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jueves, 28 de abril de 2011

El VI Congreso y el socialismo irreversible

Pedro Roig. EL NUEVO HERALD.
La arteriosclerosis se aferró al poder. La intolerancia visceral de un socialismo “irreversible”, junto a la aplastante presencia de la cúpula militar y la ausencia del relevo generacional, enmarcaron el VI congreso del PCC

No es difícil llegar a entender que el discurso de la revolución lleva 50 años manipulando sueños en un delirante frenesí de promesas incumplidas. Fidel Castro, el anciano dictador marxista, apareció brevemente en el VI Congreso del PCC, luciendo muy frágil, sin hablar, levantando el puño de su hermano Raúl, confirmado como Primer Secretario del Partido, rodeados de los 15 miembros del Buró Político en el cual la mitad son generales que transitan entre los 72 y los 83 años de edad. El propio Fidel, que tiene 84 años, se mostró débil y con dificultad al caminar, pero quedó claro que a pesar de su precaria salud, se está muriendo con una pasmosa lentitud, lo que para algunos analistas dificulta la gestión de Raúl Castro.

A medio siglo del fracaso de la Revolución, el VI Congreso concluyó con un incoherente informe en el que entre señales contradictorias de proyectos quinquenales para establecer créditos bancarios, descentralizar la economía de Estado, contratos comerciales para la solución de conflictos, derecho a la propiedad de viviendas y la compra y venta de autos, pero al final se impuso la línea dura del decrépito socialismo marxista.

La arteriosclerosis se aferró al poder. La intolerancia visceral de un socialismo “irreversible”, junto a la aplastante presencia de la cúpula militar y la ausencia del relevo generacional, enmarcaron el VI congreso del PCC que concluyó con los delegados cantando la Internacional comunista en cuyas estrofas se menciona a los “pobres del mundo y a los esclavos sin pan”. Conceptos aplicables a la Cuba socialista, que en estos 50 años ha pasado a ser uno de los pueblos más pobres del mundo sin derecho a las libertades ciudadanas. Tal vez este fue el momento más lúcido del congreso.

Con la presencia de una alta dosis de senilidad, el Buró Político solo admitió 3 nuevos miembros y confirmó a José Ramón Machado Ventura, de 80 años, el más duro de los dogmáticos, como segundo secretario del todopoderoso PCC, con el respaldo de los generales de línea dura, entre ellos Ramiro Valdés, otro veterano de la Sierra Maestra. Machado Ventura se niega a abandonar el modelo marxista-leninista y, al igual que Fidel Castro, solo admite concesiones económicas de carácter superficial y cosmético. Ya no hay lugar a dudas. La Vieja Guardia revolucionaria se quedó al mando del gobierno cubano. Algo parecido al control socialista del Parque Jurásico.

En su informe al VI Congreso, Raúl Castro también hizo referencia a su compromiso marxista-leninista, calificando los Lineamientos como la forma de “actualizar el modelo económico y social con el objetivo de garantizar la irreversibilidad del socialismo”. Reafirmando de línea dura del dogma, Raúl Castro invocó la memoria de Lenin señalando: “Existen conceptos muy bien definidos y que en esencia conservan plena validez desde que Lenin los formuló hace ya casi 100 años, los cuales deben ser nuevamente retomados”. ¿Cómo se puede generar prosperidad y salir de la miseria en que está sumida la nación cubana insistiendo en la continuidad y la irreversibilidad del socialismo? Es sencillamente imposible.

Sobre el relevo generacional, Raúl Castro aseguró que la revolución no cuenta “con una reserva de sustitutos preparados”. Este pesimismo nos recuerda el caso del general Arnaldo Ochoa, que provocó el llamado proceso “rectificación de errores”. A raíz del fusilamiento del general Ochoa, Fidel Castro se mostró preocupado con el evidente fracaso de las escuelas de capacitación de los nuevos líderes socialistas. Y todo sigue igual. Cincuenta años de revolución y aún no se cuenta “con una reserva de sustitutos preparados”.

Hace pocos meses Carlos Lage, Fernando Ramírez de Estenoz y Felipe Pérez Roque, tres jóvenes promesas de la revolución, fueron eliminados de la línea de sucesión. Sin embargo, Raúl Castro ha encontrado seguridad en sus yernos Lázaro Expósito Canto, secretario del Partido en Santiago de Cuba, y Luis Alberto Rodríguez López Calleja, jefe del grupo empresarial de las Fuerzas Armadas. Así van las cosas en la Cuba del socialismo “irreversible”. La buena noticia del VI Congreso es que prometieron no quedarse en el poder un minuto más de 10 años.

Asesor principal del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos de la Universidad de Miami.

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