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martes, 19 de abril de 2011

Por las mismas sendas del viejo partido de la Unión Soviética (PCUS)

Mario J. Viera. 



Por muchos años el que fuera decadente Partido Comunista de la Unión Soviética su máxima dirigencia estuvo en manos de líderes de la tercera edad. Luego de la destitución de Nikita Jrushchov. Asumió la dirección del PCUS Leonid Ilich Brézhnev desde 1964 hasta 1982 cuando contaba 75 años de edad, tras su fallecimiento le sucedió en el cargo Yuri Andrópov, un hombre de 68 años de edad ejerciendo como Secretario General desde 1982 hasta 1984; Konstantín Chernenko a la edad de 73 años asumió la máxima representación del PCUS durante apenas un año.
Ahora el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC) eligió a la máxima dirección de su Comité Central a Raúl Castro de 79 años de edad como Primer Secretario y al achacoso Machado Ventura de 80 años como su Segundo Secretario. A este par de ancianos, herederos del régimen del también anciano Fidel Castro, les corresponde, arrastrando sus dolores reumáticos, el carro de las “reformas” aprobadas por el cónclave partidista.
La mente anquilosada de estos dirigentes comunistas solo puede inferir resabios del más represivo carácter. Algo similar a lo ocurrido en la Unión Soviética tras la destitución de Jruschov. Con este, se había iniciado el periodo de desestalinización, con la llegada de Brézhnev se volvió al pasado estalinista y se agravó con sus sucesores Andrópov y Chernenko.
Reformas que beneficien al pueblo no se producirán durante el gobierno de estos dos ortodoxísimos dirigentes. Su objetivo es continuar en el poder por el tiempo que dure, ya cada día menor, de su existencia biológica. El desgaste de la senectud se hará presente en estos representantes de “la vanguardia organizada del pueblo” a lo largo del próximo quinquenio. Ellos serán el último estertor del poder absoluto del PCC. Cuando llegue su muerte, algo que no tardará en llegar, se producirá la debacle, la pugna por el poder entre los diferentes grupos de intereses dentro del Comité Central, las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior si antes no estalla ante el debilitamiento mental y físico de la máxima dirigencia.
El PCC emprende las mismas sendas por las que transitó el PCUS, tal vez, ya dentro del seno de la nomenclatura se encuentra, esperando su oportunidad, el Gorbachov cubano.

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