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martes, 5 de abril de 2011

El socialismo destruye todo lo que toca.

Mario J. Viera
Johnson Delgado. COPEI

Conozco poco sobre Johnson Delgado, aparte de ser un constante crítico de la gestión chavista, de que es denominado “golpista” por el oficialismo y de que es presidente del Partido Social Cristiano (Copei) de Táchira. No conozco cuales pueden ser las virtudes que le adornan ni cuáles sus defectos. Sin embargo, sí, coincido, a la luz de mi experiencia como cubano, con lo que afirmara al decir que el socialismo destruye todo lo que toca.
Hablando en una rueda de prensa Delgado acusando al gobierno de Chávez por la política de expropiaciones que solo han servido para destruir la población, afirmó: “no se trata de simplemente un eslogan político, sino que es una realidad inocultable históricamente: el socialismo destruye todo lo que toca. El Gobierno comunista del Presidente Hugo Chávez desde 2007 está estableciendo un modelo socialista cuya base es la propiedad social manejada en teoría, por las comunidades, pero el avance de ese sistema se ha logrado más por expropiaciones que por la constitución de un tejido de empresas de producción social".
La verdad de esa afirmación la viven todos los venezolanos “cada vez que se va la luz o que vamos al mercado y no encontramos un producto que nunca faltaba en los estantes del país".
Johnson Delgado ha expresado en otra oportunidad que el 90% de las empresas expropiadas no habían presentado saldos positivos y ejemplificó con el caso de la empresa  de capital español “agroisleña” que contaba con 280 oficinas en todo el país y generaba empleo para 3 mil trabajadores rebautizada “Agropatria” debiera llamarse “agroestante”, porque cuando alguien acude a comprar fertilizantes lo que encuentra son estantes vacíos y, lo poco que hay, se vende bajo estricto racionamiento.
El ejemplo más significativo de lo que significa el socialismo es Cuba. Cuba poseía una agricultura privada que satisfacía prácticamente todas las necesidades del mercado con escasa importación de alimentos. Con la implementación de las leyes de reforma agraria y las masivas expropiaciones de tierras privadas comenzó la decadencia del agro cubano. Los suelos sufrieron una profunda degradación y las producciones decayeron bajo los auspicios de una burocrática administración que se interesaban solo en cumplir los planes aun exagerándoles o falsificándoles.
La producción industrial cayó significativamente y elevados índices de irrentabilidad.
La industria azucarera otrora orgullo nacional fue mermando hasta la ruina. Cuba principal exportador mundial de azúcar se convirtió en importador de azúcar.
Se estableció un riguroso sistema de racionamiento de los productos esenciales.
La generación de electricidad no era capaz de cubrir las necesidades de energía, produciéndose prolongados apagones en las ciudades.
La unidad monetaria del país, el peso que antes estaba equiparado al dólar se desvalorizó hasta el punto de convertirse en papel de escaso o ningún valor de intercambio.
La Habana, una de las capitales más hermosas del Caribe fue decayendo por falta de mantenimiento. Ruina de su sistema de alcantarillado y acueductos. Las edificaciones urbanas comenzaron a convertirse en ruinas a la vez que se incrementaba el déficit habitacional. El transporte público se convirtió en una pesadilla para el cubano.
Se incrementó la prostitución como medio de subsistencia. Muchas jovencitas, menores de edad comenzaron a ejercer la prostitución al servicio del turismo internacional. Creció la tasa de delincuencia hasta niveles nunca antes conocidos en el país.
Para justificar su fracaso, el gobierno se excusaba con los efectos del embargo comercial de Estados Unidos aunque dilapidaba toda la ayuda y asistencia económica que le brindaba la desaparecida Unión Soviética. La deuda externa creció meteóricamente.
Tal vez no conozca mucho sobre Johnson Delgado pero sé que en ese punto no se equivoca, sé que hace bien en alertar a los venezolanos de lo que significa el Socialismo del siglo XXI que es la misma basura que el socialismo del siglo XX. Tiene toda la razón cuando dijo que el socialismo destruye todo, desde la economía hasta la dignidad del ciudadano.


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