cabo el 29 de octubre del año 2000.
Este domingo se conocerá cuáles de los candidatos irán a segunda vuelta. Hoy el futuro del Perú es una incógnita.


Elecciones en Perú
Adolfo Rivero Caro
Perú es un país de enorme importancia en América Latina. Pese a la difícil situación internacional, ha conseguido un crecimiento anual de casi 7 por ciento en los últimos cinco años. Se ha facilitado la formación de negocios y se han flexibilizado las regulaciones laborales.

Perú ha emergido de la inestabilidad política de mediados del siglo XX. El ex presidente Alberto Fujimori (1990- 2000) ha sido convicto y encarcelado tras una década de gobierno autocrático durante la que se desarrollaron victoriosas campañas contra Sendero Luminoso y otros grupos insurgentes. El presidente Alan García ha ganado una reputación como la alternativa pro capitalista a Hugo Chávez. Ha mantenido la tendencia hacia el liberalismo económico, la liberalización del gobierno y la estabilidad fiscal y monetaria. Ha aumentado la flexibilidad en el mercado laboral.

Perú tiene importantes recursos naturales. Más del 40 por ciento de la población vive por debajo del nivel de pobreza pero el crecimiento económico supera al promedio latinoamericano.

Debilidades institucionales por debajo del nivel mundial incluyen débil protección a los derechos de propiedad, un sistema judicial ineficiente y falta de voluntad política para confrontar la corrupción.

En las elecciones del domingo competirán el ex presidente Alejandro Toledo, el ex alcalde de Lima, Luis Castañeda, la congresista Keiko Fujimori (hija del ex presidente Alberto Fujimori) y el economista Pedro Pablo Kuczynski. Todos coinciden en lo esencial de profundizar el modelo económico liberal y privilegiar las inversiones extranjeras. Solamente Ollanta Humala ha mantenido un discurso populista y la voluntad de retroceder a políticas socialistas. Tiene simpatías en la parte sur del país, la más atrasada. En ese sentido, es importante comprender que es simplemente imposible conseguir un desarrollo general y simultáneo. Un desarrollo general sólo es posible como resultado de la suma de progresos parciales y, como consecuencia, un fenómeno a largo plazo.

Curiosamente, los sondeos que al principio dominaban Toledo y Castañeda, apoyándose en sus exitosas gestiones (estatal y municipal) han dado la vuelta y ahora entre los candidatos con mayores posibilidades de pasar a una segunda vuelta están los que también despiertan mayor rechazo, Ollanta Humala y Keiko Fujimori, una opción que según Mario Vargas Llosa sería ¨entre el cáncer y el sida¨. Vargas Llosa, por cierto, votará por Toledo.

Recientemente, Humala ha aparecido con un rosario en la campaña del cardenal Luis Ciprani, arzobispo de Lima. ¿Ha cambiado Humala? Una muy buena campaña diseñada por los asesores brasileños, que Humala ha asumido disciplinadamente, ha cambiado su imagen y le ha permitido llegar a donde está. Le ayudó mucho también el hecho de que nadie creía que levantaría y, por tanto, nadie se ocupó de él. Hasta ahora.

Obviamente, sigue siendo el mismo y solo ha disfrazado sus intenciones para ganar la elección y hacerse del poder. Una entrevista realizada a Hugo Chávez en 1998, antes de las elecciones que ganó, ha vuelto a difundirse en estos días. Es ilustrativa de cómo el comandante venezolano mintió descaradamente a los ingenuos electores de su país. Allí Chávez, con corbata, sonriente y amable, promete no quedarse en el poder ni un día más, incluso irse antes de cumplir cinco años; no estatizar empresas; favorecer la inversión privada; respetar la libertad de prensa y no tocar los medios de comunicación. Todo era mentira y ha hecho lo contrario de lo que prometió.

Humala parece ahora el vivo retrato de Chávez. Ha cambiado el polo rojo por el traje y la corbata, visita al Cardenal, dice que es católico conservador, que no estatizará y que respetará la democracia. Sería ridículo creerle.

Algunos dicen, “Humala no ha cambiado, pero si gana, no podría imponer una dictadura socialista, no tendrá mayoría en el Congreso ni fuerza para hacerlo”.

¡Por favor! ¿Acaso Chávez, o Evo Morales, o Fujimori tuvieron mayoría al comienzo?

Hoy día el Estado peruano está boyante, la economía crece, hay más de 40 mil millones de dólares en reservas, etc. Humala aumentaría desmesuradamente los impuestos a las empresas y tendría una caja fiscal descomunal. Su popularidad crecería y, en esas condiciones, convocaría a una Asamblea Constituyente con el pretexto de cambiar la Constitución “neoliberal”, pero con el objetivo de introducir la reelección inmediata.

De allí a controlar todos los poderes del Estado –Congreso, Poder Judicial, Tribunal Constitucional, etc.– hay un pequeño paso. Y el siguiente, controlar los medios de comunicación, establecería prácticamente la nueva dictadura. Esperemos que el pueblo peruano lo comprenda y rechace esa opción suicida.

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