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jueves, 20 de enero de 2011

WIKILEAKS-CUBA-BRASIL

DIARIO EL MUNDO.es
Luis Tejero (Corresponsal) | Río de Janeiro
Brasil considera que el régimen de los Castro 'no se sostiene', según WikiLeaks


El Gobierno del ex presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva hablaba de dos Cubas diferentes en público y en privado. Habitualmente favorable respecto al régimen de los hermanos Castro en sus declaraciones ante la prensa, el Ejecutivo endurecía el tono al abordar la cuestión lejos de las cámaras. Así lo demuestran los telegramas del Departamento de Estado de EEUU filtrados a WikiLeaks, según los cuales el gigante sudamericano expresó a Washington su preocupación por la fragilidad económica de la isla y por el proceso de sucesión.

La diplomacia brasileña transmitió sus impresiones sobre el futuro de Cuba durante una reunión mantenida por el asesor especial de la Presidencia para Asuntos Internacionales, Marco Aurelio Garcia, con el entonces embajador Clifford Sobel y los subsecretarios de Estado William Burns y Thomas Shannon.

"En los últimos 40 años, Cuba ha tenido un sistema fundado sobre una única figura carismática. Eso no es sostenible", afirmó entonces Garcia, quien mantiene su cargo en el nuevo Gobierno de Dilma Rousseff.

El encuentro ocurrió en Brasilia en 2007, un año después de que Fidel Castro pasara el testigo a su hermano Raúl por problemas de salud, según informa 'Folha de S. Paulo', uno de los periódicos con acceso a los telegramas de WikiLeaks antes de su publicación en Internet.

El modelo chino
El asesor de Lula y Dilma criticó ante los representantes estadounidenses la falta de una "vocación económica" en el régimen castrista. En su opinión, el país caribeño "no ha sido capaz de insertar su industria de turismo y su capacidad médica en una estrategia de productividad", lo que hace inviable el modelo.

Garcia manifestó la disposición de Brasil para ayudar a Cuba, siempre que sean los propios cubanos quienes "definan qué camino quieren seguir". En ese sentido, expresó también sus dudas de que la isla pueda vivir una transformación similar a la de China, que mezcla la apertura económica con una férrea centralización del poder político. "China es una civilización, Cuba no. No tienen paciencia, recursos u organización para seguir el modelo chino", agregó.

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